Estudiante: Tatiana Pasos Vanegas
Profesor: Mario Elkin Ramírez
Relatoría: Octubre 3 de 2013
Continuamos este viaje de conocimiento imparable, recapitulando los saberes previos. Para Sigmund Freud, el hombre tiene dos finalidades en busca de su felicidad, evitar el dolor y aumentar el placer. La felicidad, es la satisfacción súbita de una pulsión por largo tiempo reprimida, inesperada, instantánea. Cuando la pulsión del placer se encuentra satisfecha, la felicidad desaparece; esta no es eterna, ni temporal, es distinta para cada individuo. Nace por contraste, si no se conoce el sufrimiento no se puede apreciar realmente. Cuando se tiene todo, se tiene una pulsión insatisfecha pues no se desea nada. El deseo suele confundirse con el capricho.
Freud propone la existencia de tres fuentes de sufrimiento:
La naturaleza: La falta de dominancia del hombre hacia ella.
El cuerpo: Temor a envejecer, enfermar o morir.
La interacción con los otros: El sufrimiento está constituido por palabras dichas por los demás.
La obra “El malestar de la cultura” es un ensayo de Sigmund Freud publicado en 1930 cuyo tema principal es la culpa, el antagonismo de las pulsiones y las limitaciones impuestas por la cultura esta creadora de insatisfacción y sufrimiento.
La sesión psicoanalítica afloja todas las identificaciones, las situaciones en las cuales el sujeto se encuentra fijado. Los participantes son el analista (Escucha y lee el texto del paciente) y el analizante (Habla de lo que lo trae a la sesión sea sufrimiento o sintomatología).
Descartes decía que “Luego de dudar de todo lo que no se puede dudar, es que estoy dudando. “ “Pienso, luego existo. Cogito ergo sum. “El yo, es la parte de la personalidad que se organiza como la consecuencia de la influencia del ambiente, es consciente y racional. El yo se constituye en base a identificaciones y tomamos como referencia la frase de Arthur Rimbaud “Je suis autre” “Yo soy otro”, esta identificación es un proceso psíquico inconsciente, un rasgo que se adopta como modelo para constituir y un ejemplo de ello son las palabras e imágenes. No contamos con una esencia y por eso yo soy el otro, algunas veces contradictorio. Estas identificaciones se afirman por medio del contexto.
En el análisis se ponen en cuestión las identificaciones, aunque es difícil desprenderse de las cargas.