SEMINARIO DE CONCEPTOS I: LO INCONSCIENTE. 

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA. MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN PSICONALÍTICA

Profesor: MARIO ELKIN RAMIREZ

Protocolante: Catalina Angel Valencia

El presente texto es el resultado de la sesión del 27 de marzo, la cual se desarrolló en tres tiempos. Inicialmente se realizó la lectura del protocolo llevado a cabo por la estudiante Marcela Palacio, al terminar esta y discusión de la misma se expuso la primera parte del texto de Sigmund Freud (1976). La represión (1915), realizada por el estudiante David Tamayo, abordando únicamente las páginas 135 hasta la el primer párrafo de la 145, y por último el profesor Mario Elkin Ramírez, continuó con la presentación y profundización de las referencias en los seminarios de Lacan a Lo Inconsciente, haciendo un especial énfasis en la dimensión dramática del inconsciente, la relación del inconsciente con el cuerpo y el deseo inconsciente.

Del primer momento de la sesión se hace importante señalar que, si bien se abordaron en su mayoría los temas presentados por el expositor y el profesor en el protocolo leído, de este quedó un tema inconcluso; se trata sobre la dimensión dramática del inconsciente, el cual fue abordado por el profesor para dar mayores elementos de comprensión, en el tercer tiempo de la sesión. Esto se llevó a cabo luego de la exposición del texto sobre La represión.

Ahora bien, la lectura sobre el inconsciente ha dado pistas sobre su génesis, dinámica y modos de manifestarse en la conciencia. Es evidente que leer un texto a la letra como estos, permite entender que existen elementos que están tejidos unos con otros y que, no se podría pensar que el inconsciente se encuentra aislado de otros conceptos y procesos psíquicos que Freud propone en sus textos metapsicológicos. Por tal motivo, el profesor considera pertinente abordar el texto sobre La represión (1915) en tres tiempos y así dar un mayor engranaje y comprensión a lo que a veces parece incomprensible e imposible de entender cuándo del  psiquismo humano se trata.

En el segundo momento, David comienza su exposición señalando la importancia de la represión en la teoría freudiana. Puesto que, desde el inicio del psicoanálisis el término represión ya estaba presente en los primeros trabajos de Freud, ubicando este concepto como un pilar fundamental sobre el cual descansa la teoría psicoanalítica. Es particular que se encuentre en la nota introductoria un mayor énfasis en el concepto de represión que en el mismo concepto de inconsciente. Para Freud, la relación entre estos dos conceptos va hacer correlativa y fundamental para comprender el modo en el que opera el aparato psíquico y su relación con la clínica.

El autor en este texto, dice que la represión es uno de los posibles destinos de la pulsión, y que en su camino para intentar buscar la satisfacción puede encontrarse con una represión que busca hacerla inoperante y dejarla en un estado reprimido. Este proceso represivo sólo es posible formarse cuando el niño a nivel psíquico puede diferenciar en actividad consciente e inconsciente.

Más adelante el expositor menciona, que la función que Freud le da a la  represión es la de alejar de la conciencia ciertas mociones pulsionales que generan displacer, las cuales no podrían tolerarse si tuvieran  acceso a la consciencia. Este proceso se produce debido a que si bien la satisfacción de una pulsión debería de generar placer, su efecto es todo lo contrario, generando un displacer  que hace necesario que opere la represión en esa pulsión que busca la satisfacción. Para explicar este proceso, Freud indica que, la satisfacción genera placer en un lugar inconsciente y displacer si se satisface en la conciencia. El motivo fundamental entonces  para que se dé la represión está ligado a lo pulsional que genera displacer en la consciencia, si el displacer es mayor al satisfacerse en la consciencia, es entonces cuando se hace necesaria la intervención del proceso represivo. La represión busca entonces, rechazar de la consciencia y mantener alejado de ella el represéntate de la pulsión.

Cabe resaltar, que el autor propone dos tipos de represión: en primer lugar se encuentra la represión primordial que sería una primera fase de la represión, la cual consiste en que la agencia representante psíquica se le deniega el paso a la consciencia y se produce una fijación; en segundo lugar se encuentra la represión propiamente dicha, que recae sobre los retoños del agente representante de la pulsión y también sobre otras actividades del pensamiento de la vida anímica  que han entrado en relación con lo que esta originalmente reprimido. La represión propiamente dicha es entonces según Freud, “un esfuerzo de dar caza” a esos retoños o actividades de pensamiento que han entrado en relación con lo que ha estado originalmente reprimido.

Estas características mencionadas de la represión no hacen que la pulsión deje de existir en lo real, es decir así   no tenga acceso a la conciencia,  a nivel inconsciente sigue transformándose, tomando formas de expresión distintas que se pueden evidenciar en la clínica. Un ejemplo de esto son las  formaciones del inconsciente como el síntoma y el despliegue de la fantasía de los contenidos inconscientes. Freud precisa en este punto, refiriéndose a lo clínico que si estos contenidos  le son comunicados al paciente, el efecto que tendrá sobre este será de extrañeza y de temor porque le son ajenos, percibiendo así una gran actividad pulsional que  genera una sobre-estasis por la satisfacción denegada.

 Si bien, se considera a la represión como uno de los mecanismos fundamentales para que lo pulsional no acceda a la conciencia, esta no logra su cometido por completo, en la medida en que  no aleja del todo estos contenidos pulsionales de la consciencia. Los  movimientos de distanciamiento de los retoños a lo que estaban enlazados inicialmente, van dejando una especie de pared permeable en donde estos pueden acceder a la conciencia  de diferentes formas. Estos contenidos pulsionales son posibles de escucharse a través de la asociación libre. Con respecto a esto  Freud menciona que, todo el tiempo estos contenidos son susceptibles a reprimirse nuevamente debido a que el  “vínculo con lo reprimido se le hace sentir tan intensamente que se ve forzado a repetir su intento de represión” (Freud, [1976-1915], p.145).

Finalmente el expositor menciona que otra de las formas en que se presenta lo pulsional en la conciencia  es a través del síntoma, ya que este es otro de los retoños  de la pulsión y  tienen relación con las desfiguraciones que ha tenido lo reprimido originario.

Preguntas que genera el texto expuesto:

¿Qué otras formaciones del inconsciente existen? El expositor explica que  a lo largo del desarrollo del curso se ha podido ver como esas formaciones del inconsciente se pueden evidenciar en el chiste, los lapsus, los síntomas y olvidos.

¿El esfuerzo de dar caza es algo que la conciencia hace con lo exterior, es decir evitando que ciertas representaciones nuevas se liguen a ella o es algo que llega al inconsciente para buscar que no se genere esa conexión? Si bien el mismo expositor manifiesta tener la misma duda, se recurre al texto para intentar responder la pregunta y se añade que el esfuerzo de dar caza siempre está en constante movimiento, es dinámico y que la consciencia en este punto tiene un papel activo frente al proceso represivo.

¿Cuál sería entonces el contenido de la represión primaria? Lo reprimido primordial está ligado a la represión propiamente dicha. Para explicar esto se lee el texto en la página 143 en donde se dice que lo reprimido primordial está ligado a la agencia representante y  la represión propiamente dicha con la agencia representante de la representación.

¿Las fantasías pueden ser reprimidas? El profesor explica, que si la represión no recayera sobre las fantasías estás serían conscientes. Se hace referencia al texto Pegan a un niño, que sería el ejemplo de la fantasía por excelencia.

En el tercer tiempo, el profesor comienza su exposición diciendo que muchas de las preguntas planteadas a lo largo del curso y de la exposición  podrán ser abordadas  y esclarecidas no sólo con la lectura de Lacan, sino también en los próximos seminarios que tendrán cabida luego de la culminación del seminario sobre  lo inconsciente. También podrán tener lugar algunas de las preguntas planteadas al terminar de exponer las referencias de lo inconsciente en el seminario VI de Lacan, El deseo y su interpretación y en la Ética del psicoanálisis del seminario VII, los que tienen que ver de manera directa con eso del prójimo y el objeto a, especialmente cuando Freud habla del complejo del prójimo en el  Proyecto de psicología, el cual  es retomado por Lacan en el seminario VII  y la explicación de la relación existente con el prójimo a partir del objeto a.

Antes de comenzar  a abordar los textos propuestos, el profesor hace énfasis en la lectura juiciosa  y detallada que hizo Lacan en alemán de los textos de Freud. Manifiesta que estos dos autores son muy distintos a la hora de exponer sus planteamientos, siendo Freud  preciso y meticuloso con su escritura, estando siempre en función de enseñarle al lector los giros teóricos que planteaba en cada texto; Lacan por el contrario, no anuncia sus modificaciones, no se interesó en crear un sistema que fuera coherente, pues en su mayoría los textos que se conocen de él, son transcripciones de sus conferencias y esto establece una diferencia fundamental a la hora de leer sus planteamientos. Cabe resaltar, cómo sus comentadores se han dedicado a dar cuenta de la coherencia y lógica de los giros en su teoría, especialmente Jaques Alain Miller.  La recomendación entonces que hace el profesor Mario, es estar muy atento a los giros que pueda dar Lacan en su teoría a la hora de retomarlo para el trabajo de investigación.

Luego de esta introducción se menciona que Lacan retoma a Freud en sus primero seminarios y lo hace justamente, para más adelante poder distanciarse de él y proponer una teoría que ya no está en relación con los planteamientos freudianos. Términos como el objeto a, el goce y la letra serán determinantes para que se produzca lo que se conoce como la nueva enseñanza de Lacan, temas  estudiados en detalle en las escuelas de psicoanálisis de la ciudad.

Luego de esta explicación e importante diferenciación entre Lacan y Freud se retoma la lectura de las referencias en el Seminario VI,  en la lección 18 sobre El duelo y el deseo. Lacan en este texto está hablando de la meditación de Hamlet y hace de manera precisa una lectura de los pasajes de la obra Shakespeare aclarando la diferencia  de leerlo a verlo representado en un teatro, debido a la importancia de la puesta en escena. Si ya se ha dicho en clases anteriores que el inconsciente está definido como el discurso del Otro, la interpretación de los personajes en este caso,  resuena en el inconsciente de la audiencia de manera particular para cada uno de ellos. Esto quiere decir que todos somos Hamlet o cómo en el caso de Edipo Rey de Sófocles, todos somos Edipo. Si el inconsciente es el discurso del Otro, la puesta en escena hace que haya una identificación con el discurso trágico del personaje. Esta dimensión dramática del inconsciente se presenta porque  la escena teatral representada  hace que resuene en el inconsciente de cada uno de los miembros de la audiencia, haciendo que surja una identificación pasional por su historia personal.

En esta misma reseña de Lacan, hay una nota en la cual introduce  la relación con lo imaginario, es decir, con nuestro cuerpo  que no es más que lo imaginario. En este punto se evidencia cómo Lacan comienza  a tratar de poner el cuerpo en relación con el inconsciente. Al  realizar esta introducción sobre el cuerpo como imaginario, se logra articular de alguna manera  la idea de que el cuerpo no es un organismo sino que, será entonces una representación. El punto que el profesor quiere amarrar con la introducción del cuerpo y su relación con el inconsciente se encuentra en el texto, de esta manera: “lo que constituye en nuestra relación al inconsciente, el significante para decir la palabra… eso es aquello que yo enseño y que me paso mi tiempo en decirles. Con lo imaginario quiero decir: con nuestra relación a nuestro cuerpo, ya que lo imaginario es eso. Ignoro parece la existencia del cuerpo, tengo una teoría incorporal del análisis”. Se comienza a entrever teniendo en cuenta esta nota, como Lacan va paso a paso, incorporando no solamente los términos de significante, objeto a, deseo, sino también el del cuerpo.

Para terminar el desarrollo de la clase, el profesor retoma la lección 18 Duelo y deseo, para abordar el tema del deseo inconsciente.  Lacan allí, expresa que cuando escribe la formula (s tachado-rombo  a) no es para dar una forma común de las determinaciones, esta formula se escribe al término de una pregunta que el sujeto busca dirigiéndose a él desde un Otro. ¿Qué voy? ¿Qué me quieres? Hay que decir que esto  se puede ver en el gráfico del deseo cuando el gran arco que va desde el Otro al otro lado de la respuesta. Lacan toma esto de una pieza de Cazotte que se llama El diablo enamorado, donde hay un santo encerrado sin otro semejante junto a él y de pronto, se le aparece una figura monstruosa (cabeza de camello) y le dice ¿Qué voy?, ¿Qué me quieres?. El profesor en este punto hace una analogía con los cuentos infantiles en donde aparece el genio que siempre dice “pídeme tres deseos”. Los cuentos dejan vislumbrar el fracaso del cumplimiento de los deseos, debido a que en su mayoría se echan a perder, básicamente porque el sujeto no sabe que es lo que quiere. Resultan  preguntas aterradoras para el sujeto que no tiene como dar cuenta de su deseo puesto que  el deseo es inconsciente y no se sabe que es lo que realmente se desea. En este punto aparece el Yo como un engaño, como un ideal o un deber ser, que no permite que el deseo pueda ser accesible a la consciencia.

Es importante señalar que para lograr intentar responder esta pregunta debe hacerse dentro de las condiciones analíticas, puesto que no hay introspección posible que pueda dar cuenta de lo que el Otro quiere de mí y en ese sentido no se puede identificar el propio deseo. Se hace necesario retirarse del imperativo del Otro para poder identificar el propio deseo. El profesor precisa que, el deseo es inconsciente porque el sujeto no sabe de él y en la mayoría de ocasiones no se quiere saber de él y esto irá siempre de la mano de las trampas que  tiene el Yo para engañar al sujeto y a lo que realmente desea.

El recorrido de esta clase permite identificar como lo inconsciente, la represión y el deseo son pequeños hilos que entraman la vida de un sujeto y que para poder entender los fenómenos que nos prestamos a investigar se hace necesario comprender la procedencia de cada hilo y cómo se han ido tejiendo y destejiendo por estas fuentes primarias como lo son Freud y Lacan.

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