Lucian Freud a Painted Life Subtitulado al español
Documental sobre el pintor Lucian Freud (Active los subtítulos)
Documental sobre el pintor Lucian Freud (Active los subtítulos)
PROFESOR, MARIO ELKIN RAMÍREZ.
LUCELLY LÓPEZ ATUESTA.
ENERO 24 DE 2014.
Escucho con admiración los discursos del profesor Mario Elkin Ramírez y el conjunto de textos que exponen los compañeros que van pasando en el día a día por nuestro espacio académico, delineando en cada uno de ellos, los principios y aspectos fundamentales como las funciones del analista, el analizante, el acto analítico y por supuesto el profesor nos hace una invitación abierta y permanente a repensar y revisar que cada uno de los actores en la puesta en escena, es decir en el acto analítico , tienen una cuota de responsabilidad , además donde se juega una serie de acciones y situaciones que lo conducen a crear nuevas posibilidades. Y esto sin obviar que todo depende de “La singularidad de cada quien y la particularidad clínica”.
Cabe anotar que desde el psicoanálisis, hay que dar la oportunidad a una verdad nunca hablada y para ello se debe sostener todo el tiempo la pregunta por el deseo, tejer el propio inconsciente, transformar el analizante por medio de ese lazo que la palabra establece entre el que emite y el que recibe y que desde un mismo momento que se llega a ese espacio de análisis se compromete y le significa.
Ahora bien, retomando ¿Qué hace un analista? Un analista en presencia, le exige trabajo psíquico para el analizante y recíprocamente el analizante constituye exigencia de trabajo psíquico para el analista, es decir ambos van ocupando posiciones diferenciadas e indiferentes, un trabajo de una diferencia y no de una identidad.
El profesor Mario Elkin Ramírez, refiere que hay tres palabras claves que enuncia el cuarto principio: “Lazo, transferencia y lugar del otro”; cuando se detiene sobre el significado Transferencia, nos comparte a Freud, quien define la transferencia, como el desplazamiento de un afecto, de una representación a otra, podemos decir que es un mecanismo de defensa y un paso necesario, pero que es preciso superar para la cura del analizante. Para Lacan la transferencia es uno de los principios fundamentales del psicoanálisis, la presenta como un motor, el resorte impulsor del trabajo analítico.
Ahora bien la transferencia es central en el psicoanálisis, pero si el analizante no se compromete, hay desaparición de análisis, extinción de trasferencia. Si se instala la transferencia entre el analista y analizante sale aquello que está guardado, oculto quizás durante poco o mucho tiempo.
En la transferencia es lo afectivo lo que permite colocar a alguien en posición del sujeto supuesto saber, en tanto que amor es suponer un saber, El amor está marcado por la ambivalencia, por el narcisismo por la lógica que se diferencia del deseo, vemos que el amor está verdaderamente habitado por un no saber por una ignorancia estructurada como ocurre, en el amante que busca en su amado aquello que le falta, que no sabe y supuestamente el otro tiene, ubicándose en la posición de sujeto deseante.
Pero también aparecen situaciones donde los afectos de malestar, odio, engaño, rencor aparentemente obstaculizan la cura. Sin duda la transferencia se puede dar tanto en forma positiva como negativa, se pone al servicio de la resistencia, se convierte en uno de los instrumentos terapéuticos más fuertes y hace difícil la dinámica del proceso de curación.
Es innegable que el analizante hace inconscientemente desempeñar al analista el papel ya sea de figura parental, amada o temida, pone al analista en el lugar del semejante a quien dirige una demanda bien sea de amor u odio; es decir hace que el objeto coincida con el objeto de identificación.
Se confirma que en toda sesión analítica, un tercero no tiene cabida, ya que en todo análisis, asoma la ética y el profesionalismo para que se dé la transferencia; es una manera especial y única donde se captura los elementos reprimidos a través de la palabra hablada, es, porque no… invitar al analizante a que hable, a que cuente, a que narre, a hablarse a sí mismo y por supuesto le otorgue un sentido a su síntoma y promueve la acción. El punto es, en la relación sujeto con el lenguaje, es un espacio para encontrarse con su intimidad. Entonces cuando un tercero demanda es sobre su propio goce y no sobre el que hace parte de ese instante en al acto analítico, por ello el analista debe situar el referente singular y excluir a ese tercero.
Ahora bien la trasferencia es un lazo social que se puede usar para que el paciente conozca de su inconsciente, esto es una invención freudiana, es una nueva manera de relacionarse, es algo que nos une y nos separa, es una relación al otro ya sea empática o antipática, de amistad, amor, odio o poder. El profesor Mario Elkin Ramírez hace referencia a cuatro valencias que puede tener el otro para un sujeto y es… de auxiliar, de objeto sexual, de modelo, enemigo e interroga el porqué de auxiliar? Porque al ir desempeñándose en diferentes escenarios, ya sea de tipo laboral, social, educativo, cultural, se ha moldeado para proveer el nuevo objeto de satisfacción, para llenar el vacío, siempre requiere de un otro y así lograr su objetivo; pero ese otro llámese hombre, auxiliar no es totalmente indefenso, sino que dentro de su pulsión hay toda una constitución de la agresividad, esto hace que ese auxiliar como lo denominamos, ubica al otro como su esclavo, luchando por su control, dominación, explotación, agresión y por qué no hasta el punto de eliminarlo y puede ser que provoca la búsqueda de otro objeto. En cuanto ser objeto sexual se convierte en un instrumento del otro, al punto de ser esclavo sexual ya no es el consentimiento del otro, esa relación de amor comienza como una necesidad del otro para sobrevivir y todo lo que el auxiliar puede lograr conseguir sea interpretado como signos de amor, pero puede ocurrir lo contrario que ese auxiliar se convierta en un enemigo, porque toma ese objeto de amor como objeto de satisfacción y lo convierte en esclavo sexual, autoriza a hacer del cuerpo del otro lo que le viene en gana, sin su consentimiento. Y bueno por qué convertirse en un enemigo? desde el mismo momento que se le adjudica todo lo “indigno”, “despreciable”,” la peste maldita encarnada por el otro” , y si lo miramos en el hoy podría ser al que se ha señalado como “desechable” , “terrorista”, porque son rechazados al no encajar como objeto de satisfacción del otro…Y esto nos lleva a repensar entonces será considerado el sujeto como modelo …o el enemigo…?
Cabe resaltar que Freud si había inventado un nuevo lazo social en la disimetría, es decir no responderle al otro en su solicitud, no encarnar el lugar del demandado, el arte está en “Saberse correr” como lo refiere el profesor Mario.
El nuevo lazo social podría ser difícil para el analista en el buen sentido de que tiene una estructura de engaño como ocurre con el amor que es un sustituto y por excelencia hay que pedirle al analista que se baje del narcisismo debido a nuestra singularidad. Entonces Freud hace un llamado que en la relación con el analizante debe estar presente “la neutralidad y la abstinencia”. Y Lacan señala, “El deseo del analista no es el deseo de la persona, es el de su Yo”.
La persona del analista no es modelo de ningún magistral, pero sostiene un deseo de que el otro se analice, por eso soporta la singularidad del otro. “No hay que Ceder”. El analista no pone la norma, ni condiciones, sino que reconoce al analizante como sujeto “Tal cual” que habla, él es resultado de su decir y depende de la manera en que se escucha. Su gran tarea es sostener la interrogación, los puntos suspensivos.
Cierro diciendo que la ética del psicoanálisis se distingue claramente de una moral. No porque beneficie la mentira, el engaño, sino porque limita la dimensión de verdad que está en juego en la palabra.
ESPECIALIZACIÓN EN INTERVENCIÓN CLÍNICA CON ORIENTACIÓN PSICOANALÍTICA.
VIDEO DE ENLACE: CUARTO PRINCIPIO
PROFESOR: MARIO ELKIN RAMIREZ
ESTUDIANTE: RICARDO PAREDES
RELATORÍA DE LA CLASE DEL 25 DE ENERO DE 2014
“LA DURACION DE LA CURA Y EL DESARROLLO DE LAS SESIONES NO PUEDEN SER ESTANDARIZADAS”…[1]
“Si hablamos de una verdad en construcción y no de “la” verdad inamovible, las “unilecturas” provenientes de la convicción en un marco teórico excluyente pueden obturar al sujeto y encorsetar la práctica. Es decir: si la importancia del caso fuera confirmar lo que se espera encontrar, el consultante podría ver diluida su posible pregunta siendo objeto de nuestra hipótesis anticipada. (…) El análisis suscita variantes sesión por sesión que no caben en un libro. Ajedrez sin piezas de partidas irremediablemente diferentes. El sujeto “hace falta” y esa es la salud del psicoanálisis. Animarse al estilo y a la escritura propia.”[2]
La practica analítica ciertamente como lo diría Freud, es una práctica “imposible”; imposible por la subjetividad de cada ser, sin embargo posible por ese mismo aspecto. El sexto principio como se expuso en clase, no pretende más que poner a la luz del lector una “certeza” tan importante como vital, para la comprensión del psicoanálisis. Retoma lo tratado en anteriores principios enfatizando en que la practica analítica no puede estandarizarse mediante protocolos o normas preestablecidas; por el contrario es cada caso, el que permite reinventar la teoría cuya función no es más que ser una fina base, sobre la cual se empieza a edificar sesión por sesión cada caso particular, apoyados únicamente, en el respeto por la subjetividad materializada en la palabra.
Por otra parte la practica analítica, es una invitación a quienes la practican, para hacer una “profesional apuesta”, que permita impregnar con su sello personal, el espacio analítico, sin mancharlo, dado que el principal actor en dicho escenario es el analizante mismo, puesto que la verdad en análisis es subjetiva, o sea, la que trae cada sujeto. Si se retoma al Dr. Freud, en uno de sus más conocidos casos, se puede tener mayor claridad sobre la anterior afirmación. El caso en cuestión, es el de Dora, cuyo desarrollo estuvo sesgado en cierta forma debido a que el mismo Freud, quiso en cierto modo probar, una hipótesis (Complejo de Edipo) que dentro del escenario analítico, no fue más que un prejuicio, que obturó, el desarrollo libre del proceso. Pues bien esto nos muestra que la teoría dentro del psicoanálisis no es más que una pequeña ficha (sin restarle importancia), de las muchas que están en juego dentro del análisis. “Hay un relato de un Freud impactado, dedicado a Charcot. Cuenta que estando reunidos varios extranjeros –formados en fisiología alemana- cuestionaban al médico francés por sus innovaciones clínicas. Y al señalarle que su exposición se contradecía con la teoría tricromática de Young – Helmholtz (acerca de la visión de los colores), Charcot respondió sin enredarse en razones: -‘La teoría está bien, pero no impide existir’.”[3]
Ahora bien, Si hablamos de una duración lineada por un protocolo en psicoanálisis, encontramos otro de los sesgos analíticos, pues al igual que el desarrollo de las sesiones no pueden verse obturadas, por un deseo del analista de que “todo calce a la perfección”, la duración no juega un papel distinto, dado que el ritmo del juego, solo depende de los jugadores, es más, en análisis el ritmo del juego, depende del analizante, por lo cual se hace visible una vez más, la subjetividad puesta en escena, generando la premisa de que “si todo analizante es tiene una subjetividad, no pueden existir dos procesos idénticos, si en duración, ni en desarrollo”. El analista, es simplemente quien acompaña el proceso, sin incluir su fantasma en el discurso del analizante, puesto que de hacerlo cerraría toda puerta al inconciente de aquel sujeto. Pero si hablamos de duración, implica que existe un fin del proceso analítico, en los casos que manejo Freud, encontramos análisis de un dia como lo fue el de Gustav Mahler, meses, como el de Hans, y años como el del hombre de los lobos; esto debido a lo que se ha venido revisando a lo largo de estos renglones. ¿Entonces cuando se debe finalizar un análisis? Para resolver este interrogante citamos a Lacan en la nota a los italianos de 1974, en la que dice:
“El analista, si se criba en el desperdicio que he dicho, es gracias a que tiene una idea de que la humanidad se sitúa en la buena fortuna (es donde está sumergida; para ella no hay más que buena fortuna), y es en lo que debe hacer circunscrito la causa de su horror, el suyo propio, el de él, separado del de todos, horror de saber (…) Desde ese momento, sabe ser un desperdicio. Es lo que el análisis da debido, al menos, hacerle sentir. Si ello no le lleva al entusiasmo, bien puede haber habido análisis, pero analista ni por asomo.” [4]
Lo que Lacan, nos enseña en este párrafo, puede ser tomado en función de nuestra aproximación que hemos venido realizando, como que el fin del análisis, se da al momento de que el analista, “sabe ser un desperdicio” (concepto que en lacan, hace alusión al desecho, a lo que ya no sirve). El ha venido acompañando al analizante durante su proceso, sin embargo este comprendió y resingnificó su significante, por ende ya no necesita del analista, para continuar…no por ahora. Lacan, menciona de igual forma que cuando se sabe un desperdicio, se debe generar un entusiasmo, que me atrevo a poner en el lugar del analizante, entusiasmo que no debe ser confundido, con las ganas, ni con la felicidad; sino que se debe comprender como el deseo del analizante de resignificar su fantasma, deseo ligado al “ser para la muerte”, a partir de días, meses, o años de asociación libre que reinventa la teoría y mueve al sujeto de su posición inicial.
Debido a lo anterior, el concepto de tiempo en análisis debe ser tomado en el orden de lo lógico, mas no de lo cronológico, puesto que lo meramente cronológico estaría contradiciendo el sexto principio que habla de una NO estandarización de la cura. El tiempo de orden lógico, tiene 3 momentos que son: el tiempo de ver, (que consiste en el momento inicial, la queja), el tiempo de comprender (subjetivación, responsabilización, empoderamiento de la situación) y ligado a el segundo, se produce un tiempo de concluir que va acompañado de una decisión impulsada por el deseo de resignificar, o entusiasmo como lo llamo Lacan. En este orden de ideas, el análisis podría decirse, que dura lo que el analizante se demore en comprender su discurso y hacerse cargo de él.
A modo de conclusión es válido mencionar que habiendo revisado el sexto principio rector del acto psicoanalítico, podemos darnos cuenta con mayor claridad que todo aspecto en un análisis, dista de cualquier esquema previo para su desarrollo, no es excepción de esto, la duración misma del proceso, ni el camino que sesión tras sesión se vaya recorriendo junto al analizante. La teoría es importante por cuanto conocerla nos permite como analistas un “punto de partida”, lo que siendo una metáfora podría decirse como el tipo de pasta de un libro, siendo su contenido el discurso propio de cada analizante, puesto que es este quien escribe en la sesión analítica, y el analista quien lee, dicha escritura y puntúa el discurso del sujeto. Debido a lo anterior, la duración de la cura no puede determinarse en un esquema o protocolo de atención clínica, puesto que como ya se ha revisado la subjetividad es el aspecto más importante a tener en cuenta al inicio de cada caso en psicoanálisis; por lo tanto el fin del análisis está ligado al paso que el analizante lleve de su propio discurso, como lo mencionábamos en renglones pasados, está ligado al tiempo de comprender, pues, es ahí donde siente la necesidad de concluir el proceso y hacerse cargo de su propia situación, dejando también de lado el vinculo con el analista, quien acompaño dicho proceso, pero ya es innecesario en lo que viene posterior a la conclusión. Esta no es más que una invitación a quien practique el análisis, por continuar su camino investigativo del ser, alejándose de toda infatuación, y aferrándose al único principio de que cada caso es un nuevo camino por recorrer y un nuevo mundo por explorar. Sin “desde dónde” teórico, es difícil ir. Sin lectura en la clínica nos quedamos sin “saber”[5].
“No, nuestra ciencia no es una ilusión. Sí lo seria creer que podríamos obtener de otra parte lo que ella no puede darnos.[6]”
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
– ALBERTO SANTIERE, Teoría sin Ciencia, Ciencia sin Teoría, En: Revista Imago Agenda, Agosto 2009, No. 132
– ERIC LAURENT, Principios Rectores del Acto Psicoanalítico.
– FREUD, Sigmund. El Porvenir de una Ilusión. En J. L. Etcheverry (Traduc.), Obras completas: Sigmund Freud (Vol.21, p 55) Buenos Aires-Argentina: Amorrortu Editorial. (1984) (Trabajo original publicado 1927)
– JACQUES LACAN, Nota a su “Grupo Italiano”, 1974.
[1] Tomado del sexto principio rector del acto psicoanalítico, Eric Laurent, 2004.
[2] SANTIERE, Alberto, Teoría sin Ciencia, Ciencia sin Teoría, En: Imago Agenda, Agosto 2009, No. 132, p. 3
[3] SANTIERE, Alberto, Op Cit. P. 3
[4] Fragmento de la “nota” de Jacques Lacan, que fue dirigida en 1974 a su “grupo italiano”.
[5] SANTIERE, Alberto, Op Cit. P. 3
[6] FREUD, Sigmund. El Porvenir de una Ilusión. En J. L. Etcheverry (Traduc.), Obras completas: Sigmund Freud (Vol.21, p 55) Buenos Aires-Argentina: Amorrortu Editorial. (1984) (Trabajo original publicado 1927)
VIDEO DE ENLACE: SEXTO PRINCIPIO
Profesor: MARIO ELKIN RAMÍREZ
Estudiante: ZULEIMA CAICEDO VILLALOBOS
Relatoría de la clase del 31 de Enero de 2014
OCTAVO PRINCIPIO:
La formación del psicoanalista no puede reducirse a las normas de la formación de la universidad o a las de la evaluación de lo adquirido por la práctica. La formación analítica desde que fue establecida como discurso, reposa en un trípode: seminarios de formación teórica ( para-universitarios), la prosecución por el candidato psicoanalista de un psicoanálisis hasta el final( de ahí los efectos de formación), la trasmisión pragmática de la práctica en las supervisiones( conversaciones entre pares sobre la práctica), durante un tiempo, Freud creyó que era posible determinar una identidad del psicoanalista. El éxito mismo del psicoanálisis, su internalización, las múltiples generaciones que se han ido sucediendo desde hace un siglo, han demostrado que esa definición de una identidad del psicoanalista era una ilusión. La definición del psicoanalista incluye la variación de esta identidad. La definición es la variación misma. La definición del psicoanalista no es un ideal, incluye la historia misma del psicoanálisis y de lo que se ha llamado psicoanalista en distintos contextos del discurso.
La nominación del psicoanalista incluye componentes contradictorios hace falta una formación académica, universitaria, o equivalente, que conlleva el cotejo general de los grados. Hace falta una experiencia clínica que se trasmite en su particularidad bajo el control de los pares. Hace falta la experiencia radicalmente singular de la cura. Los niveles de lo general, de lo particular y de lo singular son heterogéneos. La historia del movimiento psicoanalítico es la de las discordias y la de las interpretaciones de esa heterogeneidad. Forma parte, ella también, de la gran conversación del psicoanálisis, que permite decir quién es psicoanalista. Este decir se efectúa en procedimientos que tienen lugar en esas comunidades que son las instituciones analíticas. El psicoanalista nunca está solo, sino que depende, como en el chiste, de otro que le reconozca. Este otro no puede reducirse a otro normalizado, autoritario, reglamentario, estandarizado. El psicoanalista es aquel que afirma haber obtenido de la experiencia aquello que podía esperar de ella y, por lo tanto, afirma haber franqueado un “pase” como lo nombro Lacan. El “pase” testimonia el franqueamiento de sus impases. La interlocución con la cual quiere obtener el acuerdo sobre ese atravesamiento, se hacen dispositivos institucionales. Más profundamente, ella se inscribe en la gran conversación del psicoanálisis con la civilización. El psicoanalista no es autista. El psicoanalista no cesa de dirigirse al interlocutor benévolamente a la opinión ilustrada, a la que anhela conmover y tocar en favor de la causa analítica.
Durante la exposición del octavo principio se enfatiza en la formación del psicoanalista, retomando la historia de los orígenes de la Universidad que de inicio aparece en la sociedad medieval con Santo Tomás, quien inicia leyendo la Biblia en espacios públicos y ahí donde aparece la cultura del Libro y su interpretación a través del tiempo la universidad se fundamenta en burocracia en la organización y estructura del poder caracterizada por procedimientos, normas, lineamientos donde son evaluados todos los pasos del participante para poder tener una identidad profesional.
Desde la psicología se realiza una formación práctica, técnica y teórica de conceptos del qué hacer donde constantemente se evalúa y son supervisados.
Se retoma el origen del psicoanálisis a Sigmund Freud como padre; hijo de padres judíos se traslada a vivir a Viena donde realizó estudios de medicina, neurología y cuando fue a enseñar a la Universidad, no pudo porque debía tener título de profesor lo cual a él le llegó cuando era un anciano. Por esa circunstancia e historia hizo que el psicoanálisis floreciera en la casa donde Freud con amigos y pacientes se reuniera en grupos y formara la sociedad de amigos de Viena, se reuniera leer libros, artículos, revistas y a debatir ideas se hace representativo un grupo de siete seguidores de Freud los cuales eran identificados por anillos, aparece por primera vez la figura de la mujer con Melanie Klein quien aportaba a la clínica con niños.
Se enfatiza en la formación psicoanalítica a partir del discurso, actas de discusiones, debate de ideas y el saber de la teoría psicoanalítica.
Se puntualiza la importancia que el psicoanalista debe pasar por análisis, saber que no es aprender un dogma debe de leer a Freud, leer a Lacan por eso existen seminarios, congresos y eventos donde se les pide a los psicoanalistas estar actualizado en las escuelas.
El psicoanalista en formación debe ser analizado y saber de su análisis porque es ahí donde se ven los efectos de la formación que se juzga por las consecuencias donde se ven los efectos a partir de la singularidad.
Es a través de la transmisión pragmática de conversación de pares y de práctica de interactuar con el otro la cual es interminable.
Freud era el analista quien autorizaba el analista y su criterio es qué crean en el inconsciente.
Lacan desde su propio análisis se autoriza de si mismo y de algunos otros el psicoanalista en formación se direcciona a la singularidad del sujeto que ha podido llevar su análisis hasta el final.
En la nominación del psicoanalista hace referencia a tres aspectos en lo académico, la formación clínica y el pasaje por la experiencia analítica. Son tres modos de vivir el psicoanálisis y esto ha permitido de alguna manera una serie de discusiones interpersonales y aportes de posicionamientos en cada una de las escuelas psicoanalíticas.
A partir del surgimiento de la teoría psicoanalítica se presentaron puntos de encuentro y debates en los cuales se evidencio crisis, distanciamientos, malestar, los cuales generaron construcciones conceptuales aportando aplicaciones múltiples al psicoanálisis.
Es de resaltar los cinco pilares de la civilización la política, la lógica, la biología, la ética y la estética los cuales han sido subvertidos al campo psicoanalítico.
Lógica: donde Freud hace referencia a la lógica de los procesos psíquicos inconscientes, Lacan propone la lógica del significante para dar cuenta de que el sujeto del inconsciente es lo que representa un significante, la ética: compromete al psicoanalista a una relación con lo verdadero a una responsabilidad subjetiva, según Freud va construyendo y atravesando el fantasma y según Lacan va haciendo uso del síntoma y haciendo velar la dirección de la cura y el final del análisis.
La política: cuando se logra posesionar al psicoanálisis en el discurso de la neurociencia y la medicina y la contribución a los malestares de la civilización contemporánea.
Biología: Para Freud la biología en el psicoanálisis hizo muchos aportes como la capacidad de producir ciertos químicos con fines psíquicos que responde al deseo o síntoma. Lacan insiste en distanciarse y propone al goce como producto del lenguaje.
Estética: Freud la sublimación como destino de la pulsión una manera de materializar la fantasía sin objeto, retoma al objeto de la estética y a los efectos.
Dentro de la transmisión del conocimiento se ilustra sobre la AMP la asociación mundial del psicoanálisis tiene por objeto promover el desarrollo del psicoanálisis por el mundo. Creando espacios donde se impulsa la lectura, la escritura, el análisis, la interpretación y la conformación de grupos de participantes los cuales a través del discurso comparten ideas y construyen conocimientos a partir del interactuar con los otros y la gran importancia de estar actualizándose en seminarios, congresos y eventos en todo el mundo.
Se especifica que en estos grupos o conversaciones de pares no hay estándares es un conjunto de heterogeneidad es de rescatar que el analista solo no puede existir porque depende del otro social que lo reconozca.
BIOGRAFÍA
Vídeo enlazado: Octavo Principio
Oscar Zack. Psicoanalista de orientación lacaniana. Docente Instituto Clínico de Buenos Aires. Apartes de la conferencia publica dictada en la Universidad ICESI dentro del seminario Los Decires del Amor de la Nueva Escuela Lacaniana NEL Cali.
Compartimos este primer programa de “Otra trama”, una nueva etapa del ciclo que hasta la semana pasada se llamó “El refugio de la cultura”. Nos visitan las actrices Marilú Marini y Victoria Almeyda para conversar sobre “Las criadas”, obra en la que se destacan; hablamos con el psicoanalista Oscar Zack de su libro “Los decires del amor”; dialogamos con los actores Juan Palomino y Ana Yovino de “El partenaire”, la obra que presentan en el Cervantes; y recordamos al fallecido escritor Héctor Tizón.
Scarlet Street (conocida para su distribución en castellano como Perversidad o Mala mujer ) película estadounidense dirigida por Fritz Lang y estrenada en el año 1945.
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Una breve definición freudiana y su explicación.
Santiago Castellanos, psicoanalista y médico, miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), habla en el Colegio Oficial de Médicos de las Islas Baleares -febrero de 2013- acerca de un tratamiento posible de la fibromialgia con las herramientas del psicoanálisis de orientación lacaniana. Presenta la conferencia Carlos Farrés, psicoanalista en Mallorca.
Esta experiencia clínica la desarrolla en el libro “El dolor y los lenguajes del cuerpo”, editado por Grama Ediciones.
Stendhal ilustra a la perfección el carácter discorde de la idea seguida por todos, hombres y mujeres, atormentándose cuando algo les falta pero que intentan, al mismo tiempo, no acercarse demasiado: Que quieren y no quieren, que desean y temen, prisioneros, como son, de las paradojas del deseo.
Pero este no es el tipo de felicidad que puede exigirse a los gobiernos en reivindicaciones y manifestaciones callejeras. No tiene sentido… porque ese tipo de felicidad no es un derecho, como tampoco lo es el amor, que sobrepasa la esfera pública. Esta felicidad no se encuentra codificada en las normas que regulan la vida de una comunidad.
De hecho, es ese tipo de felicidad la que se espera de un psicoanálisis. Ciertamente al psicoanálisis se pide una cierta felicidad. La población quizá podría contentarse -en el sentido de la felicidad espartana de Saint-Just- siguiendo los modelos definidos por un plan gubernativo, o según los parámetros establecidos por los economistas.. pero las personas, individualmente, buscan otra cosa, algo diferente.
Las personas no buscan la felicidad lineal, objetiva y cuantificable, sino que persiguen una felicidad paradójica, que ofrezca siempre algo nuevo, perdiéndose, a veces, en los laberintos del hiperconsumismo. Se podría quizás, pensar en un “extra” que hiciera de la vida propia algo distinto de un proceso vital destinado tan solo a autorreproducirse.
¿Y dónde conseguir ese “plus” que no reduzca la vida al mero mantenimiento de sí misma sobre el hilo esencial de las necesidades y las distracciones? Este suplemento el psicoanálisis lo encuentra, no en el sentido de la vida -objetivo que pertenece al pensamiento religioso y que va hacia la trascendencia-, sino en el goce, que se realiza en la inmanencia.
El goce es, sin embargo, por definición algo que se pierde en el mismo momento en que el hombre se constituye como tal, en el mismo momento en el cual no es simplemente animal, sino animal racional, es decir, ser parlante. MF