Relatoría del 26 de febrero de 2015
Seminario de Conceptos 1, “Lo inconsciente”
Profesor Mario Elkin Ramírez
Por: Paula Andrea Martínez
Prägung, es quizá la marca que ha dejado la sesión pasada, cuya traducción aún nos queda en suspenso, un suspenso que no nos limita en el intento de ir más allá en la comprensión de sus efectos en el inconsciente.
Y para ser consecuente con la clase del día de ayer, pretendo inscribirme en una presentación lógica, más que cronológica en el intento de dar cuenta de los ejes que constituyeron los diversos momentos de nuestro pasado encuentro.
Pensar en términos tópicos la multivocidad del inconsciente, invita casi de inmediato a construir metáforas que nos permitan entender de qué se trata aquello de los lugares psíquicos ante la imposibilidad de ubicar localidades anatómicas, hablamos de lo inconsciente como una puerta susceptible de abrirse, o como un virus troyano que lucha por filtrarse en nuestros equipos, y que requiere de ciertos mecanismos para su activación. En ambas metáforas es claro aquella premisa de la negatividad del inconsciente, ese In, que nos remite además a lo inaccesible y a lo inefable.
En el contexto del apartado del texto Freud se cuestiona sobre las posibilidades que pudieron operar cuando una representación se encuentra en la fase consciente. La primera de ellas se trataría de una nueva transcripción de la representación inconsciente, y la segunda, un cambio de estado, en el sentido de la transposición o la conversión. A lo que Freud nos dice para entonces, no tiene aún la respuesta. La nociones de desalojo y censura son hasta ahora las operaciones que nos explican el mecanismo de la represión, sin embargo, se anuncia cómo Freud en otro de sus textos de 1915 nos habla de una fuerza de atracción que ejerce el inconsciente y que sin duda alguna también nos remite a Prägung.
Insisto, es Prägung lo que visto retrospectivamente durante la sesión permitió esclarecer asuntos que hasta ahora habían quedado inconclusos con relación a los primeros capítulos del texto “lo inconsciente”. Preguntas valiosas como ¿Qué es lo inconsciente no reprimido?, o ¿De qué vivencia se trata en lo reprimido originario? O ¿cuál es la naturaleza de los actos psíquicos? hallaron su respuesta en lo que podríamos paradójicamente nombrar como lo innombrable, el agujero en el cual algo se inscribe sin pasar por la conciencia, la marca que jamás será susceptible de ser significante al no integrarse en el sistema de verbalización que tenemos como sujetos, sistema que en el día de ayer se le otorga un estatuto lógico en lugar de cronológico a la hora de pensar el momento en el cual un individuo pasa a ser sujeto de la necesidad a sujeto de la demanda. Somos hablados incluso desde antes del nacimiento, tenemos existencia simbólica, pero queda claro que hay un momento en el que somos inyectados, abrochados por el lenguaje, un abrochamiento que permite explicar la premisa Lacaniana de que el inconsciente es el discurso del Otro.
Considero que otra de las valiosas ideas que nos deja la sesión, es el anudamiento entre la clínica y de lo que del inconciente pudo construirse en la teoría psicoanalítica. Las histéricas de Freud, El Dick de Melanie Klein, y el hombre de los lobos encarnan prototipos de casos clínicos que de muchas maneras contribuyeron a un mejor entendimiento del inconciente. Un infance al que se le abre una puerta hasta entonces inaccesible, un inconsciente a cielo abierto encarnado en la psicosis y una teoría del trauma que en los inicios del psicoanálisis se constituyó como la primera inscripción, eso que se imprime en el inconsciente como reprimido primordial. Pero yendo más allá de la clínica, vemos como Lacan utiliza los fenómenos físicos de la óptica para demostrarnos, -porque se trata de una demostración- , cómo existen partes de una imagen real que jamás serán vistas y eso es lo que se llama inconsciente, y que de eso inconsciente volvemos al Prägung cuando se nos advierte de una dimensión que ya no se trata sólo de no visto, sino de lo que es incapturable, de lo que ya no es posible decir más, dirá Lacan más tarde, lo real.
Remitiéndonos a la idea de que en principio sólo hay despedazamiento, y que la imagen de un sí mismo se constituye a partir de la experiencia del espejo, vale la pena preguntase si en esa unidad percibida en la imagen especular, hay, al igual que en el ejemplo del esquema óptico algo que no se puede capturar, teniendo en cuenta que el inconsciente en el esquema lambda de Lacan se encuentra situado en el eje que va del sujeto al Otro.
Finalmente, rescato la definición que se hizo de la historia en su diferenciación con el pasado como una organización simbólica del mismo para producir un sentido, historia que en Lacan valoriza la regresión, la fijación, y no el desarrollo encarnado en etapas tal y como en otros autores se evidencia.