Profesor: Mario Elkin Ramírez
Estudiante: Andrea Gómez Vásquez
Luego de un paro de mes y medio, tuvimos un reencuentro con nuestro profesor y compañeros, en el cual el profesor nos dio un gran aporte sobre el amor visto desde el psicoanálisis. Nos habla sobre Josef Breuer, un médico neurólogo que trabajaba con enfermedades nerviosas, este amigo de Freud tuvo una paciente en Viena llamada Bertha Pappenheim, Breuer le relata a Freud una problemática que surgió a partir de unas sesiones con la paciente que se le estaban saliendo de las manos.
El profesor nos contextualiza dándonos datos interesantes sobre la época, nos habla de una revolución cultural en la cual hay muchas ideas rondando en la mente de grandes pensadores. Cuando Josef, hipnotiza a Bertha ella se abre a él, se siente escuchada, por lo cual se ve una mejoría momentánea en su tratamiento, ella se convierte en una paciente con visitas frecuentes, gracias a esto se empezó a rumorar que había un vínculo mucho más íntimo que profesional, esto lleva a que Breuer tome la decisión de acabar con el tratamiento, pero cuando se lo comunica a ella, esta le dice que está “embarazada y el hijo es suyo”, lo cual deja en evidencia que Bertha tiene un serio problema de embarazo histérico, teniendo en cuanta que el psicoanalista nunca tuvo contacto carnal con ella; su barriga empezó a crecer pero ningún niño salió de ella, por ser tan bochornosa la situación este se ve obligado a buscar ayuda en Freud, el cual comienza un análisis riguroso sobre el tema, una de las conclusiones a las que llegó fue que en toda terapia de psicoanálisis es viable la posibilidad de que el paciente se enamore del médico, ya que siente la confianza de contarle sus confidencias, Freud lo traducía como una resistencia al tratamiento y descubre que estos sentimientos se transfieren sobre la persona del analista y Breuer fue objeto de una “transferencia” por parte de Bertha, ella mejoraba o empeoraba de acuerdo a su presencia.
Nos dice que para entender esto primero debemos hablar sobre el amor, en el cual hay dos sujetos, el amado y el amante. El amante es aquel que en una relación normal se sitúa frente al amado de forma sumisa, humilde, mientras el amado somete a juicio la postura del amante. Nos habla de que existe el yo y el libido del yo, cuando se ama se transfiere ese libido al amado, entre más se ama al otro, menos se ama a sí mismo, está en la potestad del amado responder de la misma manera, el amor funciona solo cuando hay reciprocidad y simetría.
Durante la clase mientras el profesor explicaba esto, se podía ver en la cara de los compañeros que su idea del amor estaba algo sesgada con la que él exponía, ya que él decía que “el amor tiene estructura de engaño”, las personas se anticipan a lo que el otro disfruta para agradarle.
Nos explica que en las terapias psicoanalíticas puede haber una transferencia en la cual se trata de recuperar algo perdido, Freud se da cuenta entonces que los primeros objetos de amor son los padres, la madre descifra el sentido del niño, ya que siente afecto hacía él y desea que viva, crezca, sienta placeres etc. Por lo tanto el niño desarrolla igualmente afecto hacía los padres ya que lo cuidan, lo alimentan, lo protegen; el analista entonces se convierte en un padre o una madre sustitutos, un amor sustituido, este amor es inevitable y quién tiene que estar preparado para lidiar con esto es el analista.
Cuando amamos tratamos de encontrar algo perdido y esto se da únicamente en los humanos, la sexualidad humana es una disposición permanente, por lo que el humano trabaja por medio de pulsiones, existe una llamada pulsión sexual la cual va apoyada en la Pulsión de vida, cuyo objeto es la autoconservación del individuo pero el fin, como en los animales no siempre es el apareamiento, sino también una búsqueda de diversidad de cosas, lo que hace que existan varios tipos de tendencias sexuales como homosexualidad, bisexualidad, transexualidad, esto se debe a que el humano funciona por pulsión no por instinto sexual, como podría darse en los animales, a su vez existen también varios tipos de perversiones como necrofilia, pedofilia, zoofilia, voyerismo etc. Estas nos hablan de que ha habido una desviación del objeto o de la pulsión.
El profesor nos habló también sobre varias fases en las pulsiones Fase oral: La zona erógena casi exclusiva es la boca, Fase anal: Debido al desarrollo del control de los esfínteres anales, en esta fase también puede que el o la infante experimenten sensaciones placenteras al poder tener un cierto primer control de su cuerpo, el de poder retener o expulsar los excrementos; existe entonces otra pulsión la cual es la pulsión de muerte, que nos impulsa a lo peor, a una finalidad de nuestra vida, por desviaciones como fumar, drogarse, exponerse.
El primer objeto sexual es el seno, que da la primera satisfacción oral, luego de perder este primer objeto que es el seno el niño busca reemplazo en otros objetos, el beso tiene una función sexual una fijación oral que parte de ahí, el fumar, beber son satisfacciones orales de igual forma. Comenta que el objeto del deseo es entonces un objeto perdido que el sujeto buscará eternamente reencontrar, existe también un objeto pulsional, definido como el medio mediante el cual la pulsión alcanza su meta, es decir, su satisfacción, Se puede pensar entonces que en la satisfacción pulsional hay una búsqueda de la recuperación de ese objeto de deseo perdido. El profesor afirma que la clave del amor es: Hay que saber leer en el otro ese objeto perdido que lo marco. Enuncia ya para finalizar que en el momento de amar se pone en el otro lo que se quiere ver, se idealiza al objeto de amor.