Lacan aborda, en su Seminario XI, los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Los aborda por pares: el inconsciente articulado a la repetición y la transferencia a la pulsión. Rompe así con el callejón sin salida para la práctica analítica al que habían conducido los post-freudianos al concebir la transferencia en el registro de la repetición. El sujeto repite porque evita siempre lo real de la misma manera. La transferencia, aliada de la pulsión, es la posibilidad de un encuentro que no sea fallido. La transferencia permite el encuentro que evita la repetición. La repetición es empuje a la ruptura de la homeostasis. Es el más allá del principio del placer. Es lo que encontramos en la insistencia del síntoma. La repetición se opone a cualquier ideal de equilibrio. Es por esto que la demanda de salud mental como aspiración al completo bienestar bio-psico-social puede conducir, paradójicamente, a la insatisfacción y a la depresión generalizada. El ideal de la salud mental es hacer al síntoma mudo. El síntoma, en el registro de la salud mental, debe ser homologable. Es un síntoma resultado de la comparación estadística. Es un síntoma desubjetivado. Es el mismo síntoma que padecen muchos. Es el síntoma definido por el técnico, no por el paciente. Este síntoma, desprovisto del auxilio del enigma que representa para el sujeto, hace obstáculo a la transferencia y aboca a la repetición. MFB
Tomado de: icfgranada.
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