MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN PSICOANALÍTICA

SEMINARIO DE CONCEPTOS I: LO INCONCIENTE

RELATORA: Marcela Palacio Ortíz

Profesor: Mario Elkin Ramírez

Fecha: 26 de Marzo de 2015

Momentos del seminario:

  1. Lectura de la relatoría anterior, a cargo de Juan Felipe Gómez.
  2. Discusión alrededor de la relatoría.
  3. Exposición del Apéndice C: Palabra y cosa, a cargo de Gerson.
  4. Discusión y profundización del tema por parte de Mario Elkin Ramírez.

Desarrollo del seminario:

Después de la lectura de la relatoría anterior, se hacen algunos comentarios respecto a la inquietud presente a lo largo del seminario, relacionada con el carácter de invención o descubrimiento que hace Freud de lo inconsciente; al respecto el relator expresa su opinión, aludiendo que desde un enfoque epistemológico  Freud le da un estatuto diferente a lo inconsciente, lo dota de contenido científico redefiniéndolo en sí mismo; lo que para Felipe sería una redefinición de la noción más no un descubrimiento en sí mismo. De la discusión, resultan también las siguientes preguntas: ¿Cuál es la relación o el estatuto de la a minúscula (en el objeto a) con el prójimo?, ¿cuál sería la diferencia entre objeto primigenio y objeto a?, al respecto Mario Elkin alude que en la próxima sesión se tendrán algunas claridades cuando se aborde el seminario VII de Lacan.

De la exposición sobre el Apéndice C: Palabra y Cosa, perteneciente al capítulo “Lo inconsciente” de Sigmund Freud, puede decirse que es un texto que intenta explicar desde aspectos fisiológicos – orgánicos y psicológicos el funcionamiento neurológico hipotético del aparato del lenguaje; para ello Freud se basa en el estudio de las perturbaciones del lenguaje y específicamente en las enseñanzas que derivan del estudio de las afasias para revelar la función de este aparato.

Inicialmente, se hace necesario establecer algunas claridades referidas a la terminología que se emplea en este apéndice y en el texto de lo inconsciente, pues lo que en el apéndice C se llama “representación-objeto”  en “lo inconsciente” se denomina “representación-cosa” y lo que allí se designa como “representación-objeto” es en el apéndice una combinación entre “representación-cosa” y “representación-palabra”, claridades que sin duda evitan al lector malinterpretaciones en el uso diverso que hace Freud de estas nociones en ambos textos.

En este orden de ideas, la palabra o (representación-palabra) se constituye en la unidad de la función del lenguaje, la cual está compuesta por elementos acústicos, visuales y kinestésicos; éstos conforman la: “imagen sonora”, “imagen visual de letras”, “imagen motriz de lenguaje” e “imagen motriz de escritura”, de tal manera que si existiese la ausencia de uno u otro de estos elementos en la representación-palabra ésta sería la marca que permitiría localizar el carácter patológico en el lenguaje de un sujeto.

Los elementos anteriormente enunciados, se conjugan en diferentes operaciones lingüísticas, tales como: hablar, pos-hablar, deletrear, leer, escribir y una última operación que incluye los procesos anteriores; los cuales permiten advertir en la “palabra” una representación compleja que está en estrecha relación con la representación-objeto, que sería en este texto los objetos del mundo externo, así representación-palabra y representación-objeto constituyen una cadena de asociaciones complejas, donde perturbaciones o lesiones orgánicas pueden dar lugar a múltiples trastornos en el lenguaje.

Posteriormente, Mario Elkin continúa presentando el rastreo de la noción de inconsciente en las obras de Lacan, en este día se trabaja del seminario VI la clase I, II y III que hacen referencia al deseo y su interpretación. Se vuelve al grafo del deseo para situar en el circuito delimitado con una línea discontinua: al Inconsciente, donde lo reprimido gira en redondo hasta que se hace sentir a través de los lapsus, los sueños o el chiste; este girar en redondo podría interpretarse como compulsión a la repetición (lo cual se profundizará en posteriores sesiones), aquello que vuelve con insistencia perturbando la dimensión simbólica del sujeto.

Para adentrarnos un poco a los planteamientos de Lacan, y específicamente a la relación de los sueños con el inconsciente, se retoman tres casos o más bien tres sueños referidos por el autor, a saber: el sueño de “no sabía que estaba muerto”, el de “la pequeña Ana” y el de “Hamlet”, alusiones que permiten comprender que la firma de lo inconsciente se hace visible en lo efímero, en lo que fácilmente se olvida, por ejemplo, la dificultad que le resulta al sujeto tratar de recordar un  sueño o un chiste que escuchó en un reunión, esto se convierte en una señal de que el inconsciente es escurridizo y difícil de asir con la memoria.

A esta característica del inconsciente, relacionada con su tendencia al olvido, se suma que el inconsciente es también producto del discurso del Otro, discurso del cual el sujeto retiene los significantes que le darán consistencia a su inconsciente. En este sentido, se puede distinguir en Lacan, dos dimensiones o fases en la cadena significante capturada por el sujeto: una dimensión que concierne al sujeto, aquí se alude al término “holofrase” el cual indica unidad en un mismo significante; es decir,  que el significante del Otro nos “pegatea”, de allí radica el carácter de unidad que contiene los significantes que vienen del Otro y los capturados por el sujeto; una segunda dimensión refiere a la asociación libre, aquello que se manifiesta más allá del sujeto de la enunciación, “a su pesar”. Con esto puede definirse que el inconsciente está más allá del sujeto y actúa precisamente en el punto de ruptura donde está concernido el significante.

Podemos colegir respecto al inconsciente lo siguiente: no puede recordarse o es de difícil captura a través de la memoria, su consistencia viene dada por el discurso del Otro, quien aporta los significados que conformarán los síntomas del sujeto; anudando esto a las referencias de los sueños, anteriormente citados, puede decirse que el inconsciente en tanto presencia latente en el discurso encuentra vías de realización en el chiste, el lapsus y en este caso en los sueños, el sueño sería entonces la vía real para llegar al inconsciente, ya que en este estado de reposo no sólo se relaja la tensión de la vida exterior sino, la represión y la censura, dando paso a contenidos inconscientes de forma encubierta.

Finalmente se hace unas últimas claridades, en donde se afirma que el inconsciente surge cuando el sujeto se da cuenta que el otro no sabe todo de él, el inconsciente subjetivado adviene entonces cuando se encuentra agujero al discurso del Otro, al respecto algunas inquietudes ¿Podría hablarse de inconsciente antes de su subjetivación? ¿Qué implicaciones tendría para la estructuración subjetiva del individuo que el inconsciente se subjetive o no? ¿Si el inconsciente subjetivado adviene cuando se encuentra agujero al discurso del Otro, qué pasa entonces en la Psicosis?.

¿Te pareció útil este artículo? compártelo asi otros también pueden aprovecharlo
0

Dejar un comentario

Simple Share Buttons