Psicoanalista en Barcelona. Doctora en Psicología. Analista Miembro de la Escuela (AME) de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) y la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). DEA du Champ Freudien (Universidad París VIII), Profesora Titular en la Universidad de Barcelona hasta 2013.
El ser humano es un ser que habla y por ello un sujeto con un cuerpo que no debe confundirse con el organismo. El cuerpo es superficie, territorio colonizado por la imagen, por las representaciones de época que lo sostienen, por los significantes que lo modelaron, por los objetos de la satisfacción que recortaron su topología de orificios… Así el cuerpo es imagen, es carne de goce y será cadáver para ser definitivamente Otro en el culto de la memoria o nada en un olvido irrecuperable. La imagen del cuerpo da la idea de “yo”, al organismo no se lo reconoce porque no hay un espejo que devuelva su silueta. El cuerpo registra el paso del tiempo aunque el sujeto internamente sea sin edad y deba irse adecuando a las edades del cuerpo y a las emergencias del organismo.
La relación con la imagen del cuerpo registra cambios subjetivos en el reconocimiento: despersonalizaciones, rechazos, fascinaciones; pero nadie se reconoce en una radiografía.
La relación con el propio cuerpo es compleja y la forma en que cada uno hace con ese cuerpo atravesado por el goce y el paso del tiempo tiene que ver con modo en que cada uno hace con su síntoma.
Tomado de: Seminario del Campo Freudiano en Valencia