CURSO: Sujeto, Memoria y Conflicto

PROFESOR: Mario Elkin Ramírez.

PROTOCOLO DEL 09 de Agosto de 2016

REALIZADO POR: Diana Elisa Arango Tobón.

La sesión  inició con la lectura del protocolo de la clase anterior y dio paso a la exposición de Angie Giraldo, estudiante de trabajo social, quien como tema a abordar desarrolló el primer apartado del texto “La desmesura y lo prosaico: Una aproximación a lo inenarrable del horror paramilitar en Colombia”  de Jacobo Cardona Echeverri, que corresponde a “La crueldad como estrategia de guerra” en éste inició su intervención anunciando que los objetivos de la guerra son dos principalmente, la toma del poder y el dominio de territorios. Estos últimos han sido el objeto puntual de la guerra colombiana, la cual se ha caracterizado por la crueldad y la sevicia, entendida como una causación de daño más allá de matar.

Esas formas excesivas de producir daño a través de la sevicia han sido más recurrentes en grupos paramilitares, a través de las masacres y el daño a la integridad física, a diferencia de otro tipo de grupos armados que cuentan con patrones de acción caracterizados por el secuestro y la extorsión.

¿Por qué se necesita exagerar el dolor? Se pregunta a través del autor, las respuestas están asociadas a la sevicia, como medio y forma de posicionar el poder, ésta busca generar un dominio frente al otro, demostrar de lo que se es capaz y acentuar los efectos de los actos generados. El conflicto armado pues, toca lo intocable, genera desorden en las relaciones de poder a través de la generación de dolor en la población, logra la pérdida de la confianza, rompe lazos de estabilidad y las leyes, desconfigura las relaciones de poder a través de asesinato de líderes y genera una reconfiguración total de la familia. Es importante anotar que la compañera señala una cualidad hasta cierto punto positiva del conflicto y es el hecho que quienes permanecen puedan desarrollar cualidades y capacidades que les permitan sobrevivir en el momento mismo de la violencia y poder resurgir en momentos posteriores a ella.

Estos receptores de formas radicales de violencia, las víctimas, son vistas como sujetos no humanos, los cuales son despojados de su categoría humana por el daño del que son objetos sus cuerpos, se convierten así en instrumentos de guerra y de terror que permiten fortalecer el aparato de la guerra. Es importante señalar que no es el número de asesinatos, sino la forma y el grado de sevicia en un nivel semántico como lo afirma el autor lo que genera la efectividad buscada.

La exposición finaliza con la invitación del autor a reemplazar la pregunta ¿por qué es posible cometer estos actos? por un interrogante asociado a los dispositivos que han permitido que la guerra se reproduzca y se camufle de formas ya conocidas en el contexto colombiano.

Luego el profesor Mario Elkin Ramírez inicia su intervención como continuación del desarrollo de la clase. Anota que lo que el autor quiere señalar en su título con los dos conceptos centrales es por un lado, lo prosaico, referido a lo cotidiano y  a la banalización del mal que se integra a la cotidianidad y la desmesura que apunta al pecado, a la hybris griega, y en cierta medida a la exigencia de un control regido por su antónimo: la mesura, la cual busca medir e instaurar normas para conducir y contener. Entonces ¿Por qué hay que prohibir? prohibimos, señala el profesor, porque hay una tendencia hacer un acto, el hombre tiende naturalmente a la desmesura. A través de la imposición de la mesura, se busca mantener bajo una línea recta, sin embargo, estas prohibiciones son funcionales en la medida que permiten conservar la comunidad y mantenerse bajo la ley divina o humana pero ponendo límite a la tendencia a la desmesura.

Así pues, el hecho de desintegrar un cuerpo llega a la desmesura del límite de la unidad corporal, señala, además de indicar que es una práctica totalmente antigua, desde los años 40 en Colombia ha sido una práctica cotidiana disputada entre liberales y conservadores cuyos cortes en un punto se especializaron, si eso no es lo nuevo ¿Qué es lo nuevo? Se remonta pues, a la Primera Guerra Mundial cuando las personas peleaban cuerpo a cuerpo,  en la Segunda Guerra Mundial las estrategias de guerra se modificaron y los objetivos militares cambiaron, se direccionaron hacia la población civil, el cambio radical está en la mezcla de los valores de la revolución francesa, el nacimiento del capitalismo y el discurso de la ciencia, dando lugar a la posmodernidad, la cual se gesta como el contexto donde ocurre y se vive la guerra. EL profesor lo interpreta como el discurso capitalista de Jacques Lacan.

Indica en este punto que la ciencia, la cual se pone al servicio del capital o capitalismo en medio del comercio de todo tipo de utensilios y servicios, genera y visibiliza una oposición entre el nosotros y el otro, a través de la exaltación del yo por medio de la minimización del otro. Esto posibilita una forma construir y edificar la identidad propia por medio de diferentes formas de segregación hacia el otro, lo que puede evidenciarse en el acto mismo del desmembramiento, forma además impositiva y comunicativa “nosotros no apuñalamos una vez sino 163 veces” ejemplifica.

¿Por qué es pues que el desmembramiento causa tanto horror? Responde, que es gracias a que el cuerpo en el humano no se iguala al organismo animal, pero en el discurso capitalista se iguala al ganado a la hora de comerciar. Nadie considera que es un simple organismo, puesto que cada quien enuncia su cuerpo como una posesión, su cuerpo como el bien más preciado y toda la construcción subjetiva que cada uno pasa hacer en su propio cuerpo se asemeja a un acto de creación. Lo que se genera al matar y rematar es la deshumanización del enemigo, a quien se le da un trato inferior, se le piensa como la encarnación de lo perjudicial, se le reduce a una forma animalizada, con términos como «rata», «caza» y «guaridas». A través de este lenguaje se busca quitarle el estatuto de humano y en cierta medida negarle sus derechos lo que justifica y promueve el «despresamiento», ese desmembramiento se convierte pues en el horror de partir de la destrucción de la unidad corporal.

Así, se cierra la primera clase de la semana señalando los cuatro puntos centrales desarrollados en la sesión, el desmembramiento como acto, la deshumanización del otro como requisito para matarlo, la configuración de la identidad a partir de la segregación del otro y la eficiencia del capitalismo que atraviesa no solo la estructura violenta y criminal sino la forma de existir en sociedad atravesados por el poder.

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