CURSO: Sujeto, memoria y conflicto
DOCENTE: Mario Elkin Ramírez
ESTUDIANTE: Verónica Mira Vélez
Protocolo del 25 de Agosto/ 2016
La clase inicia con la lectura del protocolo y al terminar se sigue con la exposición de Diana Elisa Arango sobre el libro Los escogidos (2012) de Patricia Nieto profesora de comunicación social y periodismo, periodista y cronista colombiana, el libro se desarrolla en Puerto Berrío, municipio de Colombia, localizado en la sub-región del Magdalena medio del departamento de Antioquia.
Es la historia de los muertos que el río Magdalena lleva hasta Puerto Berrío, la compañera relatando como al principio la gente cogía los cuerpos encontrados y llamaban al funerario Luis Fernando Mesa Buriticá, encargado de recogerlos, llevarlos a la funeraria y en cierta medida les otorgaba la paz, hay muchos relatos de cómo la gente en su cotidianidad en lugar de encontrar peces encontraban cuerpos, en estos años salió la ley de justicia y paz, había ya una masificación del fenómeno de los cuerpos en el río y la gente no los cogía porque era ilegal, entonces les clavaban palos y hacían que se encallaran para que supieran dónde estaban.
Diana nos cuenta que el pabellón de los olvidados es un muro en el cementerio de Puerto Berrio, perteneciente a todas las personas N.N encontradas, estas se identifican con número o código pero la población se ha apropiado de esos cuerpos y los ha nombrado, ponen las identidades de sus muertos en estos que no saben quiénes eran, los nombran, les rezan, cuando se le da la significación de escogido nadie más puede tenerlo y hacen cosas para que el ánima los deje dormir, es una cadena ¨recíproca¨ de favores, llegó un punto en que los colores de las lápidas impedían el reconocimiento porque les estaban borrando la identificación con sus adornos y mensajes.
El conflicto cambió las dinámicas de cotidianidad de las personas de Puerto Berrío, jugó con la concepción de un muerto que no es propio pero puede serlo, esos muertos sin nombre, protagonistas de esta historia, van contando detalles de la guerra infame y larga que castiga al Magdalena Medio desde hace tantos años, estas dinámicas cambian la relación entre la vida y la muerte, resignifican el río como un aliado de los victimarios que se convierte en un mecanismo útil para esconder la evidencia; los pepes ¨muertos de río¨ flotan como mensaje de guerra, instrumento de aviso.
Los victimarios son las personas vivas y muertas, a estas últimas el hecho de ser víctimas no los despoja de esa identidad arrebatada, no lo despoja de su valor, hay una resignificación de las tumbas porque la memoria se resignifica en cada lápida a través de este pabellón
Se introduce una frase de Patricia Nieto ¨como no se conoce comienzo ni desenlace el libreto está lleno de preguntas¨ ¿quién en realidad está enterrado?, alrededor del conflicto y esta memoria se están haciendo muchas preguntas más.
¨la memoria no yace muerta ni en el cementerio ni en el río, la memoria es una mujer que viaja de Medellín a puerto Berrío¨ Patricia Nieto.
En Puerto Berrio las víctimas están visibilizadas pero las víctimas también son esas del pabellón que no se sabe quiénes son, hay un proceso de construcción colectiva y de apropiación en esta comunidad que nombra y hace suyos a estos desconocidos.
Diana expone las fotos tomadas en Puerto Berrio con frases como ¨gracias por siempre N.N¨ ¨aquí todos somos iguales¨ ¨Marinela, en lo desconocido siempre tendrás un amigo¨
Al terminar la exposición el profesor comienza una reflexión sobre la exposición antes hecha diciendo que la diferencia fundamental que establecen los antropólogos entre otros homínidos y el ser humano es el rito funeral, el trato por el cadáver es muy propio del humano por la conciencia que tenemos de la propia muerte, en ¨De guerra y muerte, consideraciones de actualidad¨ Freud se atreve a decir que, los humanos somos hipócritas frente a la vida porque somos hipócritas frente a la muerte, nos comportamos como si fuéramos eternos, no pensamos en la muerte y la propia muerte es inimaginable.
La representación más próxima que tenemos de la propia muerte es la del otro, sobretodo del ser querido, nos conmueve la muerte de alguien cercano, hay un juego de intereses libidinales rotos, cuando uno ama a alguien dice Freud el yo ama a los objetos de amor.
Se cuenta el mito de narciso para ejemplificar que en el amor a sí mismo hay un factor mortífero, el yo se acerca al otro porque amamos lo que no tenemos, el amante se reconocerá siempre en falta. Somos platónicos en el sentido del amor, por la idealización del otro, el amor tiene estructura de engaño. Por eso nos duele el ser querido muerto, porque perdemos algo propio. Es una herida en el narcisismo.
El ritual funerario es necesario para hacer duelo, sin cadáver no hay duelo y este se eterniza es un tipo de crueldad psicológica, se borra en lo real y en lo simbólico al ser humano al eliminar el nombre propio, pero lo que hacen estas personas al nombrarlos es resignificarlos y darles la dignidad de humanoS, además, hay un beneficio en adoptar un cadáver de parte y parte porque mientras nos nombren vivimos de algún modo, así sea en el orden de lo simbólico y este ser nombrado responde con favores que son pedidos, como a un santo personal.
Bibliografía:
Patricia Nieto, Los escogidos, Sílaba Editores, 2012.
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