CURSO: Sujeto, memoria y conflicto
DOCENTE: Mario Elkin Ramírez
ESTUDIANTE: Angie Tatiana Vargas
Protocolo del 17 de Noviembre de 2016
Última clase
La clase da inicio con la exposición del compañero Juan David Echeverry sobre el texto “La majestad la soberanía en la Nueva Granada y Venezuela” con temporalidad entre 1750 – 1832 de María Teresa Calderón y Clément Thibaud. El texto se trata de una crítica a la modernidad como se ha concebido en Latinoamérica, pues se vincula directamente con lo ocurrido en Estados Unidos, en Francia y en general en el mundo angloparlante, olvidándose de los orígenes y manifestaciones que se ha tenido en América Latina, lo cual se presenta como desviaciones a la modernidad por ser un proceso completamente distinto. Los autores hacen un recuento de la formación de la nación de Colombia y su proceso de independencia, en el cual se evidencia que se recurre a particularidades del pasado que están vinculadas a los orígenes del pueblo, un ejemplo de ello es la elaboración constitucional como un proceso complejo por las marcadas diferencias en las cosmovisiones del mundo y la forma de ver la política que estaba basado en los preceptos religiosos, es decir, “reales” y emanados de una verdad única que no se relativizaban.
Por lo anterior se dio cabida a la intolerancia religiosa y política, que parten de la verdad única por la que se gobernaba el territorio de la Nueva Granada y posteriormente Colombia. El texto hace un recuento sobre como la nación colombiana se ha basado en el ciudadano en armas para generar organización política y social a lo largo de su historia. Desde el periodo de la conquista española y la propuesta de República para el país, se generó una teoría sobre el establecimiento de sistemas simbólicos para enfrentar la contingencia (la naturaleza, la muerte, el enemigo) y protegerse de ellos, que además se transmiten por medio del lenguaje. Sin embargo ningún sistema es lo suficientemente completo para evadir todos los sucesos improvistos, por lo cual es necesario construir un nuevo sistema.
Los autores argumentan que Colombia como república independiente es resultado de una contingencia en el imperio español durante un periodo de tiempo determinado, es por ello la ciudadanía se dispuso con la figura del ciudadano armado, sólo quién podía tomar las armas en defensa de la nación accedía a derechos políticos. La ciudadanía armada se da para luchar por la inclusión de las personas olvidadas (negros, obreros) dentro de la nación, para lograr la igualdad, la defensa del territorio y la legislación.
Fue así como a la población se le concedió la posibilidad de proteger sus derechos primarios por medio de las armas pero no el derecho a la participación política. Al instaurarse Colombia como república, por un lado estaba presente la región que como sistema de organización se consideraba una verdad inmutable e innegable, que obliga a las personas a obedecer para no ser castigados por la ira de “Dios”, diferente a las imposiciones humanas o el sistema de organización de Estado que puede ser pasado por alto, comprado o sobornado, por lo tanto adaptar un sistema organización política a la nación fue complicado por las desigualdades e intolerancias presente en la sociedad. De allí que se crea un dilema por el descontento de las masas reflejado en la literatura colombiana como en las obras: La Manuela, La María y La Vorágine.
La intolerancia dentro de la organización estatal choca con las nuevas formas de modernidad traídas desde otros lugares como Europa, como el lugar de la constitución y el ciudadano para darle participación a todos los individuos, integrarlos a la política, las propuestas y las decisiones. La historia política colombiana ha estado marcada por dos “bandos” sin matices, ni puntos medios lo que define una relación del “estar conmigo o contra mí”. Lo anterior se puede evidenciar en una discusión previa que tenía el compañero Juan David sobre la formación de los grupos guerrilleros y paramilitares y su legitimidad en el país. Un ejemplo de eso se daba en el libro de la Manuela sobre “La república de cerdos” donde se el autor del libro realiza una analogía el cuidado de los cerdos con de la situación de la organización política Colombiana.
El compañero aporta que en el texto se evidencia la preeminencia del ciudadano en armas alrededor de la historia en Colombia y en sus regiones, como en Antioquia con los resultados del plebiscito por la paz y el seguimiento a un líder político como Álvaro Uribe Velez. El docente Mario Elkin Ramírez aporta que este proceso y pensamiento también se da en la zona del eje cafetero, Risaralda y Caldas.
Las ventajas de la teocracia genera una apreciación generar de que la unidad es parte intrínseca de lo que somos, para eso el compañero esboza un ejemplo con la región del Chocó en el país que por razones especificas hace parte del territorio, sin embargo, no es necesariamente así, razón por la cual la unidad nacional se debe construir constantemente. También hace alusión a un conversación que tuvo con una compañera del departamento del Putumayo, quién manifestó que la visita de Álvaro Uribe Vélez para entonces presidente de la república representaba en su región la llegada del poder central a esa zona y era un suceso sorprende.
Para finalizar, el compañero aporta que la realidad colombiana no se define desde un líder político o un momento coyuntural sino que viene precedía por un contexto profundo e histórico, la organización política y la violencia para conseguir el poder. Concluye su intervención trayendo a colación una reflexión generada por otro docente, quien afirma que “En el país se abandonó una moral cristiana, sin antes construir una moral civil”.
El docente manifiesta que es una reflexión kantiana, y que tal vez los únicos países que se podría decir que construyeron moral civil fueron Francia, Inglaterra y Alemania o países más contemporáneos como los países escandinavos y Japón, además trae a la conversación, primero la situación actual de Finlandia con la eliminación de las asignaturas tradicionales y la creación de un pensum con la moral ciudadana, segundo los siete años para implementar el posconflicto en Irlanda y tercero el proceso que se requiere para implementar la ley de tierras en Colombia. Recalca la importancia del texto expuesto por el compañero sobre los ciudadanos en armas para conseguir legitimidad política, eso pone en manifiesto un antecedente histórico que está en el inconsciente, de por qué las armas siempre son una opción.
La compañera Manuela hace dos aportes en complemento a lo anterior, primero la perdida de tradiciones en Finlandia y como desde el mercado se refleja la apertura de país, segundo las implicaciones políticas, sociales y económicas que tiene la ausencia de las FARC en algunos territorios, principalmente en el acceso a la explotación por parte de multinacionales.
La siguiente exposición está a cargo de Estefanía Molina, quien busco los relatos de victimarios, encontrando un texto titulado “¿Victima o victimario? Otra cara de la Guerra” escrito por Francisco Manrique de la revista Semana. La historia es contada por Martha quién a sus 11 años fue subida a un camión y reclutada por las FARC y por más de una década vivió un drama que estremece. Su situación es lamentablemente similar a la que han vivido miles de personas que, como ella, han tenido que sufrir el reclutamiento Forzado.
Al llegar a campamento de las FARC, había con ella más de 300 niños como ella, a quienes les dieron la bienvenida y le informaron que iban hacer parte de una guerrilla que tenía como objetivo defender al pueblo y que por esta razón debían sentirse orgullosos de haber sido seleccionados. Martha desde el comienzo sufrió un calvario, a los dos o tres días de nuestra llegada al campamento, un comandante la sacó del grupo y la llevó a un cambuche para violarla, golpearla y, posteriormente, amarrarla, lo que pasó reabrió una herida muy profunda del pasado, porque cuando tuvo siete años había sido violada por su tío. Eso marcó su vida y desde ese momento se hizo el propósito de escaparse a la menor oportunidad. Sin embargo, manifiesta que ese suceso era como una regla para todas las niñas.
Marta recordaba que fue siempre la más rebelde dentro del grupo. En alguna oportunidad les cuestionó a los comandantes por qué se atrevían a quitar un hijo a una madre, y la respuesta que recibió es que todas las familias deberían dar su cuota para la guerra.
Martha soñaba tener una celebración muy especial el día que cumpliera quince años, sin embargo eso no sucedió, al contrario fue abusada y maltratada de tal manera que le tomó un mes para poder volver a caminar. Una de las anécdotas que ella cuenta es que a los dos años de estar secuestrada la mamá de ella se enteró que había sido reclutada por las FARC, y después de muchos peligros, logró que la llevaran al campamento donde Martha se encontraba. Cuando ella llegó, yo había sido violada el día anterior y había recibido una golpiza, se vio obligada a mentirle a su madre sobre la situación, sabía que si le contaba, posiblemente ninguna de las dos saldría viva ese día. Para ella las mujeres en las FARC sólo sirven para matar y cocinar según en pensamiento de los hombres.
Años después quedo embarazada, ella quería tener su hijo y por esta razón se vio enfrentada con el padre del bebé, él quería que abortara. La razón era que había tenido un hijo con otra mujer y el de ella sobraba. La llevaron a un sitio para realizarse el aborto, pero ella logro el apoyo del comandante para seguir con el embarazo. Sin embargo, el que era el padre de su hijo se las ingenió para que ella cargara más equipos y tuviera turnos más largos, a raíz de eso le dio pre-eclampsia que la tuvo inconsciente como dos semanas, logró sobrevivir y finalmente nació su hijo. Luego de su lucha por tener a su hijo se enteró que habían tomado la decisión de regalarlo a unos extranjeros, los hijos en la guerrilla se convierten en un problema. Ella no dejo que lo regalarán y con la ayuda de unos campesinos logro enviarlo a donde su mamá.
Marta cuenta que una violación no le acarreaba al comandante ninguna sanción, pero si un guerrillero raso cogía un cuarto de panela sin permiso su acción se penalizaba con la muerte. La misma pena se le daba a quien tratara de desertar, era evidente la desigualdad entre los cabecillas y la tropa, ella manifiesta que el peor error que se puede cometer en las FARC es mostrar sentimientos débiles o vulnerabilidad.
Durante sus años en el grupo guerrillero vivió muchos combates entre ellos uno donde murieron 150 personas de los cuales la mayoría era niños como ella, se cuestionaba dónde estaba el Estado y los medios de comunicación, todas esas muertes quedaban en la impunidad, recuerda como tiraban a los muertos a los caimanes como una forma de desaparecer el rastro, pero entendía que era un mecanismo para infundir terror en los habitantes de las zonas campesinas. Otra cosa que la sorprendía es que muchos eran los niños que los propios campesinos entregan a las FARC porque no quieren asumir la responsabilidad de su formación. Para Martha uno de los secesos más dolorosos fue darse cuenta que su hermano discapacitado había sido asesinado en manos de los paramilitares.
A los 22 años Marta desertó, un día en que ella atacó e hirió a un jefe guerrillero que estaba tratando de abusarla, entonces tomó la decisión de volarse inmediatamente porque sabía que no iba a salir viva de un consejo de guerra, una noche en guardia emprendió la huida con un niño de 13 años, se equivocó de camino e inclusive se encontró una tropa paramilitar, luego de regresar donde su madre, aquella falleció pocos días después. La mujer de la historia perdió con las FARC su niñez, su juventud, su hermano y a su madre.
Para terminar el testimonio, Marta expresa una reflexión final: «El cambio lo hacemos si lo decidimos, tenemos que llegar con proyectos a las comunidades y no tirando piedra, escondidos detrás de unas capuchas…».
El Profesor Mario Elkin Ramírez empieza su intervención, manifestando que desde la antigüedad los ejércitos fueron constituidos por niños y adolescentes, sólo que no existía el término de niño como concepto de infancia tal como lo conocemos hoy, sino que se dio después de la Revolución Francesa hasta nuestros días. El concepto de adolescencia es más tardío, tanto así que en los códigos civiles de las naciones, no aparecía sino el término menor. En la última década del siglo pasado se enalteció los derechos de los niños y ahora existe ley para niños, niñas y adolescentes. Por tal razón el reclutamiento de menores de edad se convirtió en un delito de lesa humanidad, lo cual lleva a que los grupos armados a negar el hecho de haber reclutado niños en sus filas. Hasta el mismo ejército nacional reclutaba jóvenes entre los 16 y 17 años de edad para prestar el servicio militar.
Lo anterior demuestra de que los niños y adolescentes han participado de las guerras desde la antigüedad, como se da cuenta en las lecturas del siglo V antes de Cristo, el ejército de los espartanos eran niños educados para la guerra, dejando a los seis años a las familias para ser entrenados y pasar pruebas de supervivencia, y todo el que nacía con un defecto era lanzado a un precipicio porque no servía para ser soldado. Los Atenienses también dan cuenta del mismo fenómeno, cuando se encuentra en la guerra de la Guerra del Peloponeso que la estrategia era poner a los más jóvenes en la vanguardia porque eran los más aguerridos y ardientes en la batalla y en la retaguardia los más adultos, debido a que los segundos no tenían la misma habilidad y fuerza, además para detener a los niños con sus armas en caso de pánico y devolverlos a la batalla, otro ejemplo, es la guerra de independencia, Simón Bolívar el Libertador, ingreso al ejército a los trece años y a los quince años ya dirigía un batallón, inclusive hay relatos de esa época de madres que regalaban a sus hijos para contribuir a la libertad, no era precisamente una movilización forzada sino entusiasta, lo que representa antecedentes históricos de la presencia de niños en las guerras.
La primera exposición muestra que ciudadanos armados han estado aquí, desde hace mucho tiempo dentro de nosotros como una forma de legitimación de un poder, cuando no se podía acceder al derecho común. Lo anterior lleva a desprendernos de la idea inaceptable del reclutamiento de menores de edad, porque para nuestra realidad actual lo asumimos como crimen de lesa humanidad y resulta difícil comprender el hecho de que las guerrillas y los paramilitares tuvieran menores engrosando sus filas.
El docente Ramírez hace alusión al texto del relato de Marta que muestra los detalles de los niños y las niñas en la guerra, lo cual nos llevaba a conmovernos y evidencia unas marcas de la guerra distintas en el cuerpo de un hombre y una mujer, existen particularidades, el cuerpo femenino se convierte territorio de la guerra, el hombre pasa por una intromisión del adulto en el niño cargando el fusil y asesinando, esto representa la pérdida de la infancia pero sin ningún rito de paso. En la guerra la transición se da pasando las pruebas, las cuales dejan marcas y rencor acumulado por las injusticias de las cabecillas.
La niñez es una construcción occidental nueva; la palabra infante, viene del griego “infans”, que significa el que no habla, por eso a los niños antes de que hablarán se les llamaba infantes pero eso no constituía la infancia como una edad de la vida tal como lo valoramos. Infante representaba el nacimiento de un “animal” que no habla, pero luego de ser criado por los siervos era entregado a la familia de origen para ser presentado en sociedad cuando su probabilidad de vida era alta, tal situación era producto de los altos índices de mortalidad de la época, el regresar a la familia se daba por medio de un ritual parecido a la primera comunión.
Las leyes de infancia y adolescencia, solamente fueron decretas a finales del siglo XX e implementadas a comienzos del siglo XXI, donde se penaliza el reclutamiento de menores y la consideración de la adolescencia comienza a cambiar y se vuelve más vaga.
Es impresionante la denuncia de la mujer en la historia sobre “La violación de las mujeres como rito de iniciación” en las FARC, que no es una excepción al contrario parece ser de todas, haciéndose evidente el privilegio del comandante, tal situación se puede considerar paidofilia, violación de niños menores en la más absoluta impunidad; tal suceso se asemeja al privilegio de aquel “Protopadre” que narraba Freud en Tótem y Tabú, el cual él era dueño de todas las mujeres y podía acceder a ellas, aquí está la presencia del padre cruel, obsceno, arbitrario y del goce que se perfila encarnado en estos comandantes tanto de la guerrilla como de los paramilitares.
Eso tiene consecuencias en la escalofriante cifra de embarazos y abortos, pero es debido a que en la selva no hay condiciones de criar bebes, sobretodo si son nómadas y el objetivo es el combate, diferente a un grupo de gitanos que son errantes pero tiene condiciones para levantar a los menores. Por eso tener el hijo se vuelve un privilegio y requiere realizar muchas acciones para entregar los niños a las familias. En la historia de Marta está el aprendizaje que ella tuvo, no mostrarse débil para no convertirse en “carne de cañón” que además es una expresión guerrera, sino asumir el semblante de fuerte, el hecho de que Martha hubiera estado desde los once años y sólo a los 22 años pudiera huir, demuestra el semblante de fuerte que tuvo que asumir para estar en un ejercito que esencialmente ha sido masculino, ya que las mujeres combatientes son un fenómeno nuevo, antes las mujeres servían en la guerra pero para la logística, la comida, la lavada de la ropa y en ocasiones del espionaje.
Desde la Segunda Guerra Mundial es donde se tiene conocimiento de mujeres combatientes, especialmente en el ejército Ruso y Chino y aparecieron esas primeras heroínas, por eso produce tanto impacto escuchar mujer como Tanja Nijmeijer (Holandesa en la guerrilla Colombiana), la compañera Stefanía Molano aporta su conocimiento de una entrevista a la holandesa Tanja, donde la mujer manifestaba que no tenía conciencia de los abusos a los que eran sometidas las mujeres en la guerrillas, a tal planteamiento el docente Mario Elkin Ramírez responde que ella llego a la guerrilla como una mujer extranjera, exótica, culta, es decir, un cuadro revolucionario; muy diferente a los guerrilleros rasos que no tienen voz y nunca aparecen a aquellos si se pueden llamar infantes, pero de esta guerrillera existen relatos y un libro.
En el relato de Marta se describe el momento en cuando se van al combate, el miedo reflejado en los ojos de los niños con fusiles más grandes que ellos; esas situaciones se viven en otras latitudes por ejemplo, en las guerrillas africanas la mayoría también son niños. Eso 150 niños muertes que no son reconocidos por la guerrilla, ni por el ejército, los primeros por ser hacer reclutamiento y los segundos por el ataque en combate, para los dos bandos representa un crimen de lesa humanidad. Además el detalle de los cadáveres tirados a los caimanes es una imagen escabrosa y el desmembramiento por parte de los paramilitares, demuestra que tenemos prejuicio sobre la crueldad del grupo paramilitar, sin embargo, la guerrilla como actor armado ha tenido indicadores similares de crueldad que nos lleva a desprendernos de las simpatías adolescentes por estos grupos. Por último, el detalle de la entrega de los niños no deseados a los grupos a los guerrilleros por parte de campesinos, ya que es la tercera vez que aparece en los textos, donde una de las motivaciones de los menores para irse a la guerra era no encontrar en su casa un hogar o ambiente digno, un ejemplo son las violaciones de las mujeres dentro de las familias y regalar a los niños como un antecedente de violencia de genero e intrafamiliar que en este sentido es parte del contexto de violencia política y social. En el siglo XIX daban a los hijos para contribuir a una causa, pero ahora algunas familias lo hacen para desembarazarse de ellos, lo cual deja una marca.
Lacan decía que los niños no deseados tendían al suicidio, en lo anterior se ve de una manera muy contundente. En el relato de vida contado por Marta se hace evidente la consecuencia subjetiva el acumular al rencor, en cada suceso, entre ellos, el asesinato del hermano discapacitado, la fuga, el encuentro con los paramilitares, el encuentro con los hijos pero la muerte de la madre a su llegada; esta mujer perdió casi todo, el hermano, la niñez y la madre, pero no se convierte en parte de las bandas urbanas por tener hijos.
Para finalizar el docente hace alusión una investigación articulada entre la Universidad de Rennes en Francia, la Universidad Federal de Minas Gerais de Brasil y la Universidad de Antioquia, en la que él participa y la cual le sirvió de inspiración para este curso de Sujeto, Memoria y conflicto, donde encontraron que muchos guerreros deciden no combatir más y renunciar a su vida militar, la hipótesis parte de que el desistimiento de la vida guerrera se da en el momento que se tienen un hijo o se arman una familia, se manifiesta como una motivación en algunos, donde salen frases como “no quiero que mi hijo tenga una vida como la que yo tuve” “no quiero que mi hijo siga mis pasos o pase por lo que yo he pasado” dándose una rectificación subjetiva y espontánea, en el desistimiento hay una nueva nominación, es decir, nueva forma de nombrarse como padre o madre, y hacer de sus hijos una nueva causa, que no sea la causa política, ni delincuencia, por lo que se entiende que se cambia el camino de la guerra por los hijos, una salida muy tradicional pero cargada de fuerza porque evoca lo que el nombre del padre hay en él.
El profesor concluye la última clase, agradeciendo la participación de los estudiantes en la materia y por el material referenciado propuesto por los estudiantes, que fuera acertado en su mayoría con la intencionalidad del curso, el docente reconoce los aprendizajes con los estudiantes y se va entusiasmado por lo conseguido durante el semestre.
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