Mario Elkin Ramirez

Relatoría 20 del curso Historia del amor en Grecia

By 24 septiembre, 2013mayo 28th, 2021No Comments

Relatoría del día miércoles 10 de julio de 2013

Profesor: Mario Elkin Ramírez

Estudiante: Danilo Vélez

 

EL INICIO DE LA VERDAD SOBRE EL AMOR.

 

Luego de haber dada por terminada Agatón su participación en el banquete, menciona una particular frase dirigida a Sócrates, su sucesor en la palabra, en la cual le mencionaba que no sabría si podía iniciar este último su intervención después de él haber terminado con su discurso, al cual todos los presentes no dudaron en aplaudir estruendosamente, y cómo no, si de antemano conocemos que había sido el discurso de Agatón, el hombre bueno, el festejado por haber sido el ganador del concurso.

Seguido de esto Eríximaco le expresa a Sócrates su certeza sobre el hecho de que si bien éste había hablado proféticamente al expresar en algún momento que Agatón iba a hablar muy bien, estaba seguro que no por esto, ni por el discurso que había recién terminado iba a temerle por eso; a lo que dijo pues Sócrates que ¡claro que sentía temor por hablar después de Agatón! Y que ¿cómo no?, que no sólo él lo sentiría sino también cualquiera que tuviese la intención de hablar después de la belleza de las palabras hilada en semejante discurso.

Comienza Sócrates marcando un claro punto de partida en su intervención con el hecho de proponer la oposición entre la verdad y la forma del discurso, para mencionar que si bien podían tener una muy buena forma, podrían también a su vez no estar diciendo la verdad, y es por este motivo por el cual se iba a dedicar él a hablar sobre la verdad del amor aclarando que no quería en ningún momento entrar a competir con el discurso de los otros para evitarse las burlas, aunque esto lo mencionaba con cierta ironía, pues los anteriores habían dicho, aunque con forma bella, sólo mentiras sobre el amor.

Empieza de esta manera Sócrates elogiando el inicio del discurso de Agatón que hablaba sobre la naturaleza del Eros, pero inmediatamente seguido a esto le lanza una primera pregunta diciendo ¿Eros es amor de algo o de nada?, a lo cual Agatón le responde que por supuesto lo es de algo puesto que el padre es padre del hijo, la madre es a su vez también madre de un hijo, el hermano es hermano de alguien más. Entonces en esta parte mencionamos algo más cercano a nosotros y es el hecho de que amor tiene objeto porque es de algo, lo que pasa es que no sabemos cuál es ese objeto, a continuación de esto Sócrates decide preguntar por segunda vez y ahora dice ¿Y se ama, se desea algo cuando se posee o cuando no se posee? La respuesta a este interrogante es que uno generalmente desea lo que no tiene, para amar se debe encontrar uno en falta, es necesaria ante cualquier otra cosa la falta del objeto, porque se ama entonces aquello que no se posee, lo que no se es y de lo que se esta falto, quien ya posee entonces el objeto que ama, lo único que podrá desear de éste es mantenerlo consigo en el futuro.

Luego de esto, llega a la recapitulación de las conclusiones a las que se han llegado de ambas preguntas y es que no se desea aquello de lo cual no se tiene necesidad, puesto que amar como bien ya se mencionó es hacia algo que no se tiene. Sócrates sigue entonces con los interrogantes esta vez mencionando que si se ama lo que no se tiene, ¿Por qué se ama la belleza desde Eros? Entonces ¿Eros no tenía belleza? Pues Agatón había defendido en su discurso que el amor era propio de la belleza, y si se ama dicha belleza de las cosas buenas, es porque ésta no se tiene, puesto que bien sabemos que SE AMA LA FALTA. Sócrates con su intervención hace que Agatón mismo se contradiga hasta que sea éste mismo quien exprese que no sabía nada de lo que había dicho antes y que después de todo a Sócrates era difícil contradecirlo, a lo que Sócrates le responde que no era él a quien era difícil contradecir era a la verdad.

En este punto de la sesión, oportunamente llega la intervención de la relatora anterior para hacernos recordar que lo que Agatón siempre defendió en su discurso fue el hecho de decir que Eros es bello, joven, más valiente, más hábil, más blando, delicado, frágil, que persigue siempre lo bueno; lo cual nos evidencia de cierta manera la contradicción en la que hizo Sócrates ubicar a Agatón.

Luego de este punto, Sócrates decide dejar a un lado a Agatón y a su discurso para empezar a citar a Diotima, una saterdotiza que le hizo un relato acerca del amor, que era a la que él debía lo poco que sabía del amor, mencionando que no sabía él nada sobre el amor y que lo poco que conocí, lo oyó expresar desde los labios de una mujer.

Empieza a mencionar algo como la ética del bien decir y no del bello decir ¿se debe creer que lo que no es bello necesariamente tiene que ser feo? Y lo que no es sabio ¿es ignorante entonces? Diotima le mostró a Sócrates la existencia de ‘los grises’, haciéndolo caer en cuenta de que no todo es blanco o negro, que siempre hay un intermedio entre la ignorancia y la sabiduría y que ligado a esto, al haber situaciones cambiantes en todo momento, este término medio no es matemático por lo cual tiende a variar.

En conclusión Eros entonces, no es ni bueno ni malo, ni feo ni bello, se encuentra pues ubicado en un nivel intermedio. El amor es también además un intermedio entre lo mortal y lo inmortal, por lo cual entonces sería Eros un Daemon lo que es entendido como una entidad metafísica cósmica intermedia entre los dioses y los mortales, lo cual al parecer termina por darle todo el sentido a la siguiente frase: “El amor es algo que nos comunica con los dioses, nos exalta, nos expropia del organismo.” 

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