CURSO: ADOLESCENCIA Y CRIMEN

PROFESOR: MARIO ELKIN RAMIREZ

ESTUDIANTE: ANA ISABEL MURILLO AGUDELO

FECHA DE LA CLASE: 6 DE MARZO DEL 2016

 

Cuando un niño entra a la edad de los 6 años, los vínculos y el tipo de relacione que tiene con las personas que lo rodean ya está establecido, y esos rasgos o características que se han formado no pueden ser destruidos, pueden llegar a cambiar o desarrollarse, pero la esencia de estos no pueden ser deshechos.

En este periodo, son los padres y hermanos las personas más cercanas al niño y por consiguiente las figuras más importantes, y alrededor de ellos se forma un Imago, que según Freud es una imagen fija, una especie de establecimientos emocionales y afectivos que, más adelante, el individuo buscará en las demás personas hacer una asociación con las características del imago madre, imago padre o imago hermano. En otro términos, se hace una sustitución del imago de estas personas en los amigos, amantes, o profesores, es una transferencia hacia los demás de los sentimientos que ya hemos construido en estas primeras personas, los cuales pueden ser de amor u odio. Esto explica por qué alguien puede desagradarnos sin ni siquiera haber entablado una conversación con ellos, o también puede suceder lo contrario, el encontrar una afinidad con alguien a quien acabamos de conocer.

Ya en una edad más avanzada, entre los 7 y 12 años, se entra en el periodo de latencia, en esta etapa las pulsiones sexuales son puestas en suspensión, y son re direccionadas a actividades sociales y culturales. Es en esta edad en la que se forman los diques sociales, tales como la vergüenza, pudor, la moral y todo tipo de construcciones sociales, estos diques siempre están direccionados a la regulación de las pulsiones sexuales, como por ejemplo, la madre o padre que le pide a la niña que no vista con faldas reveladoras, ya que estas deberían darle vergüenza. Se busca también dominar la agresividad y crueldad que es presente en la infancia, pues hasta ahora el niño no siente culpabilidad alguna al hacerle daño a un animal y verlo sufrir, y es de la regulación de estos deseos que se forman los diques de lo moral y la culpa.

Si este periodo se ve interrumpido por un Otro, se impide que se construyan los diques contra las tendencias perversas polimorfas de la sexualidad y la crueldad infantiles, lo que trae por consecuencia que, en la adultez, el sujeto no tendrá diques que lo detengan en matar a alguien, convirtiéndolo en un asesino a sangre fría que no le importa el sufrimiento en un humano.

La construcción de estos diques son resultado de la cultura y la sociedad, pues estos no son biológicos como lo es en los animales, es necesario la presencia de alguien para el levantamiento de estos diques.

Hasta el periodo de latencia, el Imago del padre es visto como un ideal, se cree que el todo lo puede y todo lo sabe, esta idea es modificada en la adolescencia, en la cual el individuo se hace consiente que lo que creía del padre solo eran construcciones imaginarias que el mismo se hacía, por lo que la figura del padre que se tenía en la infancia se va deshaciendo, y un  deseo por hacerlo pagar de alguna forma por no cumplir con las expectativas que se tenían cifradas en el adolecente, es por esto que en la pubertad se entra en la etapa de “rebeldía”, en la que se critica todo lo que el padre hace o dice, sintiendo también, a su vez, una especie de triunfo al saber algo que el padre no, el adolecente quiere sentirse superior a su padre.

En este periodo en la que la ley paternal se está deshaciendo, entra en la vida del adolecente el maestro, y llega como un sustituto del padre, este aparece como algo nuevo y mejor, como alguien que si puede llenar las expectativas del adolecente, haciendo así la sustitución y transferencia del imago del padre en el profesor.

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