Sesión 21 de marzo de 2013
Profesor: Mario Elkin Ramírez
Responsable: Omaira López Vélez
Tema:  Puntualizaciones del amor de transferencia. Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis, III (1915). Presentó: Catalina Betancurt (se adjunta texto presentado por ella). Tras la exposición de Catalina, se abre la conversación en el grupo. En el primer momento se plantean algunos interrogantes de los cuales subrayo dos que a mi juicio anudan la sesión.
1.    Sí el amor que se aspira obtener  en un análisis no es posible ¿Cuál es la satisfacción que puede sostener al analizante?
2.    ¿Podría decirse que hay momentos de la transferencia que permitan situarla en el lugar de lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real?
En este texto Freud se ocupa de algunas puntualizaciones que ayudan a esclarecer el amor de transferencia. Amor que al decir de Lacan, es el único amor auténtico. Pero ¿A qué se le puede denominar amor auténtico? Si hay cierto espejismo en el amor, en tanto en un primer momento puede hablarse de cierta fascinación acrítica por el otro, que sin duda dará lugar a una fase de decepción, cuando cada sujeto vea desvanecerse la idea según la cual cada uno es para el otro “su media naranja”.
Sin embargo puede aventurarse una respuesta en la afirmación referida a que el amor y la transferencia no devienen como accidente, sino que tienen un estatuto de repetición de modelos infantiles, lo que constituye un pilar para el acto analítico. En este sentido la cura tiene que ser realizada bajo la abstinencia por parte del analista.
La transferencia tiene una dimensión ISR. En el grafo del deseo,  el sujeto que lo inicia, tiene como intención la satisfacción de necesidad, ésta se encuentra con la cadena significante que transforma la intención de satisfacción en intención de comunicación. Previo a ello existe el moi (el yo en tanto imaginario) y el je (el sujeto).
Un sujeto llega a análisis como persona pero también como “yo” y se encuentra con la persona figurada como máscara, semblante, apariencia, imaginario. Este corresponde a la línea oblicua del esquema  Z Lambda entre a y a´ (a prima).
En el grafo del deseo el primer piso es preconsciente. El segundo nivel es inconsciente, pero lo que se elige en el segundo nivel está soportado en el imaginario fantasmático del primer nivel. El fantasma es la realización del deseo, es decir, la satisfacción que el analista tendrá que identificar para poder dar lugar a la abstinencia. La satisfacción tiene lugar de varias maneras, al decir de Miller “la palabra bebe sentido” Hay personas que al hablar ponen la palabra al servicio de la memoria, o del acontecimiento y otros al servicio de la razón o del misterio.
Ahora bien, la palabra también tiene una dimensión simbólica que amplía el significante y es  el  Goce – jouissance. Jouis –sens = goce en el hablar. Que produce sentido sin que sea una última palabra.
En el hablar se introduce el concepto de repetición conducente a  una perturbación en el comportamiento, lo que constituye un síntoma. El síntoma, que es una función del Inconsciente, se reconoce por su dimensión de repetición. Repetición que adviene  cuando en el encuentro con el Otro, hay algo del síntoma que no se descifra, que se resiste, que el sentido no resuelve, algo por fuera del alcance de la representación.  En el decir de Lacan, “La escritura salvaje del síntoma”. Aquello que no se deja representar  produce un vacío, un agujero. Allí se instala un goce.  En el nudo borromeo sería el pequeño objeto “a” eso que se bordea imaginariamente, pero no se atrapa.
El síntoma tiene relación con los puntos suspensivos( ∑~…) Algo escrito que no tiene sentido, es la letra. “Es a partir de La instancia de la letra, que se inaugura un nuevo estatuto del significante, aparejando también un nuevo estatuto del goce y la cuestión de cómo puede operar la palabra sobre el goce porque el síntoma no es sólo un efecto de sentido, sino también un acontecimiento del cuerpo”[1] . La Letra metafóricamente puede representarse en la estructura fractal.
Freud alude a ella, como  las nervaduras de una hoja, para ilustrar aquello que se repite siempre de la misma manera, aunque ya no en el sentido ontológico, sino en el de la existencia, la existencia del goce puesto en la escena analítica. Y es allí donde el sujeto se enfrenta a lo imposible, lo irreductible. Capturar lo irreductible es posible bajo la forma de repetición en la transferencia, pero ya no en el sentido de la cura, sino en el sentido de que el sujeto tendrá que saber hacer con eso.


[1] Matusevich, José. El reverso de Lacan
Reflexiones sobre puntos de inflexión en la enseñanza de Lacan señalados por J A Miller en el seminario sobre El ser y el Uno. Noches de la Escuela. Abiertas. EOL. 12 de junio de 2012.http://www.eol.org.ar/noches/noches_escuela.asp?Evento=189/El-reverso-de-Lacan
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