Vieja palabra filosófica, unida a la locura divina, retomada por Hipócrates y Galeno, repensada en el siglo XIX como psicosis maniaco-depresiva, ahora aparece como una invención «bipolaridad», aislada de su historia y su clínica, como una etiqueta descriptiva ligada a un medicamento, luego del matrimonio del discurso de la ciencia con el capitalismo.