CURSO: Sujeto, memoria y conflicto
DOCENTE: Mario Elkin Ramírez
ESTUDIANTE: Juan Felipe López
Protocolo del 1 de Noviembre 2016
La clase inicia con el saludo del docente Mario Elkin Ramírez y la respectiva lectura del protocolo de la sesión anterior a cargo de la compañera Manuela Duque.
Posteriormente inician las exposiciones de los respectivos capítulos y el primero en hacerlo es el compañero Luis Alberto encargado del capítulo “Hay un ángel” del libro “El cielo no me abandona”.
El compañero comienza planteando que este capítulo es un homenaje al “Mono” quien fue víctima de desaparición, además de ser un relato que pretende “llegar a muchos corazones, en especial a los de aquellos violentos que terminan con la vida de quienes amamos” como lo esboza el libro de Patricia Nieto «Jamás olvidaré tu nombre».
A continuación nos relata detalladamente como acontecieron cada uno de los sucesos que ocurrieron en la historia de la desaparición del “Mono” y como su familia tuvo que sufrir un calvario y atravesar por una serie de situaciones y sentimientos producidos por la pérdida de su familiar que marcaron sus vidas y jamás podrán olvidar.
Luego del relato del capítulo el compañero Luis Alberto considera que estos escritos son una forma de hacer un reconocimiento a todas esa miles de familias que han vivido estas realidades y que puede servir como un llamado a los actores armados para que se solidaricen con las víctimas.
Por último el compañero aclara que el título del capítulo se debe a la concepción que tiene la familia en especial su madre, acerca del “Mono” pues lo consideran como un “Ángel”.
La siguiente exposición le corresponde a la compañera Dayanna Betancur, ella es la encargada de describir los sucesos narrados en el capítulo “Carta a mis nietos” del libro “El cielo no me abandona”, también de Patricia Nieto.
Dayanna nos cuenta que dicho capítulo es un narración sobre cómo fue la muerte de Mónica la hija de María Helena Cadavid, la persona que realiza el relato y que la carta tiene como intensión que los nietos la puedan leer en su adolescencia y que se preserve el nombre y los recuerdos de su hija.
Expone claramente como fue la vida de Mónica y de Claudia su hermana pues son el núcleo sobre el cual gira toda la historia. Considera además que este relato puede servir para conocer cuál era el contexto de la ciudad de Medellín en la época de Pablo Escobar: Como vivía y sufría la gente los atentados, el miedo y la guerra.
El profesor interviene en su exposición y le pregunta cuales fueron los pensamientos que genero el texto en ella, a lo cual responde:
Fueron dos posturas:
En la primera dice que evidenció en el relato un sentimiento de no aceptación a la muerte y el olvido, pues siempre la madre menciona a Mónica como si aún estuviera viva.
En la segunda describe que la escritura de la historia por parte de la madre fue una forma de resarcir el dolor que causo la muerte de Mónica, y que para ella fue muy impactante encontrarse con una narración de ese tipo de hechos.
Finaliza diciendo que uno termina por reconocerse en el relato, en las historias tristes.
La siguiente exposición estuvo a cargo de la compañera Juliana y giro en torno al capítulo “El Fusilado” del libro “El cielo no me abandona”.
Nos cuenta que el escrito es una crónica que escribe el padre del fusilado guiada por la subjetividad, muy descriptiva y que narra el día en el cual fue asesinado su hijo.
Considera también que el texto puede ser visto como un relato testimonial pues el padre considera a su hijo como una persona de bien la cual fue asesinada por la guerrilla de la FARC, específicamente el frente 47 por presumir que este pertenecía a los paramilitares.
Por otro lado la compañera describe como en el escrito se evidencia la maldad del grupo guerrillero y como estos pretenden infundir temor en la población mediante estos actos, un temor que degrada los campesinos.
Ante la pregunta del profesor Ramírez sobre cuáles fueron las reacciones que genero el texto en ella, la compañera finaliza diciendo que esta narración fue muy descriptiva y fuerte y de cierto modo la asocio a los sucesos acontecidos recientemente con el plebiscito, pues hace una analogía respecto a las cuotas de sangre que debe poner la población en la guerra y las cuotas de voluntad que debería colocar la insurgencia en la construcción de la paz.
Las exposiciones finalizan con la intervención de la compañera Angie Tatiana que tiene a su cargo el capítulo “Mi diario” del libro “Jamás olvidare tu nombre”.
Nos plantea que este relato da cuenta de los horrores que género la guerra en Leady Jhoana, la escritora del texto, incluso desde que estaba en el vientre de la madre.
Detalladamente nos describe como los habitantes del Barrio la Sierra fueron víctimas por parte de bandas armas de atracos, robos, violaciones y asesinatos, mediante la narración de Leady.
El profesor Mario Elkin Ramírez le pregunta a la compañera sobre cuál fue su posición respecto al escrito y ella finaliza diciendo que para ella no es un relato que mueva fibras puesto que no le ha tocado vivir tan de cerca el conflicto, pero que sirve para generar reflexiones más amplias acerca del contexto de la ciudad de Medellín y el conflicto en general.
Terminadas las exposiciones el profesor pregunta a todos los asistentes:
¿A quién le han tocado balaceras?
Varios compañeros responden el cuestionamiento y a continuación se recogen algunas de las narraciones:
- Vivía en Robledo el Diamante y me tocó ver una vez el asesinato de un señor que estaban buscando. Lo mataron en frente de su casa y delante de su hija.
- En castilla me toco la disputa territorial entre las bandas de Los Machacos y los de La Invasión, La gente era víctima de vacunas y balaceras. Mis amigos empezaron a ser parte de alguno de los dos grupos.
- Cuando pequeño vivía en Barrancabermeja, eran los años 80s y 90s y estaban en pleno auge las guerrillas (FARC, ELN, EPL, M19). Me toco la llegada de los paramilitares y la guerra que esto desato. Uno a veces no sabía si estaban enfrentados entre los mismos grupos guerrilleros o si era la guerrilla con los paramilitares. Desde ese entonces se empezaron a ver hombres armados en las esquinas.
- Estaba con mi tío en Barrio Antioquia o lo abalearon, no tengo muchos recuerdos del suceso, mi tío estuvo2 años en la clínica y 2 años sin poder caminar.
- No he vivido el conflicto pero mis amigos tienen cicatrices de la guerra.
- Un día iba en un bus para Villa del Socorro, se montó un “man” y le puso la pistola en la cabeza a una nena y la mato. Nunca había visto algo así.
- Me toco todo el tiempo de Pablo Escobar: los atentados con carros bomba y el miedo. La toma del palacio de justicia y el desastre de Armero.
- Una amiga perdió él bebe por una bomba que colocó Pablo Escobar al lado del Hotel Intercontinental.
El profesor Ramírez finaliza la sesión pidiendo excusas por el cambio en la metodología que se había venido utilizando y con las siguientes reflexiones:
- Nosotros no hemos visto la guerra por la televisión, nos ha tocado vivir una violencia urbana: fronteras invisibles, micro-tráfico, micro-extorsión. Esta violencia ha marcado los cuerpos y la memoria.
- La violencia urbana es algo que hemos vivido y hemos sufrido.
- El lugar del testimonio no solo debe ser de catarsis, pues es una herramienta de elaboración, debe ser una reflexión sobre la importancia de la memoria, el conflicto y la subjetividad.
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