CURSO: Sujeto, memoria y conflicto

PROFESOR: Mario Elkin Ramírez

ESTUDIANTE : Juan Felipe Moreno

Protocolo del 4 de agosto de 2016

 

La clase da comienzo con la exposición realizada por la compañera Manuela Hoyos sobre el texto: «La desmesura y lo prosaico, Una aproximación a lo inenarrable del horror paramilitar en Colombia», escrito por el Antropólogo y Magíster en Estética Jacobo Cardona Echeverri (profesor de Antropología de la UdeA). A pesar de que se halla escrito en 2012 se presenta como un texto muy  idóneo  y aterrizado para la etapa de post-conflicto. El texto se elabora a partir de diferentes fuentes, es decir de una manera interdisciplinar llegando hasta retomar algunas ramas del arte como lo son la poesía y el cine.

 La clase se divide en dos partes, primero la exposición del texto de forma general y posteriormente el profesor retoma varios fragmentos para abordarlos desde el psicoanálisis.

La exposición gira en dos ejes, el primero es el dolor desmesurado de la víctima, y segundo la triangulación del discurso, es decir, conocer la posición o la relación del testimonio tanto de la víctima como del perpetrador, para  que el científico social pueda brindar un análisis,  una  respuesta más completa, neutral y detallada sobre el conflicto.

Cualquier conflicto armado se perpetúa a través de fines políticos,  el desmembramiento es uno de estos, manifestado a partir de una reducción del sujeto, el cual se divide en tanto en que se reduce, deshumanizando  tanto a la  persona que violan todo un conjunto de pautas culturales como una cristiana sepultura. Estos desmembramientos que no son concebidos, ni comprendidos, por las víctimas  a los que les genera impotencia,  indignación, perplejidad, confusión a la hora de tener que pensar como una persona es capaz de realizar un acto tan “inhumano y tan bestial”, pero que para los victimarios se ha convertido como normal, como parte de su trabajo,  con el que representan un mensaje político, una relación de poder que infunde, demuestra y refleja autoridad y respeto, y  que además exterioriza el miedo y el terror con el acto mismo de la tortura y de la muerte, que constante se transmite y reproduce  a partir de los relato de las víctimas y de los que presenciaron el acto.  Hay que tener en cuenta que el perpetrador no actúa por sí solo, sino que es miembro de una estructura, la cual asume el uso de determinadas estrategias para infundir terror y por otro lado ganarse la autoridad y el respeto. Estos actos como el desmembramiento no son actos aleatorios, sino que representa un mensaje.

Asumiendo esta práctica desde dos perspectivas, tanto la de no llegar a concebir a esa persona por los actos cometidos, como también siendo estos una estrategia de guerra, es que se  presenta un reto  para el científico social, que es construir ese entramado de relatos, de memoria, para generar diagnósticos, estrategias, que no son necesariamente son la explicación o detalles de una muerte específica, sino entender el porqué de la violencia.

En el segundo momento de la clase es la intervención del profesor, expone que el psicoanálisis es una herramienta efectiva para comprender la realidad, se centra principalmente el juicio de Adolf Eichman, un líder de las ss encargado del manejo, y transporte de los judíos a los campos de concentración, en el juicio, la gente esperaba toparse con alguien que no fuera humano, que fuera una bestia, no cabía en la cabeza que un ser humano fuera el responsable de dar las órdenes de ejecución que causaron la muerte de más de 2 millones de judíos, pero cuando Eichman entró al juicio, la gente se encontró con algo, como era posible que esté fuera una persona con características promedios, normales, como cualquier ser humano, como era posible que ese ser humano fuera igual que todos?, el profesor aquí expone esa concepción asociada de monstruo, siendo este lo que se rechaza de sí mismo, porque el ser humano lleva por dentro esa maldad, esa violencia. Esa concepción de monstruo es una dimensión imaginaria de la víctima, de la sociedad, la cual se idea esas representaciones y las asocia al mal. En nuestro tiempo el monstruo ya es el terrorista, como antes lo era el leproso, y el loco como lo expone Foucault en la historia de la locura en la época clásica.

En el imaginario es que  perpetradores son animales, monstruos, locos, inhumanos, pero no, son humanos. Lacan dice: “no hay nada más humano que el crimen”, y lo dice es para pensar de que cuando se saca ese “monstruo”, es para humanizar al criminal que es como cualquiera de nosotros, y que en el cual (como en todos) se halla esa gran cantidad de agresividad pulsional, y que ve en ese objeto que causa repudio (desmembrarlo, violación) una dosis de satisfacción.

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