ACTUALIDAD DEL PSICOANÁLISIS / GUSTAVO DESSAL
En la producción argentina De Inconscientes, apareció esta entrevista a Gustavo Dessal sobre la actualidad del psicoanálisis.
Tomado del sitio: DeInconscientes
Otros vídeos de Gustavo DessalEn la producción argentina De Inconscientes, apareció esta entrevista a Gustavo Dessal sobre la actualidad del psicoanálisis.
Tomado del sitio: DeInconscientes
Otros vídeos de Gustavo DessalEvento organizado por Grupo SAE, Servicio de Ayuda Emocional y Educativa, bajo el apoyo del Centro Alemán de Guayaquil.
Invitado: Antonio Aguirre Fuentes, psicoanalista miembro de la Nueva Escuela Lacaniana sede Guayaquil y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
Entrevista realizada por: Psic. Cl. Christian Arias Toscano
Preguntas en este video:
Pregunta 1: Sobre el final del análisis… ¿Qué nos trató de decir Lacan cuando propuso que el análisis termina cuando el sujeto se siente feliz de vivir?
Pregunta 2: ¿Qué sentido tendría acudir a una escuela?, ¿Considera usted que Guayaquil cuenta con una escuela establecidas con los principios de la enseñanza de Lacan?
Tomado del sitio: Christian Arias Toscano
Psicoanalista en Madrid. Docente del Instituto del Campo Freudiano (ICF). Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).
Jacques Lacan transmitió una idea muy sencilla sobre el objetivo de su práctica clínica diciendo que se trata de “no empujar demasiado lejos un psicoanálisis” de manera que “Cuando el analizante piensa que le es dichoso vivir, es suficiente”
Vamos a ocuparnos de aquellos que pierden la dicha de vivir y no vuelven a hallarla, quedando sumergidos en una tristeza permanente. Pasaremos por alto los estados de tristeza episódicos que todos experimentamos con mayor o menor frecuencia para colocar el foco sobre la tristeza convertida en una verdadera pasión, incluso en un vicio supuestamente imperdonable, según algunos pensadores que a lo largo de la historia la han considerado como el mayor de los pecados.
Santo Tomás, Spinoza y Dante son evocados por Lacan para entender su concepción de la tristeza como una cobardía moral y no un estado de ánimo.
Trataremos de argumentar esta tesis desde la ética del psicoanálisis pues no va de suyo que hablar de pecado y de cobardía no caiga del lado de la valoración moral, teniendo en cuenta que ningún juicio moral está permitido a aquel que se dice psicoanalista.
Tomado del sitio de: Patricia Tarassa
El concepto de depresión es ampliamente utilizado en la clínica y en la vida cotidiana. Ha pasado a ser el modo habitual de nombrar cualquier malestar psíquico. Hay depresiones, es innegable. Pero Freud privilegió siempre el concepto de culpa, ligado a la falla moral, al de depresión como entidad clínica autónoma. La depresión, para Freud y para Lacan, es inseparable del campo de la ética. Pero si en Freud la culpa aparece ligada al conflicto ente el goce y el ideal, y a la deuda simbólica que se transmite en las generaciones (a las faltas y a los secretos familiares), en Lacan la culpa aparece ligada a la abolición de la deuda simbólica. Por eso la culpa actual no tiene tanto que ver con el inconsciente sino con su rechazo. Si la depresión adquiere un carácter epidémico en la actualidad, sustituyendo a la nobleza de los síntomas, es porque la falta de goce es hoy imperdonable. Desde que ser feliz ha pasado a ser un deber, la ausencia de satisfacción hace al sujeto culpable de su infelicidad. Esto ha instalado en la civilización la depresión generalizada y la medicalización del dolor de existir. El psicoanálisis no trata a la depresión como tal y se opone tanto a la biopolítica de la tristeza (donde el culto a la salud viene al lugar dejado vacío por la religión) como a la ciencia conductual de la felicidad. La depresión actual es la enfermedad del rechazo de la verdad, por eso el psicoanálisis puede ser su terapéutica más eficaz. MFB
tomado de: icfgranada
“El ser del cual el psicoanálisis se ocupa está gravemente afectado por la incidencia decisiva de tres cuestiones: el lenguaje, la muerte, y el sexo. La sumatoria de estos tres factores, hemos de reconocerlo, no prometen una felicidad garantizada, más bien nos conducen a comprender que si tenemos que pensar en la cura o el cuidado del ser, no debemos pensar en una afección contingente, es decir, que no partimos de una idea de salud que sufre eventualmente un accidente, sino que el trastorno es consustancial a la condición humana, es el trasfondo de la existencia, y el ser del que nos ocupamos sufre por el hecho de tener que confrontarse a una vida inconsistente, una vida en la cual las palabras confunden más de lo que aclaran, la muerte es incomprensible, y el sexo resulta de una u otra manera algo más bien perturbador y desproporcionado por exceso o por defecto, en el sentido de que no se adapta al ideal de la justa medida.” Gustavo Dessal
Tomado del sitio: icfgranada
Una breve definición freudiana y su explicación.
Stendhal ilustra a la perfección el carácter discorde de la idea seguida por todos, hombres y mujeres, atormentándose cuando algo les falta pero que intentan, al mismo tiempo, no acercarse demasiado: Que quieren y no quieren, que desean y temen, prisioneros, como son, de las paradojas del deseo.
Pero este no es el tipo de felicidad que puede exigirse a los gobiernos en reivindicaciones y manifestaciones callejeras. No tiene sentido… porque ese tipo de felicidad no es un derecho, como tampoco lo es el amor, que sobrepasa la esfera pública. Esta felicidad no se encuentra codificada en las normas que regulan la vida de una comunidad.
De hecho, es ese tipo de felicidad la que se espera de un psicoanálisis. Ciertamente al psicoanálisis se pide una cierta felicidad. La población quizá podría contentarse -en el sentido de la felicidad espartana de Saint-Just- siguiendo los modelos definidos por un plan gubernativo, o según los parámetros establecidos por los economistas.. pero las personas, individualmente, buscan otra cosa, algo diferente.
Las personas no buscan la felicidad lineal, objetiva y cuantificable, sino que persiguen una felicidad paradójica, que ofrezca siempre algo nuevo, perdiéndose, a veces, en los laberintos del hiperconsumismo. Se podría quizás, pensar en un “extra” que hiciera de la vida propia algo distinto de un proceso vital destinado tan solo a autorreproducirse.
¿Y dónde conseguir ese “plus” que no reduzca la vida al mero mantenimiento de sí misma sobre el hilo esencial de las necesidades y las distracciones? Este suplemento el psicoanálisis lo encuentra, no en el sentido de la vida -objetivo que pertenece al pensamiento religioso y que va hacia la trascendencia-, sino en el goce, que se realiza en la inmanencia.
El goce es, sin embargo, por definición algo que se pierde en el mismo momento en que el hombre se constituye como tal, en el mismo momento en el cual no es simplemente animal, sino animal racional, es decir, ser parlante. MF
En este momento pareciera que ser feliz es una obligación de allí que proliferen las “recetas” para serlo. Es sospechoso este imperativo cuando las condiciones sociales son cada vez mas adversas, es decir, cuando más malestar se produce. La felicidad no existe como universal, para todos lo mismo, pues para cada persona hay lo que podríamos llamar “la fórmula de la felicidad” , pero, qué sabemos de esa “fórmula”? Hebe Tizio
Continuamos este viaje de conocimiento imparable, recapitulando los saberes previos. Para Sigmund Freud, el hombre tiene dos finalidades en busca de su felicidad, evitar el dolor y aumentar el placer. La felicidad, es la satisfacción súbita de una pulsión por largo tiempo reprimida, inesperada, instantánea. Cuando la pulsión del placer se encuentra satisfecha, la felicidad desaparece; esta no es eterna, ni temporal, es distinta para cada individuo. Nace por contraste, si no se conoce el sufrimiento no se puede apreciar realmente. Cuando se tiene todo, se tiene una pulsión insatisfecha pues no se desea nada. El deseo suele confundirse con el capricho.
Freud propone la existencia de tres fuentes de sufrimiento:
La naturaleza: La falta de dominancia del hombre hacia ella.
El cuerpo: Temor a envejecer, enfermar o morir.
La interacción con los otros: El sufrimiento está constituido por palabras dichas por los demás.
La obra “El malestar de la cultura” es un ensayo de Sigmund Freud publicado en 1930 cuyo tema principal es la culpa, el antagonismo de las pulsiones y las limitaciones impuestas por la cultura esta creadora de insatisfacción y sufrimiento.
La sesión psicoanalítica afloja todas las identificaciones, las situaciones en las cuales el sujeto se encuentra fijado. Los participantes son el analista (Escucha y lee el texto del paciente) y el analizante (Habla de lo que lo trae a la sesión sea sufrimiento o sintomatología).
Descartes decía que “Luego de dudar de todo lo que no se puede dudar, es que estoy dudando. “ “Pienso, luego existo. Cogito ergo sum. “El yo, es la parte de la personalidad que se organiza como la consecuencia de la influencia del ambiente, es consciente y racional. El yo se constituye en base a identificaciones y tomamos como referencia la frase de Arthur Rimbaud “Je suis autre” “Yo soy otro”, esta identificación es un proceso psíquico inconsciente, un rasgo que se adopta como modelo para constituir y un ejemplo de ello son las palabras e imágenes. No contamos con una esencia y por eso yo soy el otro, algunas veces contradictorio. Estas identificaciones se afirman por medio del contexto.
En el análisis se ponen en cuestión las identificaciones, aunque es difícil desprenderse de las cargas.