Al inicio de la obra de Freud, además de escribir «La interpretación de los sueños», «La psicopatología de la vida cotidiana», «El chiste y su relación con el inconsciente», escribió en 1905 los «Tres ensayos de teoría sexual». Esto fue una gran piedra de escándalo dado el contexto, Freud tendría como colegas científicos, pacientes y como público en general a la sociedad victoriana de finales del siglo XIX y comienzos del XX, donde hablar de sexualidad aún en instancias científicas, en la Universidad, era escandaloso. Y por eso, digamos, que se divulgo un cierto prejuicio diciendo que todo se reducía al sexo en el psicoanálisis o que Freud era un pansexualista que todo lo explica desde el punto de vista del sexo.

Y esa idea, por ejemplo, ha ocultado un descubrimiento aún más contundente. Y es que en 1920, después de la Primera Guerra Mundial, después de ver por ejemplo, los neuróticos de guerra, después de ver una serie de fenomenos sociales, pero sobre todo en su clínica verifica que hay un más allá del principio del placer. Hasta ese momento, él había pensado el aparato psíquico desde el punto de vista económico en busca el placer, sea huyendo del displacer o abrazando aquellas experiencias pueden provocar placer, o, simplemente, el placer de que no haya ningún incremento ni positivo, ni negativo en el psiquismo humano. Pero se da cuenta que hay un más allá del principio del principio del placer, lo cual quiere decir, que hay una pulsión de muerte. Y esto es más escandaloso que pensar la sexualidad, porque quiere decir que en el corazón de cada hombre, por así decir, hay una tendencia a la propia destrucción.

Eso es difícil de aceptar y no obstante lo vemos en la vida cotidiana, por ejemplo, cuando se vende alcohol las sociedades occidentales siempre se ha logrado una legislacion en la cual se diga en el
producto que «el exceso de alcohol produce enfermedades, es destructivo» etcétera, pero eso para nada ha disuadido al alcohólico de tomar, tomar y tomar. Como si estuviese buscando lentamente su muerte. De la misma manera, aparecen en las cajetillas de cigarrillos mensajes diciendo: «el tabaco es nocivo para la salud» y muestran fotografías horrorosas de como los órganos se transforman, la impotencia, eso no impide que el fumador siga de manera compulsiva fumando.

Es decir, la drogadicción, las conductas de exceso, los juegos extremos, son una serie de conductas que nos hablan todos los días qué la gente se autodestruye lentamente, a pesar de ser seres racionales y de ser seres conscientes.

Eso se explica porque hay una pulsión de muerte que habita en cada uno de nosotros y donde, finalmente, la vida no es mas que un pequeño rodeo para volver a dicha muerte.

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