Curso: Lo Trágico en la Adolescencia
Profesor: Mario Elkin Ramírez
Protocolo de clase: 04/08/2015
Realizado por: Hander Andrés Henao
La adolescencia, efectivamente como lo intuyera F. Wedekind, es un Despertar de la sexualidad y una tragedia de lo Infantil, puesto que se establece como el periodo del resurgimiento de la plena función sexual, pero modificando sus estructuras, procesos y objetos infantiles. En lo que Freud denominó como “Metamorfosis de la pubertad”, rompemos con la pulsión auto erótica y nos lanzamos al encuentro con el objeto exterior. Ya no solo se busca el placer, sino también la descarga de los productos sexuales. El propósito del tercer ensayo de Freud, es mostrar el proceso de transformación de la sexualidad infantil en la sexualidad adulta (Normal). Dos son las transformaciones fundamentales: 1) La primacía de la zona erógena genital y 2) el Hallazgo del objeto sexual, que hemos venido trabajando en las últimas clases. En la clase de hoy corresponde exponer los parágrafos finales relacionados con esta última transformación: Hallazgo del Objeto.
El Profesor comienza haciendo un empalme articulador con las discusiones anteriores hablando de las fantasías en relación con los esfuerzos somáticos que no se presentaban en la infancia. En esa medida, cuando ocurre este proceso onírico, lo que se está manifestando es una “Regresión” a modalidades infantiles de encuentro con el objeto (Recordemos la relación entre Juego y Fantasía, así como la relación de estas fantasías con imágenes inconscientes). Lo anterior, permite introducir un elemento importantísimo en la consideración psicoanalítica de la adolescencia, a saber el “Sepultamiento del Edipo” y la “La Liberación del Individuo de la autoridad de sus Padres”. Todas las orientaciones anteriores de sus acciones, que estaban dadas por vinculaciones psíquicas de carácter edípico, por su vinculación directa con las figuras paternas que transmiten las orientaciones, comienzan a ser relativizadas en la adolescencia.
El profesor Mario Elkin Ramírez, sobre este punto dice que es de una naturaleza “Estructural” dentro del desarrollo y progreso de la civilización humana. La aparición del “Choque Generacional”, una oposición entre padres e hijos, manifiesta una serie de constelaciones (moda, actos, deseos, etc.) que permiten a Freud considerarla como un elemento motor del desenvolvimiento cultural.
El joven “se sale de las manos” de sus padres – o de las figuras de estos-; comienza una búsqueda de su “identidad” rompiendo con las antiguas figuras de “identificación”. Los padres han dejado ser modelo del Yo; en su interior se ha instalado un “agujero” en su experiencia y en su saber, que hace que el adolescente presente una hostilidad frente a sus orientaciones. ¿Qué sucede entonces? ¿Es un proceso lineal y para nada doloroso, por ser un elemento necesario e importante en la evolución cultural?
El proceso es doloroso y, el dolor es en ambos, tanto del lado de los padres como del lado de los hijos. En el adolecente hay un anhelo de “regreso” a la niñez, dado por el amor y protección de los padres que los guiaban y lo cuidaban en la vida. El sentimiento entonces es “Ambivalente”, de amor y odio hacia los padres. Por ejemplo, en la pieza de Wedekind, menciona el profesor, Mauricio lee un Manual sobre Sexo, mientras su desorientación y su angustia lo agobian. Odia a sus padres por no permitirle el placer del sexo, pero los ama y anhela en la medida que necesita una orientación en aquel terreno escabroso. Tal sentimiento de ambivalencia, nos dice el profesor, está dado por el universo edípico que se teje alrededor de las vivencias humanas. En la “identificación primaria”, la más temprana exteriorización de una ligazón libidinal con un Objeto (otro), momento arcaico infantil – y de la especie-, es donde se prepara la estructura del Edipo, por lo que el sepultamiento de éste, necesariamente está relacionado con el proceso de rompimiento con las identificaciones que sostenían antiguamente al Yo.
El profesor nos dice que consecuente a esto, la visión psicoanalítica de la pubertad no es para nada teleológica, basada en la linealidad de un tránsito de una etapa a otra, sino todo lo contrario, se trata de una serie dinámica de momentos donde hay puntos de “Fijación” de formas particulares de elección de objeto en etapas anteriores, que generan, como modalidad defensiva del aparato psíquico, “Regresiones” a ellas en momentos posteriores. Las vivencias infantiles y la relación con los padres, producen ciertos modelos en los comportamientos, que permite ver la permanencia del niño en el adulto. El profesor da unos ejemplos de aquellas fijaciones y modalidades de regresión dadas en el terreno de las relaciones amorosas, como algunos conflictos entre nueva y suegra, así como una particular del propio Freud. Con todos estos ejemplos, el profesor quiere mostrar que cuando aparecen algunos diques, la búsqueda del objeto se regresa a objetos infantiles.
En ese momento, una de las compañeras pregunta sobre la idea de causalidad hereditaria en las patologías psíquicas. El profesor responde con una visión global que permita continuar con su exposición a la vez que responder a la pregunta. En una primera medida, dice que en la época de Freud era muy común encontrar ese tipo de explicaciones sobre el carácter hereditario de la anomalía, a la vez que estaba muy delimitado el carácter normal y patológico. Además en la sociedad victoriana se presentaba una doble moral, en la que se restringía fuertemente lo erótico, pero a la vez abiertamente existían establecimientos para el despliegue de ese eretismo (prostitución). En ese orden de ideas, dice el profesor que si bien el concepto de Neurosis ha cambiado desde la postulación hecha por Freud (psiconeurosis y neurosis actuales), este aún permite derribar la fuerte barrera entre lo Normal y lo Patológico, en la medida que se abstrae de toda consideración de degeneración u herencia orgánica, así como de toda consideración moral.
El psicoanálisis redefine el concepto de lo clínico, diciendo que estos estados patológicos se producen porque quedan restos de una etapa anterior en proceso de traducción o ligazón de una pulsión. Como ya venía diciendo el profesor, lo que ocurre es una “Falta de Trascripción”, una falla en la tramitación de una tensión sexual, por lo que se regresa a vías anteriores de tramitación. En ese sentido, el profesor responde la pregunta diciendo que si habría un carácter hereditario, este se instalaría en el orden del lenguaje, que transmite formas de vivir y de ver el mundo, puesto que al adquirir el lenguaje, se adquiere con él, formas sociológicas ya constituidas.
En resumen, hay dos grandes clases de causalidades psíquicas dice el profesor, relacionadas con la “Necesidad” y “Contingencia”, con lo colectivo e individual. Con respecto a lo necesario, hay que tener claro que es aquello que genera la Serie; aquello constitutivo que impulsa a que se tienda a repetirse las vivencias, puesto que su fundamento se arraiga en el componente somático del hombre. Por otro lado, tenemos el azar, la biografía y la experiencia personal y particular de cada individuo, que causa que ciertas vivencias de su historia personal, se repitan, a la vez que pone en discusión la serie armada. Este proceso, aclara el profesor Ramírez, se da en una interconexión mutua entre los Factores “Predisponentes” y el “Factor precipitante”, es decir, depende de lo que Freud denominó “serie complementaria”, que es el proceso por el cual el síntoma neurótico o el comportamiento normal se estructuran.
En ese orden de ideas, Freud en el parágrafo de la prevención de la inversión, lo que está haciendo es mostrar cómo realmente no se puede establecer completamente esta prevención, debido a que se arraiga en el “Hermafroditismo psíquico” de las etapas anteriores. Propiamente las vivencias de carácter invertido, están dadas sobre la base del proceso ya expuesto de regresión y de fijación. Se presenta entonces una de las escenas de la obra de Wedekind, en la que se puede ver acciones y actitudes homosexuales. El profesor termina diciendo que lo anterior, permite considerar que no hay sexualidad natural, que la heterosexualidad misma, la atracción reciproca de caracteres opuestos, es igualmente una conquista.
El profesor termina la clase, diciendo que hasta aquí se ha abordado este tercer ensayo, en donde se puede ver una concepción psicoanalítica de la adolescencia, a la vez que se construye una teoría general del desarrollo psicosexual del hombre.
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