El deseo es el deseo de un objeto siempre perseguido y que siempre se escapa. Así, al menos, es en el contexto edipico, que Lacan continúa formalizándolo como metáfora paterna. Pero Lacan no se detiene en esto. El objeto causa del deseo no es un objeto a perseguir, sino un objeto que empuja al sujeto, que provoca el deseo. Aquí, pues, el horizonte se ensancha. La imagen del fantasma perfila un horizonte múltiple, que tiene en sí mismo, como ha dicho Miller, las condiciones de un más allá del Edipo. Trataremos entonces de explorar el deseo en este nuevo contexto y en esta nueva definición. MF

Tomado de: icfgranada

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