CURSO: INTRODUCCIÓN AL PSICOANÁLISIS

PROFESOR: MARIO ELKIN RAMÍREZ

ESTUDIANTE: Daniela López Montoya

FECHA DE LA CLASE: 7 de Abril de 2016

La clase empieza  con la lectura del protocolo realizado por Sara Saldarriaga, luego la compañera Daniela Guerra inicia la exposición del capítulo décimo sexto ‘’Psicoanálisis y Psiquiatría’’ de la obra ‘’Conferencias de introducción al psicoanálisis’’ de Sigmund Freud, en el cual el autor trata de darnos un acercamiento a la comprensión de los fenómenos neuróticos, además nos muestra cómo el psicoanálisis se contrapone de la psiquiatría. Después de terminada dicha exposición, el compañero Víctor David se ofrece para leer nuevamente el protocolo de la clase anterior.

Posteriormente, el docente Mario Elkin Ramírez complementa la explicación del capítulo  «Psicoanálisis y Psiquiatría» afirmando que en este nuevo ciclo de conferencias de Freud, en el contexto de la Guerra Civil y la Primera Guerra Mundial, él quiere introducir a su público en la comprensión de los fenómenos neuróticos  (los síntomas y estructuras) que aunque no es un campo tan conocido, implica una confianza hacia lo que Freud enseña. El psicoanálisis es una ciencia argumentativa, sin embargo no se les exige a los pacientes un acto de convencimiento y de adhesión a esta; lo cual se relaciona con la conferencia anterior ya que entra en juego la variable de subjetividad del analista.
En este sentido, el autor llama al psicoanalista a una cierta neutralidad donde no se elimina la subjetividad sino que se pone en suspenso, como una especie de abstinencia por parte del profesional a sus intereses y deseos como persona mientras realiza su labor.

En el diálogo analítico hay una disimetría porque finalmente hay un solo sujeto implicado, el paciente. En esta lógica, se presenta una condición fundamental para ser psicoanalista y es haber sido psicoanalizado, lo que le permite trabajar su subjetividad como paciente,  descifrar su inconsciente y conocer su forma de satisfacción en el mundo. El profesor afirma que no existe el autoanálisis e incluso en el caso de Freud siempre necesitó de otro, llamado Wilhelm Fliess.

En este orden de ideas se dice que en la relación analista-analizado, se le pide al sujeto decir todo lo que se le ocurra, lo que se le venga a la cabeza, desde lo más mínimo hasta aquello que crea más trascendente, concediéndole al psicoanalista cierto poder al cual tiene que renunciar para dedicarse a escuchar y a inferir la materialidad del aparato psíquico de su paciente, además de ganarse su confianza conociendo la verdad subjetiva

Hay un momento donde no todo se puede analizar, ya que esto permite que el otro se quite de encima cargas con las que viene en su recorrer histórico y al soltar estas cargas se va sintiendo más libre, menos culpable y de una manera general eso está bien, sin embargo hay casos en los cuales no se puede desculpabilizar a las víctimas ya que eso es lo que lo amarra, de cierto modo lo humaniza y le hace ser un poco más consciente de aquello que ha hecho y que no está bien. Hay que negarle entonces el análisis a los débiles mentales porque se convierten en canallas.

El profesor termina retomando algunos ejemplos para hacer evidente lo dicho anteriormente.

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