Relatoría: historia del amor en Grecia
Fecha: 05/06/2013
Hora: 10-12 AM
Lugar: UdeA
Estudiante: Johan Andrés Higuita Granada
La clase inicia con la exposición de dos compañeras sobre el malestar en la cultura de Freud, empieza hablándose allí de la idea de un amor oceánico, este es un sentimiento sin límites, una forma de ser parte de un todo, un sentimiento de unidad; esta sensación de unidad se da en el enamoramiento, pues se asume este como un hundimiento en el otro, ser con el otro, se pierde el yo en el otro, ya que se desborda el yo hacia el otro, se transgreden todos los límites del pensamiento y el ideal es fundirse con el otro, ser uno. Se dice que cierta parte de esta sensación en el enamoramiento es normal, aunque se puede rayar con patologías como la paranoia y la esquizofrenia, donde el yo empieza a invadir el espacio del otro y se siente el otro, no reconoce ya la diferencia.
Posteriormente se pasa a otra idea presente allí en el malestar en la cultura que es sobre la felicidad como la finalidad de la vida, se pone allí en consideración la relación amorosa como posibilidad de ser muy feliz, aunque también es asumida esta como la peor fuente de sufrimiento, el amor es una relación entre la satisfacción y el sufrimiento. Según Freud hay tres fuentes de sufrimiento en la vida: 1. Corporal: la vejez, las enfermedades, tiene que ver más con lo físico. La cultural construye tratamientos médicos para alivianar estas cargas y prolongar más la vida. 2. Catástrofes naturales, la cultura construye prevenciones y algunas medidas sobre estas como las casas para resguardarse. 3. La relación con los demás, se considera esta la mayor fuente de sufrimiento, la cultura construye normas para regular las relaciones humanas.
Se pasa luego a analizar y comentar la idea de la felicidad como finalidad de la vida, como obligación de todos, cuando en otro época era una aspiración, hoy se vende esta idea como obligación, de hecho se han inventados fármacos para evitar el sufrimiento, pastillas como la fluoxetina. Con esta idea está también la cultural del narcisismo tan actual, la cultura del yo, del individualismo, aunque sin embargo siempre está la idea del otro, la esperanza del otro, de compartir, de no envejecer solos. Por un lado se promulga el individualismo y por el otro se demanda también la compañía, es una contradicción de los tiempos actuales.
Se retoma el hilo conductor de la clase anterior sobre Erixímaco, otra compañera hace su exposición sobre el discurso de este personaje en el banquete; este habla del amor desde la medicina que es su campo, apoya la distinción hecha por aquel que le antecedió entre el amor vulgar y el amor bueno, asume que ambas clases de amor están en el cuerpo, y que la medicina es un arte regido por el dios del amor cuya labor está en complacer las tendencias buenas del cuerpo, la medicina como ciencia de la erótica del cuerpo. Erixímaco hace una serie de comparaciones que según él también se rigen por el amor (la música y la astronomía). Como se decía anteriormente hay una aspiración a la felicidad en el amor, se pretende fundirse con el otro de manera armónica, desbordar los límites del yo y alcanzar un sentimiento oceánico sin límites con el otro. Se pasa también a una nueva concepción del amor, ya no sólo hacia el otro sino amor hacia la tierra, los objetos, los animales, una clase de armonía con el cosmos. Amor hacia todo lo que tenga existencia.
Erixímaco habla desde la medicina para honrar su arte, al igual que lo han hecho todos sus anteriores, han hablado desde sus condiciones para defenderlas y honrarlas. Este habla también de la distinción entre el eros sano y el eros enfermo, establece una diferenciación entre lo normal y lo patológico, asumiendo lo normal como la armonía y lo patológico como la desarmonía. Para Erixímaco el médico que mejor distinga entre el amor bello y el amor vergonzoso será el mejor médico, nuevamente la medicina como ciencia de las eróticas del cuerpo, aquí el profesor hace un acotación y dice que esta definición puede servir para definir el psicoanálisis, puesto que su objeto de estudio radica en la pulsión de muerte y la pulsión de vida que son las eróticas del cuerpo.
Más tarde se habla de una relación dialéctica entre el vacío y la plenitud, el amante se vacía de libido y aspira a que el amado se convierta en amante y llene sus vacíos de libidos; se aspira este movimiento constante, la armonía entre vacío y completo, esta es una idea platónica que tiene aún vigencia. Un ejemplo de este vacío en el enamorado es cuando le dice al otro: “me haces falta” esa es una manifestación del vacío de la libido en su yo.
Erixímaco no propone una represión de lo vergonzoso, lo pasional, o el amor morboso, sino una especie de armonía entre los elementos opuestos del alma, como médico piensa que es preciso hacer amigos a los elementos enemigos del cuerpo y el alma, por opuestos que estos sean. La idea no es negar lo “malo” sino aceptarlo y armonizarlo con lo demás. Son elementos enemigos los más contrarios: frio-calor, húmedo-seco; habla de una armonía entre el arco y la lira, es una metáfora de las pulsiones, la armonía entre el eros y el tánatos: saber tocar la lira y saber disparar la flecha.
Hay un temor profundo al conflicto, se huye de él, de su desarmonía, de su discordancia, re reprime y se niega. Lo que Erixímaco propone es no usar nada e exceso, ningún placer. Llama a la mesura, porque todo exceso es dañino, es vicioso. Los griegos no sólo aspiraban a la felicidad, se trataba de armonizar la felicidad y el conflicto, todo lo contrario a la religión cristiana donde no se habla de armonía entre contrarios, sino de represión de cualquier pasión.
Lacan dice respecto al discurso de Erixímaco, que él desde su condición de médico busca elevar la medicina como arte de las artes, el supremo saber, cuando realmente su saber es instrumental, no es ciencia sino técnica, se trata de aplicar el conocimiento producido por otros que si son científicos.
Por último se habla del amor como velo de la perversión, esto se ve claro en el discurso de Pausanias, una envoltura del otro, que esconde el deseo del cuerpo con su bello discurso de la exaltación del otro. La sexualidad humana según Freud es perversa, el niño por ejemplo, es muestra de esto. Como ser sexuado tiene características voyeristas, exhibicionistas, coprofilias, zoofilias, etc. Se reflejan en los niños. Se concluye con que la moral es una envoltura ideal que busca esconder la perversión que todos tenemos. Se trata de armonizar entre el amor y la perversión, aunque nuestra sociedad rechaza esto, reprime lo perverso, la sexualidad, el deseo. El vicio viene del exceso y de allí se deriva lo anómalo, el amor en esta perspectiva debe ser también una armonía entre amante-amado y viceversa.