Curso: Principios Clínicos del Psicoanálisis

Profesor: Mario Elkin Ramírez

Relator: Héctor Carabali Lucumi

Protocolo de la clase del: 09 de Octubre / 2015

El cuarto principio rector del acto analítico explica que “el lazo de la transferencia supone un lugar, el “lugar del Otro”, como dice Lacan, que no está regulado por ningún otro particular.

Se inicia haciendo salvedad de la importancia de analizar los términos que se encuentran en esa frase, como por ejemplo transferencia, la cual puede ser entendida como sentimientos positivos o negativos (amor u odio) por parte del analizante hacia el analista, los cuales se dan durante todo el proceso, entendiendo que los sentimientos que trasfiere al analista no son directamente a él, por lo que es necesario explicar al analizante, que esto sucede porque está transfiriendo un amor antiguo del pasado de un ser querido, y lo que se debe hacer es desviar ese amor, hacia un amor al inconsciente del sujeto.

Se precisa que en el amor corriente se da una simetría en la cual el amante y el amado, tienen una posición simétrica, en la cual ambos se aman, pero en el psicoanálisis el analista debe colocarse en disimetría para no caer en el fenómeno de la contransferencia, como lo explica Freud en sus escritos técnicos. En la transferencia, no se trata de rechazar el amor, ni de aceptarlo, aspecto que le explicaba Freud a sus pacientes, y un principio pensó que era una resistencia al tratamiento, porque no estaba interesado en elucubrar las causas inconscientes de su síntoma y de su sufrimiento sino de hablar de amor; pero en 1912, reconoce la transferencia como el motor del tratamiento psicoanalítico.

En la transferencia se da ambivalencia, ya que, así como se presentan sentimientos amorosos, también se pueden ser de odio. La vertiente histérica privilegia la parte amorosa; la obsesiva privilegia el odio. En la dialéctica histérica lo que se quiere es mantener el deseo insatisfecho, y en la vertiente obsesiva se trata de volver el deseo imposible, por lo que se encuentran obstáculos.

Se puede precisar que el analista no ha hecho nada para ganarse el amor o el odio, sin embargo, esos sentimientos son transferidos, ya que el analista es el sustituto de esa figura que hereda esos sentimientos que recaen sobre él, pero este no se puede colocar en simetría de amar u odiar al otro. Es por eso que Lacan, refiere que cuando una analista empieza a tener sentimientos de amor u odio hacia el analizante, es importante que vaya a hacer una supervisión del caso y que retome su propio análisis.

El lazo de la transferencia supone un lugar, el “lugar del Otro”, el otro con mayúscula designa un lugar simbólico de lo significante; por ejemplo, la cultura, el lenguaje, la ley, las normas, las instituciones, las convenciones, los acuerdos, los mitos; el otro escrito con minúscula, es el semejante o particular.

La terapia psicoanalítica no resiste un tercero que este controlando, supervisando, por lo tanto, las sesiones no se pueden grabar, filmar, ni utilizar cámara de Geselt o tomar notas, ya que es introducir un tercero; ese tercero es el gran otro que aparece por la boca del analizante, pero esta simbolizado en el discurso, representado en lo que dice, pero no es un tercero presente encarnado.

El inconsciente es la realidad que se pone en juego en la transferencia, y esa es la que convoca al gran otro, evocado en el discurso del sujeto, mediante la historia que plantea; el gran otro es el lugar donde el inconsciente puede manifestarse con la mayor libertad, es decir manifestar lo que se le venga a la cabeza sin que se trate de un discurso elaborado, algo básico, renunciando a la vergüenza, al pudor, a la moralidad, en otras palabras es renunciar en ese momento a las normas sociales prestablecidas, las cuales regulan el decir del sujeto; ya que lo que hace el analizante es hablar sin los prejuicios de afuera, y el analista renuncia a juzgarlo.

En el cuarto principio se entiende que, si el inconsciente puede manifestarse con mayor libertad, es allí donde van a aparecen los engaños y las dificultades, como por ejemplo la transferencia, porque no es al analista a quien se ama, simplemente en él está representado.

Las figuras de la pareja del fantasma pueden desplegarse por medio de los más complejos juegos de espejos, en el seminario once de Lacan, que se llama los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, él define la transferencia como el lugar donde aparece la realidad sexual del inconsciente, es la otra escena la que aparece, además afloran los miedos y las fijaciones infantiles, las perversiones, las fantasías perversas.

Freud, dice que en el análisis hay recuerdo, repetición de aquello que no se recuerda por eso no es solamente el análisis de los contenidos, el análisis de aquello que tiene sentido del relato, sino que en la transferencia se da la puesta en escena de la realidad sexual del inconsciente, la puesta en escena es una dramatización, que quiere decir que no se habló, no se recordó, si no que se actuó; tal como lo plantea Freud, los sueños son el camino real para llegar al inconsciente.

En la sesión psicoanalítica el analista no hace nada para que lo insulten, pero tampoco, pero para que lo halaguen, por eso esto se presta al engaño, luego el analizante se da cuenta del engaño, aunque a veces ya se haya curado. Las figuras de las parejas de fantasmas se despliegan por medio de unos complejos juegos de espejo; lo que explica la relación de sujeto con un objeto, de un sujeto tachado por un objeto, que no es cualquiera el cual causa el deseo, que no condensa el goce y cuyas envolturas por lo menos imaginarias cerca de los objetos pulsionales como por ejemplo el seno, las heces, la mirada, la voz. Aunque existan muchos otros, cada quien tiene su objeto, al cual el niño se aficiona, como por ejemplo una tela, juguete o algo que lo consuela y le sirve de transición al momento de separarse de la madre para envestir otro objeto.

La fórmula fantasmática, es el axioma que cada uno tiene, se pone en escena con el analista, se puede representar con la persona que siempre es excluida, la cual está afuera del conjunto, cree que hace parte de él, pero no lo es, esto se puede representar en el modelo de conducirse como un cisne, siendo un pato. En la transferencia simplemente lo que el sujeto hace es excluirse de tal manera para que esto suceda, incluso de la terapia, pero la diferencia es que el analista ya está avisado y no se deja adjudicar el lugar fantasmático que el analizante pide para ser excluido; pero si el analista se pone en situación simétrica no lo lograra, ya que terminara cayendo en la trampa.

Siguiendo con el tema se plantea la existencia de una posición política y epistémica, epistémica porque hay una gran dificultad para delimitar lo que era el psicoanálisis para el tratamiento, aunque además que una técnica, a lo que se encamina es a una ética, y por eso se habla de principios y no de técnica; según Freud, el psicoanálisis es un método y una teoría. En la sesión analítica existe uno que habla y otro que escucha, el que escucha ya renuncio a su subjetividad pues este ya hizo su propio proceso. Además, se esboza que es epistémica porque hay uno que habla y despliega su dimensión intrapsiquica y otro que escucha, el cual renuncia a hacer alguien sujeto.

En la parte política tiene las dinámicas de concebir situaciones de tipo social, por ejemplo el capitalismo y la ciencia, los cuales están regidos por un mercado, el cual impulsa a todos los seres humanos a consumir y eso es lo que se conoce como el discurso capitalista, el cual esta amalgamado con la ciencia, para obtener muchas ganancias, ya que se centra en desvalorizar la mano de obra del obrero, mientras que los costos de la materia prima y la maquinaria, se mantienen; todo esto para decir que el surgimiento del capitalismo, los valores de la revolución francesa y el surgimiento de la ciencia, dan paso a lo que hoy llamamos modernidad; lo cual ha generado confort a los seres humanos en general ya que el capitalismo y la ciencia han hecho que haya una producción masiva de una serie de objetos que facilitan la existencia.

Para culminar con este comentario, se debe anotar que la identidad va de la mano de la segregación, la identidad de un grupo con base en la segregación de los otros, para afirmar identidades locales o globales. Las clasificaciones arman categorías, que etiquetan al sujeto como anormal; estas cosas son las que no caben en el psicoanálisis porque este no resiste un tercero que lo domine, por eso el psicoanálisis se encuentra en vía de extinción así tenga cien años de existencia; además la desventaja con otras prácticas radica en que existen modelos dominantes como el cognitivo conductual, además de la forma como algunos psicoanalistas dan a conocer la teoría y muestran efectividad a la hora de realizar intervención, el hecho que el psicoanálisis le apunte a la búsqueda de la verdad de manera frontal, causa malestar al conglomerado en general, incluso al “Otro” con mayúscula.

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