SEMINARIO CONCEPTOS I
RELATORÍA CLASE 5 DE MARZO DE 2015
PROFESOR: Mario Elkin Ramírez
Por: Maria Clara Mojica Arango
Tal como se acordó al inicio del curso, cada clase se divide en tres grandes momentos. El primero sería la lectura de la relatoría de la clase inmediatamente anterior y su discusión, el segundo, la exposición y discusión de uno de los capítulos del texto Lo Inconsciente de Freud y el tercero, la exposición del docente y las preguntas al respecto.
Siguiendo este esquema, para esta relatoría se han extraído las ideas principales de cada uno de estos tres momentos. Sin embargo, se hace necesario advertir que, en mi opinión, dado el capítulo tratado durante la clase del 5 de marzo, esta fue una relatoría particularmente densa, resultándome un poco difícil precisar algunas de las ideas y discusiones que se generaron al interior de la sesión.
- 1. Lectura y discusión de la relatoría del 27 de febrero
Uno de los aprendizajes que se retoma en la relatoría correspondiente a la clase del 27 de marzo es que la pulsión como tal no es reprimida, lo que se reprime es su representación.
No obstante esta aparente claridad, se genera una discusión a propósito de si la represión caería sobre la representación únicamente, o también sobre su afecto. Tras escuchar diferentes apreciaciones al respecto, se finaliza la discusión con una conclusión preliminar según la cual, en efecto, lo que se reprime son sólo las representaciones de la pulsión y no la pulsión en sí misma. Tal representación entonces sería enviada al inconsciente o podría salir al sistema CC por otra vía y quedarían unos montos de afecto libres. Siendo entonces, uno de los efectos de la represión el separar la representación del afecto. Y es ahí donde el afecto, al desligarse de la representación, toma una de tres vías posibles:
- Se transforma en angustia
- Se anuda a otra representación
- Es sofocado
Al finalizar la discusión quedan planteadas algunas preguntas, entre las que se encuentran: la diferencia entre el estado afectivo y el afecto, la diferencia entre el agente representante y la representación, el sentido de la expresión “sentimiento inconsciente”.
Respecto de esta última cuestión el docente realiza una precisión, según la cual al decir que los afectos son inconscientes hacemos referencia a que no aparecen, no resultan evidentes y esto, aunque es efecto de la represión, no significa que dicha represión haya caído sobre ellos. Lo que sucede es que al reprimirse las representaciones el afecto queda suelto.
- 2. Exposición y discusión del capítulo IV del texto Lo Inconsciente (1915): Tópica y dinámica de la represión.
La exposición comienza con el gráfico que representa el aparato psíquico, en donde se ubican los sistemas Icc, Prcc y Cc, con las barreras de censura entre uno y otro. En este punto, se resaltarán sólo algunas ideas de la exposición, admitiendo de entrada, que podrían resultar poco desarrolladas.
En este capítulo se plantea que hay dos formas de represión: la primaria y la secundaria, que es la represión propiamente dicha. También allí se introduce el principio económico, que sumándolo al tópico y al dinámico nos permitiría realizar una lectura metapsicológica de los procesos psíquicos.
Para explicar el proceso del paso de las representaciones del sistema inconsciente al consciente, el expositor toma como punto de partida las estructuras. Así, para la fobia se vale del caso Juanito donde un primer elemento de amor al padre, al ser reprimido, sale a la consciencia como un temor irracional a un animal. Así entonces, el animal en este caso es la representación sustitutiva. De este modo vemos como el síntoma aparece como un mecanismo de defensa, como un intento de solución.
De otro lado, en la histeria de conversión el cuerpo es utilizado para hacer síntoma y esto implica, para el aparato psíquico, un gasto de energía.
Dentro de la discusión posterior a la exposición, el compañero Juan Felipe propone que al momento de leer este texto de Freud se preste atención al punto de vista desde donde éste se sitúa para hablar de la representación. Y, expresa, que considera que esto podría aportar alguna claridad en la lectura. Sin embargo, independiente del punto de vista desde el cual se esté hablando, la pulsión siempre tendrá una representación y un afecto.
Algunas claridades que hace el docente en relación con este texto son:
- La libido es la energía sexual que enviste la representación.
- Cuando Freud hace ingresar la pulsión en el inconsciente es cuando se generan las confusiones en la explicación del aparato psíquico, sus sistemas y la represión.
- El principio del inconsciente está más allá del principio de pacer, más allá de la significación. Y esto es así porque al ser la pulsión muda, no posee significación, es inconsciente.
En este punto es donde empieza a generarse la confusión entre pulsión e inconsciente. Así, el objeto de la pulsión es aquello que no se puede traducir en términos de representación y significante y que es ubicado por Freud como inconsciente o en el Icc.
Preguntas que quedan planteadas:
- Freud parece usar indistintamente investidura, representación y libido, ¿cuáles son las diferencias entre ellas?
- ¿De dónde surge el monto energético de la pulsión?
- 3. Exposición del docente sobre lo que Lacan ha dicho de lo Inconsciente en Freud
Lacan hace una lectura de la correspondencia entre Freud y Fliess a propósito del sueño de la inyección de Irma, de la que se concluye que el inconsciente es el elemento dinámico esencial, que desborda todo lo que los individuos (incluyendo Freud y Fliess) pueden aprehender conscientemente. En esa correspondencia Freud también aparece desbordado por su inconsciente y por el sentido y el sinsentido que aparecen en el sueño.
En la interpretación que del sueño hace Freud al escribirle a Fliess, aparece una construcción, una serie de significantes (que luego Lacan organiza), que desembocan en una fórmula que habla de que por más lejos que se quiera llegar, siempre habrá un tope, un ombligo, un punto de detención donde se acaba la interpretación, que es justo donde aparece “lo no accesible” que Lacan menciona y que se une con “el corazón del ser”, con lo reprimido originario.
Lacan reconstruye un poco el mecanismo del sueño de la inyección de Irma y luego de esa reconstrucción llega a la conclusión de que algo del sueño permanece enigmático y sin respuesta, y que la única solución posible para desentrañarlo es la palabra en sí misma, lo que significa tomar al pie de la letra.
Lo que nos enseña este sueño es que lo que se pone en juego en la función del sueño, está más allá del ego, porque lo que emerge en el sueño es el inconsciente y como tal, es esa palabra que está más allá de mí; es decir, más allá del ego. Lo mismo sucede en la denegación, donde nuevamente el ego es desbordado por el inconsciente y en la repetición, cuando sin sentido y sin un encadenamiento de significantes se repite y allí está el inconsciente.
Así entonces, el Inconsciente es lo que en el sujeto es del sujeto, pero al mismo tiempo aparece como si no lo fuera; porque, como ya se dijo “el inconsciente es el discurso del otro”; cuando se habla de que en parte la herencia nos determina, se hace referencia precisamente a que el otro es el que ocupa ese lugar de la herencia, de donde recibimos los significantes con que se construye el inconsciente.
Se equipara el inconsciente con lo acéfalo (sin cabeza) del sujeto.
A modo de conclusión: el texto de Lo Inconsciente de Freud es un texto oscuro que contiene contradicciones, imprecisiones. Que está escrito no para el común de las personas, sino para ser leído por psicoanalistas. Es un texto que genera confusiones, que invita a hacerle preguntas, identificar los quiebres.
El inconsciente va más allá de los motivos racionales, de los sentimientos accesibles, de los lazos y más allá de la intersubjetividad.
El inconsciente es un lenguaje y es articulado, lo que no implica que sea reconocido. La psicosis nos sirve para entender un poco más del inconsciente, pues allí el inconsciente está en la superficie. Todos somos hablados, el inconsciente nos habla, pero el psicótico tiene una relación más franca con el lenguaje porque no hay represión, no hace juicios de existencia y atribución. Mientras que en la neurosis, dado que hay una bejahung (afirmación primordial) que es reprimida, se establecen juicios de existencia y de atribución que son los que dan lugar a la relación con el mundo.
El sujeto recibe marcas del otro, Prägung que dejan huellas, cuya naturaleza en Freud son imágenes; pero ya en Lacan no necesariamente son huellas mnémicas, sino que pueden ser huellas de goce y el goce no tiene representación, son huellas sin sentido.