Curso: “Introducción al psicoanálisis”
PROFESOR: Mario Elkin Ramírez.
PROTOCOLO del 1 de marzo de 2016
ESTUDIANTE: María Angélica Mercado Castrillón
Una vez iniciada la clase se procede a hacer lectura del protocolo correspondiente a la sesión anterior. Finalizada ésta y con motivo de la ausencia de la compañera que estaba designada a realizar la exposición, el profesor toma la palabra para presentar la octava conferencia de Sigmund Freud titulada “Sueños de niños”.
En esta, el autor sigue trayendo las argumentaciones ofrecidas en capítulos anteriores, donde manifiesta la existencia de los lapsus y los contenidos latentes del inconsciente que emergen por medio del sueño como elementos deformados. Es ahí donde se detiene a realizar un estudio a los sueños de los niños, ya que generalmente estos se presentan como piezas no deformadas y los caracteriza como sueños breves, claros, coherentes y comprensibles, donde es la vivencia del día a día la que les da una explicación y por lo tanto carecen de la necesidad de ser interpretados, con lo que se llega a la conclusión de que el sueño infantil es diferente de los sueños que presentan la mayoría de los adultos: se lee el sueño de los menores como un anhelo que se encuentra en un plano consciente (el día a día), el sueño de los adultos viene en forma deformada desde el inconsciente porque es algo que el individuo reprime en ese plano. En esta parte el profesor Mario Elkin Ramírez se ayuda con uno o dos ejemplos tomados del texto para lograr que los presentes tengamos una mayor comprensión del asunto.
Más adelante el profesor Ramírez manifiesta que dentro de los sueños, se destacan elementos importantes: el primero es, que en el plano de la inconsciencia no hay temporalidad; en los sueños volvemos a nuestra niñez, vemos personas que ya no están entre nosotros, en pocas palabras, la invención de lo temporal se encuentra y se utiliza solo en el plano de lo consciente; de ahí parte el profesor para explicarnos que hay una vivencia subjetiva del tiempo que nada tiene que ver con lo cronológico. El segundo es el placer, la satisfacción que nos motiva a insertarnos en un automatismo de repetición mesurada; esto porque el sueño, tal y como lo dice Freud, es un acto que aspira a satisfacer un deseo.
Pero, ¿qué es un deseo?
Se ha definido el deseo como la diferencia entre la satisfacción esperada y la satisfacción obtenida, por ejemplo: un individuo siente hambre, para saciar su necesidad está a la espera de un plato apetecible y generoso, pero resulta que al momento de sentarse a la mesa se encuentra con una preparación insípida y de cantidad reducida. El individuo sin duda logra saciar su necesidad, pero no logra la satisfacción. Esa diferencia es lo que llamamos deseo.
En algunos casos, la necesidad se confunde con el deseo y es cuando se da por ejemplo, el sueño que comentó una de las compañeras: una persona sueña que necesita ir al baño y dentro del sueño, efectivamente satisface su necesidad; pero resulta que al momento de despertar se ha orinado la cama. Ahí se presenta un sueño sin deformación onírica, que sirve como el más claro ejemplo para representar los sueños infantiles.
Finalmente, el profesor Mario Elkin Ramírez comenta que todo sueño (menos los infantiles) cumple un deseo; por lo tanto, el sueño tiene una doble función: el de proteger el deseo de dormir, pero además, proteger el deseo insatisfecho. Esa insatisfacción se puede presentar debido a tres situaciones:
- La frustración, que se representa como un anhelo imaginario, un reconocimiento no dado.
- La privación real, que es cuando un individuo se priva de algo que le da placer
- Y la castración, que en pocas palabras es la representación simbólica de un No.
En resumen, lo que se puede extraer de esta octava conferencia de Freud es que los sueños infantiles y los sueños de los adultos claramente no son iguales. Los primeros, como ya lo mencioné, hacen parte del diario vivir y están fundamentados en un anhelo del plano consciente, no necesitan de una interpretación. Mientras que los segundos, se encuentran reprimidos en el plano inconsciente y emergen en forma de deformaciones oníricas mediante los sueños, estos sí requieren de una interpretación.
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