RELATORÍA

Medellín, febrero 20 de 2015, Hora: 6:00 pm – 8:30 pm

Tema: Lo inconsciente[1]

Profesor: Mario Elkin Ramírez

Relatoría a cargo de: Jonathan Ospina

MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN PSICOANALÍTICA, DEPARTAMENTO DE PSICOANÁLISIS. UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

 

  1. 1.    Lectura de la relatoría correspondiente a la sesión de trabajo anterior

 

Se presenta un recuento de las principales ideas expuestas por el docente con el objetivo de contextualizar e introducir el asunto de lo inconsciente en la obra de Freud como tema inaugural del seminario.

Así se destaca la Primera Guerra Mundial, y la subsecuente agitación política, económica y social, como telón de fondo sobre el cual se hacen públicos los estudios metapsicológicos de Freud. En medio de una situación de precariedad y regulaciones extremas Freud permanece fiel a sus objetivos y dispuesto a no abandonar su producción intelectual, por lo que es precisamente durante este período que logra consolidar su propuesta metapsicológica y desarrollar con mayor profundidad ciertos conceptos sobre los cuales habrá de cimentarse la teoría psicoanalítica, a saber, lo inconsciente, la pulsión, la represión, entre otros.

La aparición del texto Lo inconsciente marca un paradigma en la manera de concebir las diferentes dimensiones y funcionamiento del aparato psíquico, puesto que ahora Freud determina que los procesos psíquicos necesariamente deben ser ubicados en términos tópicos, dinámicos y económicos. Adicionalmente, decide abandonar el uso de la acepción subconsciente pues esta refiere, más bien, a aquello que se encuentra debajo de la consciencia. En vista de lo anterior, se consolida el término inconsciente para designar aquello que es contrario, se opone a la consciencia y funciona bajo procesos diferentes.

Mediante este nuevo trabajo Freud amplia y complementa algunos de sus desarrollos teóricos más importantes, pues ahora va más allá de la concepción de inconsciente presentada en la interpretación de los sueños[2] y propone comprenderlo, no solamente como una instancia psíquica, sino también como nueva cualidad de lo psíquico, es decir, como adjetivo.

  1. 2.    Presentación de texto, Justificación del concepto de lo inconsciente

 

Seguidamente tiene lugar la presentación del primer capítulo de Lo inconsciente a cargo de una de las asistentes al seminario, texto programado como guía para la sesión de trabajo.

Como punto de partida se reconoce la importancia de los trabajos metapsicológicos de Freud para establecer los pilares fundamentales de la teoría psicoanalítica. Durante este primer capítulo los intereses de Freud parecen estar abocados a afrontar las críticas a su teoría y a justificar la importancia de lo inconsciente dentro de la vida psíquica.

Las leyes lógicas y temporales que suelen regir la vida consciente parecen no operar de la misma manera en los procesos inconscientes, siendo además insuficientes para entender fenómenos psíquicos particulares, tales como, los lapsus, los actos fallidos y los síntomas neuróticos, entre otros.

El reconocimiento de una vida psíquica inconsciente le permite a Freud avanzar en la comprensión de los distintos fenómenos, tanto de la vida cotidiana como sintomáticos, que no pueden ser articulados como procesos conscientes. De igual manera, a través de tales avances teóricos es posible el desarrollo de un método de intervención clínica que permita diezmar los efectos sintomáticos que los contenidos reprimidos suelen expresar en la vida consciente de los sujetos.

  1. 3.    Discusiones

 

Los siguientes son algunos de los puntos de discusión más relevantes surgidos con relación a la relatoría y a la presentación del texto:

  • Fue planteada la necesidad de ampliar la noción de ser y no ser dentro del inconsciente. A este respecto se dice que no existen ni la contradicción ni la negación en el inconsciente, de ahí que una representación pueda ser algo y al mismo tiempo ser lo contrario
  • Se propone pensar un poco más la relación entre los procesos de percepción y la actividad psíquica consciente. La consciencia no se compone únicamente de elementos perceptivos, puesto que de ella también hacen parte procesos de características diversas, tales como, los pensamientos la actividad motriz, y las decisiones. Se añade además que para Freud los contenidos inconscientes tienen las mismas categorías y pueden ser estudiados de la misma forma que los contenidos conscientes, por tanto los pensamientos, las decisiones, las aspiraciones o las representaciones no deben ser atribuidas exclusivamente a la consciencia.
  • Se dice que quizás existe una dificultad para comprender tales asuntos, debido a que las ideas expresadas por Freud en este primer capítulo no resulta muy clara a la hora de distinguir lo inconsciente de lo preconsciente. Algunos asistentes adhieren a esta posición, mientras otros opinan que sí existe claridad en los desarrollos hechos por Freud.
  • Por otra parte, queda en duda las influencias que pudo haber tenido Freud a la hora de plantear su modelo del aparato psíquico, particularmente sobre la naturaleza de los contenidos inconscientes más allá del proceso de la represión, pues es él mismo quien denuncia la existencia de elementos inconscientes arcaicos y no reprimidos.

 

  1. 4.    Intervención del docente

 

Como punto de partida se sugiere prestar atención al título, a las figuras retóricas, a las variaciones tipográficas y, en general, a la organización misma del documento para comprender mucho mejor la argumentación freudiana, de tal suerte que puedan quedar esclarecidas muchas de las interrogantes ya discutidas.

Existe una manera particular en la que Freud presenta sus ideas, reconociendo primero que se trata de asuntos en demasía polémicos y sobre los cuales es verdaderamente difícil lograr un consenso. Así Freud procede de manera cauta y aborda su argumentación como una especie de diálogo con interlocutores avezados en el tema, tratando a su vez de anticiparse y resolver posibles cuestionamientos.

Seguidamente, el docente sugiere estudiar la lectura hecha por Lacan de este fragmento de la obra freudiana. En la lección del 19 de noviembre de 1958[3], Lacan concluye que hasta la aparición de Lo inconsciente y La represión Freud ha estado hablando, únicamente, de lo que ahora él asume como el lugar del inconsciente en el grafo del deseo. El grafo del deseo se constituye como uno de los puntos de partida para la formalización del psicoanálisis lacaniano, se trata de un esquema, inspirado en las enseñanzas de Saussure, en el que se compendia, simplifica y articulan varios ejes de su teoría (ver anexo 01, p. 07).

De acuerdo con los planteamientos de la lingüística estructuralista, el signo lingüístico se compone de un significante y un significado. Partiendo de esta base, el esquema lacaniano propone la existencia de un vector, vinculado al principio de intencionalidad de satisfacción, que es interceptado simultáneamente por una cadena significante, la cual opera como un segundo vector desdoblado en dos lugares distintos, por un lado el significante y por el otro el significado.

En el momento en que la intensión de satisfacción es intervenida por el lenguaje y la cadena significante, esta se transforma en intensión de comunicación y pasa así al plano de la demanda, en un pedido a otro que permita alcanzar una satisfacción; del mismo modo, cuando dicha intensión de comunicación choca con la cadena significante la pulsión se escribe como la relación de un sujeto con los significantes de su demanda.

Inicialmente sólo hay un sujeto en estado de desamparo, un mamífero prematuro que requiere de otro para la satisfacción de sus necesidades de supervivencia. Sin embargo, el hecho de nacer en una especie humana caracterizada por el habla y por un sistema de comunicación basado en la arbitrariedad del signo lingüístico, en una cadena de significantes que le antecede y le determina, hace que la necesidad deje de estar conectada con la motricidad y con un objeto exclusivo de satisfacción, pasando al plano del deseo y de la demanda (dirigida al otro del lenguaje). En otras palabras, ello significaría que cuando el instinto es intervenido por el lenguaje se transforma en pulsión.

La representación gráfica del deseo trazada por la Lacan muestra como la línea que simboliza al sujeto de la necesidad es interceptada por el lenguaje en dos niveles, en el nivel superior se encuentra con el significante mientras que en el nivel inferior se choca con el significado. Es precisamente en medio de estos dos niveles que aparece el deseo, como algo que nunca se satisface o es colmado de manera plena, una resultante del diferimiento entre las satisfacción esperada y la satisfacción adquirida; mostrándose además que, a diferencia de lo que ocurre con la necesidad y con la demanda, no existe objeto alguno que pueda satisfacer el deseo. Para Lacan el inconsciente tal como fue concebido por Freud guarda relación directa con el deseo, puesto que es precisamente este aquel elemento que desborda la dimensión de la consciencia.

  1. 5.    Discusión

 

Entre los miembros del grupo surge la siguiente pregunta: ¿de acuerdo a todo lo anterior podría decirse que no existe el inconsciente sino ha aparecido previamente el lenguaje o sino no se está inscrito en un sistema de comunicación; y en caso de ser así dónde quedarían ubicados los contenidos arcaicos del inconsciente a los que alude Freud.

Se responde que efectivamente Freud se ocupa en su escrito del inconsciente como una condición esencialmente humana, atribuible a seres con consciencia, con lenguaje y con deseo, no es reconocible un inconsciente en seres inanimados o en criaturas no humanas. Asimismo, para lacan sólo los humanos son sujetos deseo y ubica el inconsciente en el punto en que el organismo es impactado por el lenguaje; el inconsciente se relaciona e influye sobre dimensiones psíquicas tan diversas como el deseo, la fantasía o el fantasma, el yo y la imagen del otro.

Notas

[1] FREUD, Sigmund (1915) Lo inconsciente, en: Obras completas, Buenos Aires: Amorrortuo, 1976-80, tomo 14, pp. 163-201

[2] FREUD, Sigmund (1900), La interpretación de los sueños, en: Obras completas, Buenos Aires: Amorrortuo, 1976-80, tomo 4, pp. 29-611.

[3] LACAN, J (1958) Clase 2 noviembre de 1958, en: Seminario 6, El deseo y su interpretación, Buenos Aires, Paidós, 1992.

 

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