Curso: Lo trágico en la adolescencia
Profesor: Mario Elkin Ramírez
Protocolo de la clase del 28 de julio de 2015.
Realizado por: Daniel Jaime Vargas Cossio
A partir de la exposición realizada sobre el hallazgo de objeto, en los procesos de la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales. En el varón por su parte, dice Freud, el ímpetu del miembro erecto conlleva a la nueva meta sexual, que es penetrar en una cavidad del cuerpo que excite la zona genital.
En los procesos de la pubertad, se afirma el primado de las zonas genitales. Por estudios previos sobre la sexualidad infantil, primero se da una satisfacción de forma auto-erótica y en segundo lugar se da una sexualidad donde no hay un primado de la zona erógena sino muchas zonas erógenas en juego (Zona oral, genital y anal). Así pues, cuando Freud comenta sobre el primado de la zona genital en la adolescencia se puede decir que el cuerpo como tal es una zona erógena, esto quiere decir que se da una organización bajo este primado, de esta manera el sujeto tendrá una sexualidad regida por este primado; es así como, todas las zonas pasarían a ser parte del mecanismo previo sometidas a los placeres preliminares al coito, mientras que desde la sexualidad infantil esto sería visto como lo que planteo Freud: una perversión perversa polimorfa.
De esta forma se vuelve sobre la nueva meta sexual en el varón, la penetración de una cavidad que excite la zona genital, leyendo lo que hay de implícito el profesor se pregunta ¿qué pasa en la niña? en contrapartida a estas posturas, algunas psicoanalistas comentan que la nueva meta sexual de la mujer sería recibir en la cavidad el miembro erecto, lo que desde el punto de vista animal tiene coherencia, aunque, desde el punto de vista humano no.
Para continuar con el apartado del objeto sexual del periodo de la lactancia (lo sexual y la nutrición), comenta Freud, la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio (El pecho materno). Las exigencias de la nutrición imponen la necesidad de reconocimiento de un objeto altero, imponen la necesidad de reconocer un objeto externo al cuerpo siendo este el que procura el alimento para asegurar la nutrición, en este sentido el primer objeto de satisfacción de la pulsión de auto-conservación es el pecho, por tanto, no solo es un objeto de nutrición ya que es el primer objeto de amor, la madre solo es la prolongación del pecho o la nodriza para la época, además, hay que tener en cuenta que el periodo de “amamantamiento” es de una duración variable entre unos meses o quizás un par de años.
Es pues evidente que aquello debe de parar, Lacan lo llama el complejo de destete, hay un conjunto de representaciones anudadas al sentimiento, se da un vínculo de amor entre el niño y el pecho, mostrando así el paradigma del amor humano (Amor y placer). En el principio se forma una dependencia, no solo por la parte nutricia y protección del sujeto que nace en un total desamparo, sino además, por el afecto. El destete impone la separación entre la madre y el hijo, este, deja de ser lactante al igual que infante. Dicha separación del primer objeto de amor dice Lacan en el texto sobre los complejos familiares y sus relaciones con la psicopatología se vuelve el modelo de toda separación del sujeto en su vida, perder ese primer objeto es la base para poder inscribir en una serie psíquica todo tipo de separación. Luego la pulsión sexual pasa a ser auto-erótica, para ser restablecida con el objeto externo.
Sin embargo, en esa separación impuesta por el destete, la pérdida no es solo para el hijo, esto se puede evidenciar en la fenomenología del niño que va a la guardería, él pues, encuentra otro objeto, la jardinera, en un lugar no familiar que termina siendo con el tiempo familiar. Pero… ¿qué pasa con el otro sujeto de la separación, la madre? el hijo que es parte de su cuerpo, que ahora está afuera, siendo éste depósito de sus ideales, -lo que conlleva una carga emocional- empieza una vida ya planificada, queda ahora la madre sola, lo que termina siendo un sufrimiento que se da de forma dramática, después de esta separación primera vienen separaciones que se repiten, siendo la separación definitiva de madre e hijo el matrimonio, cuando se pone en medio del vínculo madre e hijo otra mujer, aunque, para nuestra cultura el acto del destete no se cumple de una forma definitiva.
En cuanto a dicha separación, a partir de esta se dan nuevos reencuentros con ese primer objeto buscando así una restauración del mismo, un sustituto. A lo largo del periodo de la latencia el niño aprende a amar a otras personas que remedian o restauran el desvalimiento y cubren sus necesidades. En su búsqueda de hallazgo del objeto se ama todo aquel que proteja y nutra; Freud en su texto de 1914, Introducción al narcicismo, pone de manifiesto dos tipos de amor: un amor narcisista y un amor anaclítico. Este último referencia al auxilio, protección; tal cual la madre nos nutre y el padre nos protege (Figuras paternas), ahora pues, el amor narcisista siendo este el amor al yo. Se ama al otro por lo que yo fui, a lo que soy (amar el homoi) y se ama en el otro lo que yo quise ser y no fui; En este último se encajan los padres, su amor es puramente narcisista.
Para finalizar, es en el periodo de latencia donde se aprende a amar a otro, no familiar, con un modelo familiar. Pero es pues introducido el niño en la sexualidad desde sus primeros cuidados, donde no solo la manipulación y dichos cuidados que causan erotismo bastan para el despertar de la sexualidad, la ternura misma posibilita dicho despertar. Es pues la tragedia adolescente. La sexualidad no es innata, viene del otro, el niño aprende a amar.
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