El capitalismo nos sumerge en el elemento de la utilidad: sólo vale lo que sirve para algo, y ese valor es la medida de su utilidad. La filosofía utilitarista pretende sostener la paz del mundo con el imperativo del bienestar. La cosa cambia cuando alguien pretende fundamentar el valor de la vida humana a partir de su utilidad: lleva a la fundamentación de una esclavitud generalizada. Lacan se mostraba reticente ante los esfuerzos por dar un valor a la vida.
Más que de la vida, Lacan habla de deseo, del cual podemos distinguir su utilidad, derivada del velo y de la representación, de su inutilidad, la del objeto descubierto por el psicoanálisis. Y analizando el deseo, Lacan encuentra el goce, el núcleo inútil del deseo, pero a la vez liberador, traza de escritura merced a la cual la vida se escribe como un poema. TV