Profesor Mario Elkin Ramírez
RELATORÍA DE LA CLASE DEL 12 DE ABRIL DEL 2013
ESTUDIANTE: PAULA ANDREA URREGO SÁNCHEZ
Se comenzó por la exposición del texto “La moral sexual “cultural” y la nerviosidad moderna” (que se encuentra en el volumen 9 de las obras completas de Freud), realizada por una de las compañeras de clase.
Freud comienza citando al autor Von Ehrenfels quien nos habla de la moral sexual, esto se trajo a colación porque para este autor la moral es natural, mientras que para Freud la moral es cultural y la represión que se ejerce sobre la sexualidad proviene de la cultura. Se empezó así a hablar de la represión ejercida sobre la sexualidad, tanto en el hombre, al cual se obliga a tener una actitud de doble moral, permitiéndole faltar a la moral establecida, es decir, puede tener relaciones sexuales antes del matrimonio, mientras que para la mujer, se reprime completamente generando que llegue al matrimonio totalmente inexperta y frígida, conllevando a que el amor se apague y haya una frustración y desencanto de lo qué es el amor, a la vez que puede producir infidelidad.
Para Freud hay tres estadios en los cuales se sitúa la moral sexual cultural, la pulsión sexual ajena a la reproducción; la pulsión sexual sofocada menos lo que sirve a la reproducción; y la meta sexual, la reproducción legitima. Esto genera que para el hombre haya un autoerotismo que luego pasa a tener un objeto, la masturbación, mientras que la mujer es reprimida llegando a la neurosis, es decir una abstinencia total. En cuanto al objeto o la meta puede llegar a haber una sublimación, es decir, una desviación de la meta.
Para mayor claridad el profesor hizo su intervención explicando más detalladamente el texto tratado.
Freud citó a Von Ehrenfels para empezar a hablar de la moral sexual, pues este era uno de los autores más importantes en cuanto a la ética y moral sexual del hombre, pero Freud lo hizo para hacerle una crítica a sus posturas, pues dejó de lado la influencia real que tiene la cultura sobre la moral humana. Nos empieza entonces a explicar que la moral natural es aquella con la que se nace, es constitutiva, mientras la cultural, es aquella adquirida en el contacto con el mundo, es la que se impone en beneficio de la civilización.
Esto ya había sido dicho mucho tiempo atrás por un personaje como Rousseau, que planteó, “el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”, al igual que en su texto “Emilio o de la educación”, en donde se hace también referencia al cómo educar al niño para que su naturaleza que es de bondad no sea pervertida por el mundo indudablemente corrupto, esto abrió camino a la importancia de la escuela dirigida a niños y de la educación desde temprana edad. También existe el mito del buen salvaje que en su contacto con la civilización se pervierte. Se tiene entonces una moral natural que es modificada por la influencia de la cultura y su contacto con ella.
Otro gran pensador, René Descartes y su “pienso y después existo”, nos habla de que nacemos con ciertas ideas, como lo son las de Dios, del bien, de la verdad y que en la medida que se tiene relación con el mundo esto puede ir siendo modificado, lo que Rousseau posteriormente retomó para hacer sus planteamientos.
En este tema Freud difiere completamente con Descartes y Rousseau y se inscribió más bien en la filosofía de John Locke, quien nos dice “el hombre nace como una tabula rasa”, es pues la experiencia la que marca las huellas y constituye la moral, son entonces ideas adquiridas y a esto es lo que se conoce como la moral cultural. Para Freud entonces no hay moral innata, es la cultura y con ello las experiencias y sobre todo las de la infancia las que influyen en los seres humanos. La sociedad entonces crea mecanismos sociales que quieren regular la sexualidad, para ejercer como lo dirían Foucault un “biopoder”.
La moral sexual se encuentra entonces en términos, como el amor, el matrimonio y el sexo, y a esto lo subyace la pulsión, este termino lo conocemos gracias a la traducción dada por José Luis Echeverri, pues en la traducción de Luis López Ballesteros sería instinto, pero fueron los franceses, con Lacan que se hizo la diferenciación entre instinto y pulsión, este nos dice que instinto es el que está inscrito genéticamente en el animal y ni siquiera se sabe que se posee, mientras que en los humanos esto no sucede, pues por el lenguaje se cambia a la pulsión.
La pulsión sexual puede mezclar, la zona erógena como fuente, en virtud del lenguaje puede ser cualquier parte del cuerpo; el empuje a la satisfacción, lo conduce a encontrar un objeto. En los animales es fijo, en los humanos varía, pues el lenguaje ha pervertido el instinto y se convierte en perversión; y el fin ya no es la reproducción, sino el placer, la pulsión es pues la que produce malestar en el humano y en la civilización, porque lo lleva a buscar su placer. A nivel psíquico esto nos ubica en que hay un afecto y una representación.
Todas las culturas se han encargado de reprimir la pulsión sexual, esto es lo que conocemos como moral, es externa, es cultural y viene de las costumbres.
En cuanto a la represión, es un conjunto de representaciones en el yo, para que este logre ser homogéneo (de acuerdo a lo que se piensa se es). Cuando una representación no es compatible con el yo moral se deja en el inconsciente, pues de esta forma reprimimos dicha pulsión, la desechamos, la desalojamos, pero esta retorna bajo los sueños, chistes o bajo un síntoma, es decir, se vuelve una psiconeurosis.
A lo largo de la historia se puede ver como las mujeres han sido las más afectadas por la represión de su sexualidad, en casos como la Inglaterra victoriana se estipuló como único destino de su sexualidad, la reproducción y esto relacionado con la importancia que desde tiempos antiguos se tenía de que los hijos fueran varones, por lo que de nuevo estas mujeres veían frustrados sus matrimonios, lo que en muchos casos producía infidelidad o pensamientos de hacerlo. En cuanto a los hombres pesaba la doble moral, pues por un lado se pedía llegar casto al matrimonio y por otro se le permite el acceso a prostíbulos.