Breve explicación de los alcances y límites del tratamiento de las pulsiones por el psicoanálisis, presentada por el psicoanálista Mario Elkin Ramírez.
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Breve definición de los que es el la pulsión en psicoanálisis presentada por el psicoanalista Mario Elkin Ramírez.
La pulsión se explica en sus elementos: la zona erógena corporal, el empuje, el objeto y el fin
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Breve definición presentada de manera simple por el psicoanalista Mario Elkin Ramírez.
Explicación de esta disciplina, como psicoterapia, método de investigación y teoría del psiquismo humano.
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Continuamos este viaje de conocimiento imparable, recapitulando los saberes previos. Para Sigmund Freud, el hombre tiene dos finalidades en busca de su felicidad, evitar el dolor y aumentar el placer. La felicidad, es la satisfacción súbita de una pulsión por largo tiempo reprimida, inesperada, instantánea. Cuando la pulsión del placer se encuentra satisfecha, la felicidad desaparece; esta no es eterna, ni temporal, es distinta para cada individuo. Nace por contraste, si no se conoce el sufrimiento no se puede apreciar realmente. Cuando se tiene todo, se tiene una pulsión insatisfecha pues no se desea nada. El deseo suele confundirse con el capricho.
Freud propone la existencia de tres fuentes de sufrimiento:
La naturaleza: La falta de dominancia del hombre hacia ella.
El cuerpo: Temor a envejecer, enfermar o morir.
La interacción con los otros: El sufrimiento está constituido por palabras dichas por los demás.
La obra “El malestar de la cultura” es un ensayo de Sigmund Freud publicado en 1930 cuyo tema principal es la culpa, el antagonismo de las pulsiones y las limitaciones impuestas por la cultura esta creadora de insatisfacción y sufrimiento.
La sesión psicoanalítica afloja todas las identificaciones, las situaciones en las cuales el sujeto se encuentra fijado. Los participantes son el analista (Escucha y lee el texto del paciente) y el analizante (Habla de lo que lo trae a la sesión sea sufrimiento o sintomatología).
Descartes decía que “Luego de dudar de todo lo que no se puede dudar, es que estoy dudando. “ “Pienso, luego existo. Cogito ergo sum. “El yo, es la parte de la personalidad que se organiza como la consecuencia de la influencia del ambiente, es consciente y racional. El yo se constituye en base a identificaciones y tomamos como referencia la frase de Arthur Rimbaud “Je suis autre” “Yo soy otro”, esta identificación es un proceso psíquico inconsciente, un rasgo que se adopta como modelo para constituir y un ejemplo de ello son las palabras e imágenes. No contamos con una esencia y por eso yo soy el otro, algunas veces contradictorio. Estas identificaciones se afirman por medio del contexto.
En el análisis se ponen en cuestión las identificaciones, aunque es difícil desprenderse de las cargas.
Freud en el siglo XIX era apasionado por la literatura clásica y entre ella, las tragedias griegas, entre las cuales se destaca la de Edipo Rey, con la cual se siente identificado, y es que puede apreciar en esta unos sentimientos con los que siente cierta afinidad consigo mismo y estos son: Una tendencia amorosa hacia la madre y una cierta rivalidad para con el padre, encontrando esa misma actitud entre los pacientes que trata, y además aprecia ese mismo reflejo en la literatura de la que tanto gustaba.
Freud encuentra estos sentimientos en la novela:amar a la madre y rivalizar con el padre, y es así como a ese conjunto lo denomina complejo de Edipo (Complejo nuclear de la neurosis), el cual es un conjunto de representaciones y de pasiones dándole de esta forma un valor universal, pero algo de notar es que en la antigua Grecia cuando la gente iba al teatro para ver la representación de estas obras como Edipo Rey, y al sentirse identificados con los personajes, gritaban, lloraban, suspiraban se emocionaban y así de esta forma encontraban cierta liberación, como si hubiesen sacado sus males y sus propias tragedias.
Podemos apreciar de esta forma que la liberación que obtenían los griegos asistiendo al teatro es una de las primeras manifestaciones de liberación por la palabra, y a este efecto lo denominaban los griegos antiguos con la palabra “Katharsis” , lo que significa purificación o purgación, siendo este un punto de partida para futuros métodos para que la gente sacara sus problemas, angustias, temores etc., por medio de la palabra.
Cuando Freud se entera de la catarsis griega, y coincidiendo esto con su búsqueda de un método para tratar a las histéricas, adopta la catarsis para tratar una paciente, estando así ella en el origen del descubrimiento del método psicoanalítico, el cual es un método de cura por la palabra.
Luis, estudiante de antropología, terminó convirtiéndose en un cuasi heredero de Ferdinand de Saussure, cuando con su rápida y precisa exposición nos explicó cómo un viejo profesor, sin intención alguna, partió en dos la historia del signo lingüístico.
Saussure concibió el signo lingüístico como una entidad psíquica de dos caras compuesta por un concepto o significado y por una imagen acústica o significante. Cuando Saussure habla de la imagen acústica se refiere a aquella imagen psíquica que el hablante oyente se forma de los sonidos que le sirven de medio para la producción de los signos lingüísticos siendo un guau o un kikirikí una onomatopeya que imita sin ser nunca el canto de un gallo, pero que podría ser el significante con el que se nombra. Sin embargo, no hay que olvidar que cada palabra adquiere su significado en el contexto donde se desarrolla por lo que tiende a ser arbitraria, es decir, lo que conocemos como signo viene de una convención social previa por lo que la lengua es una herencia social que un individuo adquiere inconscientemente en su proceso de socialización. Incluso antes de nacer estamos socializando. Casi siendo obligados a socializar y pertenecer a un mundo de significantes y significados para la creación del lenguaje, inclusive si ese lenguaje nos trasmite cosas que no existen.
Pero la cosa es que, a partir de aquel conjunto de significados y significantes, nuestro inconsciente se construye y se estructura como lenguaje que solo los demás parecen conocer hasta que nos vemos obligados a descifrarlo, aunque claro, siempre hay varios significados para un significante o tan solo un significante para varios significados por lo que el sueño, el lapsus, el chiste, el síntoma neurótico para uno podría ser extraño pero para el otro puede ser fascinante puesto que lo mencionado anteriormente tiene una lógica luego de analizarlo correctamente y darle un re significado, porque cualquier información del inconsciente dice algo incluso si quien lo dice como lo dice es espontáneo sin tiempo para reflexiones o críticas.
Puedo decir que los griegos, San Agustín, Saussure, Lacan e incluso Benveniste puede que hayan conocido el lenguaje del inconsciente, el signo lingüístico, y ahora nos toque a las nuevas generaciones desarrollarle y perfeccionar su entendimiento pero, habría que tener cuidado con el significado que adquiere este signo lingüístico puesto que lo no dicho puede ser peor que lo dicho olímpicamente debido a que un signo o el lenguaje del inconsciente no es lo mismo para uno que para el otro pues ese otro, puede saber algo no sabido y cuando evoque estas representaciones reprimidas en su propio inconsciente llegue a ser Otro aunque sea inconsistente e incompleto. En el Otro siempre faltará una respuesta, lo que deja un lugar al sujeto, posibilitando que él busque, por medio de su deseo, un lugar en el Otro: dado que en el Otro siempre faltará una significación, a esta significación para su deseo debe encontrarla en una búsqueda singular cada sujeto. Por lo que Lacan opta por decir que “el deseo del hombre es el deseo del Otro”, en la medida en que el deseo, para hacerse reconocer, debe remitirse al Otro, al cual está articulado estructuralmente.