Jornada Extraordinaria de la Nel-Sede Caracas
tomado del sitio: NEL Sede Caracas
Con motivo de la uso de la psicología con fines dictatoriales, los psicoanalistas de la NEL se pronuncian, aquí, Gustavo Zapata en el Consejo Asociativo y Directorio en la Asamblea Nacional-21 junio 2017.
Tomado de: NEL Sede Caracas
Mario Elkin Ramírez comenta el texto de Jacques-Alain Miller sobre El sujeto del inconsciente, en una clase de la Maestría en Investigación Psicoanalítica, de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
Reflexión junto a Mario Elkin Ramírez, psicoanalista miembro de la Asocación Mundial de Psicoanálisis y de la Nueva Escuela Lacaniana sede Medellin. Entrevista realizada por Christian Arias, psicoanalista de Guayaquil.
Feminismo, violencia de género y derechos humanos, temas que nos conciernen, más en estos en tiempos.
Tomado del sitio de: Christian Arias Toscano.
¿Es posible creer en la concepción de la llamada Salud Mental o esta no es más que otro de los utópicos ideales contemporáneos? ¿De qué manera esta concepción de salud ha llegado a intentar regular aquello que no es regulable? Christian Arias y Mario Elkin Ramírez, dialogando al respecto desde el psicoanálisis de orientación lacaniana.
Tomado del sitio de: Christian Arias
CURSO: Sujeto, memoria y conflicto
DOCENTE: Mario Elkin Ramírez
ESTUDIANTE: Angie Tatiana Vargas
Protocolo del 17 de Noviembre de 2016
La clase da inicio con la exposición del compañero Juan David Echeverry sobre el texto “La majestad la soberanía en la Nueva Granada y Venezuela” con temporalidad entre 1750 – 1832 de María Teresa Calderón y Clément Thibaud. El texto se trata de una crítica a la modernidad como se ha concebido en Latinoamérica, pues se vincula directamente con lo ocurrido en Estados Unidos, en Francia y en general en el mundo angloparlante, olvidándose de los orígenes y manifestaciones que se ha tenido en América Latina, lo cual se presenta como desviaciones a la modernidad por ser un proceso completamente distinto. Los autores hacen un recuento de la formación de la nación de Colombia y su proceso de independencia, en el cual se evidencia que se recurre a particularidades del pasado que están vinculadas a los orígenes del pueblo, un ejemplo de ello es la elaboración constitucional como un proceso complejo por las marcadas diferencias en las cosmovisiones del mundo y la forma de ver la política que estaba basado en los preceptos religiosos, es decir, “reales” y emanados de una verdad única que no se relativizaban.
Por lo anterior se dio cabida a la intolerancia religiosa y política, que parten de la verdad única por la que se gobernaba el territorio de la Nueva Granada y posteriormente Colombia. El texto hace un recuento sobre como la nación colombiana se ha basado en el ciudadano en armas para generar organización política y social a lo largo de su historia. Desde el periodo de la conquista española y la propuesta de República para el país, se generó una teoría sobre el establecimiento de sistemas simbólicos para enfrentar la contingencia (la naturaleza, la muerte, el enemigo) y protegerse de ellos, que además se transmiten por medio del lenguaje. Sin embargo ningún sistema es lo suficientemente completo para evadir todos los sucesos improvistos, por lo cual es necesario construir un nuevo sistema.
Los autores argumentan que Colombia como república independiente es resultado de una contingencia en el imperio español durante un periodo de tiempo determinado, es por ello la ciudadanía se dispuso con la figura del ciudadano armado, sólo quién podía tomar las armas en defensa de la nación accedía a derechos políticos. La ciudadanía armada se da para luchar por la inclusión de las personas olvidadas (negros, obreros) dentro de la nación, para lograr la igualdad, la defensa del territorio y la legislación.
Fue así como a la población se le concedió la posibilidad de proteger sus derechos primarios por medio de las armas pero no el derecho a la participación política. Al instaurarse Colombia como república, por un lado estaba presente la región que como sistema de organización se consideraba una verdad inmutable e innegable, que obliga a las personas a obedecer para no ser castigados por la ira de “Dios”, diferente a las imposiciones humanas o el sistema de organización de Estado que puede ser pasado por alto, comprado o sobornado, por lo tanto adaptar un sistema organización política a la nación fue complicado por las desigualdades e intolerancias presente en la sociedad. De allí que se crea un dilema por el descontento de las masas reflejado en la literatura colombiana como en las obras: La Manuela, La María y La Vorágine.
La intolerancia dentro de la organización estatal choca con las nuevas formas de modernidad traídas desde otros lugares como Europa, como el lugar de la constitución y el ciudadano para darle participación a todos los individuos, integrarlos a la política, las propuestas y las decisiones. La historia política colombiana ha estado marcada por dos “bandos” sin matices, ni puntos medios lo que define una relación del “estar conmigo o contra mí”. Lo anterior se puede evidenciar en una discusión previa que tenía el compañero Juan David sobre la formación de los grupos guerrilleros y paramilitares y su legitimidad en el país. Un ejemplo de eso se daba en el libro de la Manuela sobre “La república de cerdos” donde se el autor del libro realiza una analogía el cuidado de los cerdos con de la situación de la organización política Colombiana.
El compañero aporta que en el texto se evidencia la preeminencia del ciudadano en armas alrededor de la historia en Colombia y en sus regiones, como en Antioquia con los resultados del plebiscito por la paz y el seguimiento a un líder político como Álvaro Uribe Velez. El docente Mario Elkin Ramírez aporta que este proceso y pensamiento también se da en la zona del eje cafetero, Risaralda y Caldas.
Las ventajas de la teocracia genera una apreciación generar de que la unidad es parte intrínseca de lo que somos, para eso el compañero esboza un ejemplo con la región del Chocó en el país que por razones especificas hace parte del territorio, sin embargo, no es necesariamente así, razón por la cual la unidad nacional se debe construir constantemente. También hace alusión a un conversación que tuvo con una compañera del departamento del Putumayo, quién manifestó que la visita de Álvaro Uribe Vélez para entonces presidente de la república representaba en su región la llegada del poder central a esa zona y era un suceso sorprende.
Para finalizar, el compañero aporta que la realidad colombiana no se define desde un líder político o un momento coyuntural sino que viene precedía por un contexto profundo e histórico, la organización política y la violencia para conseguir el poder. Concluye su intervención trayendo a colación una reflexión generada por otro docente, quien afirma que “En el país se abandonó una moral cristiana, sin antes construir una moral civil”.
El docente manifiesta que es una reflexión kantiana, y que tal vez los únicos países que se podría decir que construyeron moral civil fueron Francia, Inglaterra y Alemania o países más contemporáneos como los países escandinavos y Japón, además trae a la conversación, primero la situación actual de Finlandia con la eliminación de las asignaturas tradicionales y la creación de un pensum con la moral ciudadana, segundo los siete años para implementar el posconflicto en Irlanda y tercero el proceso que se requiere para implementar la ley de tierras en Colombia. Recalca la importancia del texto expuesto por el compañero sobre los ciudadanos en armas para conseguir legitimidad política, eso pone en manifiesto un antecedente histórico que está en el inconsciente, de por qué las armas siempre son una opción.
La compañera Manuela hace dos aportes en complemento a lo anterior, primero la perdida de tradiciones en Finlandia y como desde el mercado se refleja la apertura de país, segundo las implicaciones políticas, sociales y económicas que tiene la ausencia de las FARC en algunos territorios, principalmente en el acceso a la explotación por parte de multinacionales.
La siguiente exposición está a cargo de Estefanía Molina, quien busco los relatos de victimarios, encontrando un texto titulado “¿Victima o victimario? Otra cara de la Guerra” escrito por Francisco Manrique de la revista Semana. La historia es contada por Martha quién a sus 11 años fue subida a un camión y reclutada por las FARC y por más de una década vivió un drama que estremece. Su situación es lamentablemente similar a la que han vivido miles de personas que, como ella, han tenido que sufrir el reclutamiento Forzado.
Al llegar a campamento de las FARC, había con ella más de 300 niños como ella, a quienes les dieron la bienvenida y le informaron que iban hacer parte de una guerrilla que tenía como objetivo defender al pueblo y que por esta razón debían sentirse orgullosos de haber sido seleccionados. Martha desde el comienzo sufrió un calvario, a los dos o tres días de nuestra llegada al campamento, un comandante la sacó del grupo y la llevó a un cambuche para violarla, golpearla y, posteriormente, amarrarla, lo que pasó reabrió una herida muy profunda del pasado, porque cuando tuvo siete años había sido violada por su tío. Eso marcó su vida y desde ese momento se hizo el propósito de escaparse a la menor oportunidad. Sin embargo, manifiesta que ese suceso era como una regla para todas las niñas.
Marta recordaba que fue siempre la más rebelde dentro del grupo. En alguna oportunidad les cuestionó a los comandantes por qué se atrevían a quitar un hijo a una madre, y la respuesta que recibió es que todas las familias deberían dar su cuota para la guerra.
Martha soñaba tener una celebración muy especial el día que cumpliera quince años, sin embargo eso no sucedió, al contrario fue abusada y maltratada de tal manera que le tomó un mes para poder volver a caminar. Una de las anécdotas que ella cuenta es que a los dos años de estar secuestrada la mamá de ella se enteró que había sido reclutada por las FARC, y después de muchos peligros, logró que la llevaran al campamento donde Martha se encontraba. Cuando ella llegó, yo había sido violada el día anterior y había recibido una golpiza, se vio obligada a mentirle a su madre sobre la situación, sabía que si le contaba, posiblemente ninguna de las dos saldría viva ese día. Para ella las mujeres en las FARC sólo sirven para matar y cocinar según en pensamiento de los hombres.
Años después quedo embarazada, ella quería tener su hijo y por esta razón se vio enfrentada con el padre del bebé, él quería que abortara. La razón era que había tenido un hijo con otra mujer y el de ella sobraba. La llevaron a un sitio para realizarse el aborto, pero ella logro el apoyo del comandante para seguir con el embarazo. Sin embargo, el que era el padre de su hijo se las ingenió para que ella cargara más equipos y tuviera turnos más largos, a raíz de eso le dio pre-eclampsia que la tuvo inconsciente como dos semanas, logró sobrevivir y finalmente nació su hijo. Luego de su lucha por tener a su hijo se enteró que habían tomado la decisión de regalarlo a unos extranjeros, los hijos en la guerrilla se convierten en un problema. Ella no dejo que lo regalarán y con la ayuda de unos campesinos logro enviarlo a donde su mamá.
Marta cuenta que una violación no le acarreaba al comandante ninguna sanción, pero si un guerrillero raso cogía un cuarto de panela sin permiso su acción se penalizaba con la muerte. La misma pena se le daba a quien tratara de desertar, era evidente la desigualdad entre los cabecillas y la tropa, ella manifiesta que el peor error que se puede cometer en las FARC es mostrar sentimientos débiles o vulnerabilidad.
Durante sus años en el grupo guerrillero vivió muchos combates entre ellos uno donde murieron 150 personas de los cuales la mayoría era niños como ella, se cuestionaba dónde estaba el Estado y los medios de comunicación, todas esas muertes quedaban en la impunidad, recuerda como tiraban a los muertos a los caimanes como una forma de desaparecer el rastro, pero entendía que era un mecanismo para infundir terror en los habitantes de las zonas campesinas. Otra cosa que la sorprendía es que muchos eran los niños que los propios campesinos entregan a las FARC porque no quieren asumir la responsabilidad de su formación. Para Martha uno de los secesos más dolorosos fue darse cuenta que su hermano discapacitado había sido asesinado en manos de los paramilitares.
A los 22 años Marta desertó, un día en que ella atacó e hirió a un jefe guerrillero que estaba tratando de abusarla, entonces tomó la decisión de volarse inmediatamente porque sabía que no iba a salir viva de un consejo de guerra, una noche en guardia emprendió la huida con un niño de 13 años, se equivocó de camino e inclusive se encontró una tropa paramilitar, luego de regresar donde su madre, aquella falleció pocos días después. La mujer de la historia perdió con las FARC su niñez, su juventud, su hermano y a su madre.
Para terminar el testimonio, Marta expresa una reflexión final: “El cambio lo hacemos si lo decidimos, tenemos que llegar con proyectos a las comunidades y no tirando piedra, escondidos detrás de unas capuchas…”.
El Profesor Mario Elkin Ramírez empieza su intervención, manifestando que desde la antigüedad los ejércitos fueron constituidos por niños y adolescentes, sólo que no existía el término de niño como concepto de infancia tal como lo conocemos hoy, sino que se dio después de la Revolución Francesa hasta nuestros días. El concepto de adolescencia es más tardío, tanto así que en los códigos civiles de las naciones, no aparecía sino el término menor. En la última década del siglo pasado se enalteció los derechos de los niños y ahora existe ley para niños, niñas y adolescentes. Por tal razón el reclutamiento de menores de edad se convirtió en un delito de lesa humanidad, lo cual lleva a que los grupos armados a negar el hecho de haber reclutado niños en sus filas. Hasta el mismo ejército nacional reclutaba jóvenes entre los 16 y 17 años de edad para prestar el servicio militar.
Lo anterior demuestra de que los niños y adolescentes han participado de las guerras desde la antigüedad, como se da cuenta en las lecturas del siglo V antes de Cristo, el ejército de los espartanos eran niños educados para la guerra, dejando a los seis años a las familias para ser entrenados y pasar pruebas de supervivencia, y todo el que nacía con un defecto era lanzado a un precipicio porque no servía para ser soldado. Los Atenienses también dan cuenta del mismo fenómeno, cuando se encuentra en la guerra de la Guerra del Peloponeso que la estrategia era poner a los más jóvenes en la vanguardia porque eran los más aguerridos y ardientes en la batalla y en la retaguardia los más adultos, debido a que los segundos no tenían la misma habilidad y fuerza, además para detener a los niños con sus armas en caso de pánico y devolverlos a la batalla, otro ejemplo, es la guerra de independencia, Simón Bolívar el Libertador, ingreso al ejército a los trece años y a los quince años ya dirigía un batallón, inclusive hay relatos de esa época de madres que regalaban a sus hijos para contribuir a la libertad, no era precisamente una movilización forzada sino entusiasta, lo que representa antecedentes históricos de la presencia de niños en las guerras.
La primera exposición muestra que ciudadanos armados han estado aquí, desde hace mucho tiempo dentro de nosotros como una forma de legitimación de un poder, cuando no se podía acceder al derecho común. Lo anterior lleva a desprendernos de la idea inaceptable del reclutamiento de menores de edad, porque para nuestra realidad actual lo asumimos como crimen de lesa humanidad y resulta difícil comprender el hecho de que las guerrillas y los paramilitares tuvieran menores engrosando sus filas.
El docente Ramírez hace alusión al texto del relato de Marta que muestra los detalles de los niños y las niñas en la guerra, lo cual nos llevaba a conmovernos y evidencia unas marcas de la guerra distintas en el cuerpo de un hombre y una mujer, existen particularidades, el cuerpo femenino se convierte territorio de la guerra, el hombre pasa por una intromisión del adulto en el niño cargando el fusil y asesinando, esto representa la pérdida de la infancia pero sin ningún rito de paso. En la guerra la transición se da pasando las pruebas, las cuales dejan marcas y rencor acumulado por las injusticias de las cabecillas.
La niñez es una construcción occidental nueva; la palabra infante, viene del griego “infans”, que significa el que no habla, por eso a los niños antes de que hablarán se les llamaba infantes pero eso no constituía la infancia como una edad de la vida tal como lo valoramos. Infante representaba el nacimiento de un “animal” que no habla, pero luego de ser criado por los siervos era entregado a la familia de origen para ser presentado en sociedad cuando su probabilidad de vida era alta, tal situación era producto de los altos índices de mortalidad de la época, el regresar a la familia se daba por medio de un ritual parecido a la primera comunión.
Las leyes de infancia y adolescencia, solamente fueron decretas a finales del siglo XX e implementadas a comienzos del siglo XXI, donde se penaliza el reclutamiento de menores y la consideración de la adolescencia comienza a cambiar y se vuelve más vaga.
Es impresionante la denuncia de la mujer en la historia sobre “La violación de las mujeres como rito de iniciación” en las FARC, que no es una excepción al contrario parece ser de todas, haciéndose evidente el privilegio del comandante, tal situación se puede considerar paidofilia, violación de niños menores en la más absoluta impunidad; tal suceso se asemeja al privilegio de aquel “Protopadre” que narraba Freud en Tótem y Tabú, el cual él era dueño de todas las mujeres y podía acceder a ellas, aquí está la presencia del padre cruel, obsceno, arbitrario y del goce que se perfila encarnado en estos comandantes tanto de la guerrilla como de los paramilitares.
Eso tiene consecuencias en la escalofriante cifra de embarazos y abortos, pero es debido a que en la selva no hay condiciones de criar bebes, sobretodo si son nómadas y el objetivo es el combate, diferente a un grupo de gitanos que son errantes pero tiene condiciones para levantar a los menores. Por eso tener el hijo se vuelve un privilegio y requiere realizar muchas acciones para entregar los niños a las familias. En la historia de Marta está el aprendizaje que ella tuvo, no mostrarse débil para no convertirse en “carne de cañón” que además es una expresión guerrera, sino asumir el semblante de fuerte, el hecho de que Martha hubiera estado desde los once años y sólo a los 22 años pudiera huir, demuestra el semblante de fuerte que tuvo que asumir para estar en un ejercito que esencialmente ha sido masculino, ya que las mujeres combatientes son un fenómeno nuevo, antes las mujeres servían en la guerra pero para la logística, la comida, la lavada de la ropa y en ocasiones del espionaje.
Desde la Segunda Guerra Mundial es donde se tiene conocimiento de mujeres combatientes, especialmente en el ejército Ruso y Chino y aparecieron esas primeras heroínas, por eso produce tanto impacto escuchar mujer como Tanja Nijmeijer (Holandesa en la guerrilla Colombiana), la compañera Stefanía Molano aporta su conocimiento de una entrevista a la holandesa Tanja, donde la mujer manifestaba que no tenía conciencia de los abusos a los que eran sometidas las mujeres en la guerrillas, a tal planteamiento el docente Mario Elkin Ramírez responde que ella llego a la guerrilla como una mujer extranjera, exótica, culta, es decir, un cuadro revolucionario; muy diferente a los guerrilleros rasos que no tienen voz y nunca aparecen a aquellos si se pueden llamar infantes, pero de esta guerrillera existen relatos y un libro.
En el relato de Marta se describe el momento en cuando se van al combate, el miedo reflejado en los ojos de los niños con fusiles más grandes que ellos; esas situaciones se viven en otras latitudes por ejemplo, en las guerrillas africanas la mayoría también son niños. Eso 150 niños muertes que no son reconocidos por la guerrilla, ni por el ejército, los primeros por ser hacer reclutamiento y los segundos por el ataque en combate, para los dos bandos representa un crimen de lesa humanidad. Además el detalle de los cadáveres tirados a los caimanes es una imagen escabrosa y el desmembramiento por parte de los paramilitares, demuestra que tenemos prejuicio sobre la crueldad del grupo paramilitar, sin embargo, la guerrilla como actor armado ha tenido indicadores similares de crueldad que nos lleva a desprendernos de las simpatías adolescentes por estos grupos. Por último, el detalle de la entrega de los niños no deseados a los grupos a los guerrilleros por parte de campesinos, ya que es la tercera vez que aparece en los textos, donde una de las motivaciones de los menores para irse a la guerra era no encontrar en su casa un hogar o ambiente digno, un ejemplo son las violaciones de las mujeres dentro de las familias y regalar a los niños como un antecedente de violencia de genero e intrafamiliar que en este sentido es parte del contexto de violencia política y social. En el siglo XIX daban a los hijos para contribuir a una causa, pero ahora algunas familias lo hacen para desembarazarse de ellos, lo cual deja una marca.
Lacan decía que los niños no deseados tendían al suicidio, en lo anterior se ve de una manera muy contundente. En el relato de vida contado por Marta se hace evidente la consecuencia subjetiva el acumular al rencor, en cada suceso, entre ellos, el asesinato del hermano discapacitado, la fuga, el encuentro con los paramilitares, el encuentro con los hijos pero la muerte de la madre a su llegada; esta mujer perdió casi todo, el hermano, la niñez y la madre, pero no se convierte en parte de las bandas urbanas por tener hijos.
Para finalizar el docente hace alusión una investigación articulada entre la Universidad de Rennes en Francia, la Universidad Federal de Minas Gerais de Brasil y la Universidad de Antioquia, en la que él participa y la cual le sirvió de inspiración para este curso de Sujeto, Memoria y conflicto, donde encontraron que muchos guerreros deciden no combatir más y renunciar a su vida militar, la hipótesis parte de que el desistimiento de la vida guerrera se da en el momento que se tienen un hijo o se arman una familia, se manifiesta como una motivación en algunos, donde salen frases como “no quiero que mi hijo tenga una vida como la que yo tuve” “no quiero que mi hijo siga mis pasos o pase por lo que yo he pasado” dándose una rectificación subjetiva y espontánea, en el desistimiento hay una nueva nominación, es decir, nueva forma de nombrarse como padre o madre, y hacer de sus hijos una nueva causa, que no sea la causa política, ni delincuencia, por lo que se entiende que se cambia el camino de la guerra por los hijos, una salida muy tradicional pero cargada de fuerza porque evoca lo que el nombre del padre hay en él.
El profesor concluye la última clase, agradeciendo la participación de los estudiantes en la materia y por el material referenciado propuesto por los estudiantes, que fuera acertado en su mayoría con la intencionalidad del curso, el docente reconoce los aprendizajes con los estudiantes y se va entusiasmado por lo conseguido durante el semestre.
CURSO: Sujeto, memoria y conflicto
DOCENTE: Mario Elkin Ramírez
ESTUDIANTE: Juliana Galeano Ruiz
Protocolo del 3 de Noviembre 2016
Tras la lectura del protocolo de la clase anterior, el profesor Mario Elkin Ramírez retoma las exposiciones pasadas y los mini-relatos o mini-testimonios acerca de la guerra urbana que la mayoría hemos vivido en la ciudad de Medellín y en otras partes del país. Con estas experiencias compartidas por los compañeros en la sesión anterior, el profesor realiza una reflexión sobre el papel del testimonio como género literario que emerge a partir de la Segunda Guerra Mundial, ya no para hacer una historia positivista, sino como un ejercicio de memoria escrita. Ejemplo de esto es la trilogía de Primo Levi quien, sin ser escritor, narra a detalle su experiencia en los campos de concentración nazi, contando verdades que nadie quería escuchar. Hay otros testimonios elaborados de manera más literaria y otros que se escriben como poesía, todos ellos inaugurando un estilo de contar los acontecimientos traumáticos vividos y que pretenden no quedar en el olvido.
El profesor resalta el trabajo de Patricia Nieto al dar la palabra en primera voz a quién vivió los hechos, sin incluir ningún tipo de notas analíticas, se trata de una crónica desde la subjetividad, no es una pretensión de objetividad. Es una forma de incluir la subjetividad en la historia allí donde el positivimo la había excluido. Sin embargo, no es solo ficción aunque pueda haber algo de imaginación en la recreación de los hechos. Desde el psicoanálisis, el testimonio, es una manera de retornar aquello que la ciencia había excluido: Al sujeto, ese sujeto excluido desde la oficialidad, retorna en los testimonios de las víctimas y ofrece a los investigadores sociales un saber que no es epistémico pero que tiene una dignidad de verdad, un saber que emerge desde las entrañas.
En un segundo momento, el profesor Ramírez se refiere al caso del hijo que desaparece, a propósito de “Los Escogidos”, en el cual se ejemplifica una diferencia entre un duelo con un cadáver recuperado y el estado de angustia flotante cuando solo se tiene el dato del desaparecido. Este último se convierte en un duelo en suspenso ya que persiste la esperanza de un regreso creando un estado de melancolía permanente. Desde lo psíquico el caso del desaparecido presenta un alto grado de crueldad, la guerra también es psicológica y sumir a alguien en la zozobra de no saber si su ser querido va a aparecer se convierte en un estado de tortura psicológica aun mayor que el causado por una pérdida irreparable en la que se pudo realizar un duelo, es decir, un acto humano de localización del dolor porque permite el duelo al saber que hay un cadáver en un cementerio o en un osario.
Sobre los relatos expuestos en sesiones anteriores, el profesor resalta dos aspectos: El primero es una intención pedagógica en la escritura de las víctimas para hacer reflexionar a los verdugos acerca de todo el dolor que causan. Se da una “Pedagogía del dolor” en la cual se apela a la compasión del guerrero que actúa de manera inhumana. En los relatos no se menciona quien fue el victimario, esto lo deduce el lector según el contexto. En segundo lugar, aparece la función del testimonio para evitar el olvido, es decir, la elaboración de memoria para una reconstrucción histórica desde los relatos de las víctimas.
Retomando ahora el testimonio de la víctima de la bomba expuesto por la compañera Dayana la clase anterior, aparece el elemento de perplejidad, entendido como el estado en el que queda inmerso un sujeto cuando no encuentra una explicación coherente de un suceso. Esa búsqueda de sentido de un acto puede hacer aparecer otro sentimiento: la culpa, pensar que merecemos un castigo porque nos está yendo bien en la vida, se trata de un razonamiento neurótico influenciado por la religión católica, en la cual todos nacemos culpables gracias al pecado original. También, en esa necesidad de encontrar algún sentido aparece la denegación como una cuestión maníaca en la que se niega la realidad cuando esta es destructora, horrorosa e incoherente.
En los testimonios comentados por los compañeros, el profesor destaca la existencia de juegos de poder, donde no hay neutralidad, donde se debe estar de un bando o de otro y se ponen sobretodo cuotas de sangre. También, es común en los relatos el elemento de “limpieza social”, la cual se constituye dentro de un discurso capitalista y que ofrece un sinfín de productos contra lo más natural del cuerpo que es la suciedad. Este discurso, piensa la sociedad desde la oposición limpio/sucio deshumanizando al otro, reduciéndolo a una basura, una plaga, un insecto, una rata que hay que aniquilar para evitar el contagio. En nuestros barrios, las bandas delincuenciales encuentran legitimidad a través de la limpieza social en la que ofrecen seguridad exterminando a ladrones, drogadictos y violadores. Esta legitimidad se basa en un principio de utilidad inmediata de la sociedad y no en una reflexión de lo que es la civilidad, los derechos humanos y la legalidad.
El profesor considera también los mecanismos psicológicos que actúan tras las vivencias de la violencia, se trata de la neurosis de guerra que aparecieron tras la Primera Guerra Mundial en la que los médicos y psiquiatras de guerra encontraron soldados que enfermaban en el combate, no por algo físico u orgánico, sino por la vivencia. Esto les ocasionaba insomnio, hiperacusia, hipersensibilidad, desamparo absoluto, incapacidad para caminar entre otros síntomas de una dimensión paranoica exacerbada por el contexto de guerra.
Finalmente, el profesor Mario Elkin Ramírez cierra su intervención hablando de la ficción. Desde Lacan, se habla de una fixión referida a una fixación, a una fijación que dejan las vivencias en nosotros como un punto de fijación libidinal que queda como un agujero en cada uno de nosotros ya que nosotros mismos nos sentimos en peligro ante ese acontecimiento
Tras la intervención del profesor se da paso a las exposiciones de los compañeros. La primera de ellas a cargo de la compañera Margarita Cardona corresponde al capítulo titulado “Perdí el miedo” del libro “El cielo no me abandona” de Patricia Nieto. Este relato cuenta la historia de un sacerdote que llegó a un sector conflictivo en el cual no se sentía acogido y vivía con temor dada la situación de inseguridad que allí se presentaba. Un día ocurrió una balacera en la que el ejército dio de baja a dos jóvenes del sector, uno de ellos el hijo del sacristán de la iglesia. Este joven, aunque el sacristán y su esposa no lo sabían, era el jefe del combo que allí operaba por lo que su funeral se realizó entre música, drogas y alcohol. El sacerdote da apoyo a la madre y le explica que, si bien para ella fue mala suerte perder a su hijo, para muchas otras personas fue buena suerte ya que el joven no podría hacer más daño. Finalmente, el sacerdote pierde el miedo, al darse cuenta de que esta comunidad golpeada por el conflicto necesitaba su ayuda.
La segunda exposición fue realizada por Cristina Tamayo, esta vez del libro “Jamás olvidaré tu nombre” de Patricia Nieto. El capítulo se titula “Mi amigo Mello” y cuanta la historia de Jesús y su amigo a quién apodaban Mello. Este último es descrito por Jesús como un buen muchacho, un buen estudiante que había conseguido una beca para ir a la universidad pero que se vio fuertemente afectado por la limpieza social: su hermano fue asesinado por “vicioso” y su tía por “sapa”. En el relato, Jesús afirma que a Mello lo transformó el rencor convirtiéndolo en un miliciano, Mello fue capturado y Jesús vuelve a verlo libre cerca de un año después y descubre que ahora tiene mujer, un hijo y planes de estudiar y cambiar su vida. Sin embargo, días después aparece asesinado en la terminal de buses, con un cartel que dice “Por sapo”. Para Jesús semejante acto solo pudo ser realizado por alguien sin sentimientos y que no conoce el dolor de una madre.
Una tercera exposición fue realizada por el compañero Ricardo Alarcón sobre el capítulo titulado “Urabá manchado de sangre” también del libro “Jamás olvidaré tu nombre”. Aquí una niña cuenta como encapuchados asesinaban niños, ancianas y mujeres embarazadas, como su madre fue amenazada ya que la inculpaban por esconder armas y municiones en la orilla del río donde solía ir a bañarse y como su padre tuvo que presenciar el asesinato de sus compañeros de trabajo. Después de estos sucesos se desplazan hacia Medellín donde se encuentran a algunos de sus vecinos, se ubican en un lote de invasión, son desalojados y finalmente deben irse a vivir a la casa de un familiar. El deseo de la niña es crecer rápido para poder ayudar económicamente a su familia. La reflexión del compañero es hacia la importancia de estos relatos en la visibilización de este tipo de victimas que muchas veces no son tenidas en cuenta.
Concluye la clase con la exposición del compañero Oscar Correa, del capítulo “Lo mío fue un milagro” del libro “El Cielo no me abandona”. Desde el principio el compañero Óscar manifiesta cierta inconformidad con el relato ya que los hechos se presentan con un alto grado de ficción. El protagonista de la historia relata un sueño que tuvo la noche anterior en el cual su hija era secuestrada. Al día siguiente su sueño parece hacerse realidad: a la salida de un restaurante su auto es interceptado por sujetos armados que le solicitan a su hija, tal como en su sueño él se opone y se canjea por ella. Pasa secuestrado 4 días y es liberado tras pagar una suma de dinero solicitada por sus captores. Se da un pequeño debate en torno a este texto con las intervenciones de la compañera Margarita y de Manuela, la primera resalta que el título del relato puede ser apropiado en cuanto se conocen muchas historias en los que los secuestrados, así paguen lo que sus captores solicitan, son asesinados ya que la humanidad del secuestrado está por debajo de los intereses económicos, Manuela por su parte propone que quizás el narrador se impone en el relato como un héroe ya que dentro de su subjetividad así se siente y esa es la verdad para él y que precisamente así se construye la memoria, a través del entramado de diferentes versiones y posturas.
CURSO: Sujeto, memoria y conflicto
DOCENTE: Mario Elkin Ramírez
ESTUDIANTE: Manuela Duque García
Protocolo del 25 de octubre 2016
La clase del pasado martes 25 de octubre, inicia con la exposición por parte del compañero Oscar acerca de la introducción del texto “El Cielo No Me Abandona” de Patricia Nieto, donde inicialmente se hace referencia al deber que tienen reporteros o escritores para generar un ambiente de confianza con quien relata, para que el acto mismo de contar la historia se convierta en un proceso de sanación.
Se menciona entonces que en el texto se pueden encontrar 20 voces capaces de dar testimonio del conflicto armado en Colombia, dado que esta forma de narración es de contexto, es necesario abrir ciertos canales en el individuo que pueden no ser fáciles de cerrar por el sentimiento de dolor que puede dejar narrar la historia para los sujetos, es necesario entonces llegar a cierto nivel de confianza, para ello, se realizaron antes unos talleres y propuestas con estas personas para poder lograr el material que se presenta.
En los relatos, se sustrae la perplejidad propia del yo desde las voces que se asumen y se les da un tinte según sea el agregado de sus palabras, azul son las voces donde el recuerdo duele más, el rojo donde se describe el horror contundente que el sujeto ha padecido, el verde aquellos que van en busca de explicaciones y responsables, el púrpura los que relatan un luto que nunca acaba y el blanco para las memorias que llegan de la infancia.
El yo expuesto en esas tonalidades permite que para lector la historia se impregne en una matriz de sentimientos, y estos escritos a su vez son evidencia del proceso histórico que ha representado el conflicto armado en Colombia.
Narrar es un asunto colectivo, un mecanismo usado por las comunidades para reafirmarse, identificar las mutaciones de la realidad social y configurar el relato histórico a partir de la cultura.
Medellín ha sido centro del conflicto armado y a su vez centro de iniciativas nacionales de paz donde se proponen dos tipos de narrativas: La narrativa del terror, donde se presenta Medellín como la más violenta y la narrativa de la seguridad, donde se presenta Medellín como la ciudad que renace.
Después de dar cuenta del contenido de la introducción, se da paso a algunos comentarios, donde el expositor hace alusión al origen de la guerra en Colombia que surge a partir de una confrontación de ideas o intereses de dos bandos y que las personas del común no conocen el porqué de la cultura del odio, señala además que narrar se ha convertido en la única forma que tienen las víctimas para hacerse sentir.
Seguidamente se da paso a una segunda exposición por parte del compañero Felipe, sobre el segundo capítulo del libro “Jamás Olvidaré Tu Nombre” titulado “Dos Asesinatos Que Marcaron Mi Vida”, este libro se realizó en base a unos talleres que se hicieron con víctimas que decidieron contar su experiencia y sentimientos a partir de la escritura, con la intención de que las víctimas fueran escuchadas, permitiendo a su vez un proceso de catarsis.
La historia que narra el capítulo es de Elizabeth, una mujer que vivía en La Sierra con sus hijos y cierto día presencia un asesinato y la amenazan por esto, en diferentes ocasiones le advertían que se fuera porque la iban a asesinar, ella se va para donde el papá de sus hijos y a partir de ese día un grupo que se hacía llamar “Las Milicias del 5 y 6 de Noviembre” se apropian de su casa, después se va para donde su madre y la persona que la tenía amenazada descubre dónde está, Elizabeth se desplaza a vivir en diferentes lugares, en un barrio asesinan a su hijo mientras jugaba fútbol por no querer pertenecer a una banda delincuencial del lugar, un poco antes su padre también había fallecido por causas naturales, estas son las dos muertes que marcaron su vida, Elizabeth después recupera su casa pero ya no la sentía propia por el significado de las pérdidas que ya había tenido.
A continuación, el profesor inicia con su intervención señalando que son relatos de víctimas directas del conflicto armado colombiano donde no solamente es una cuestión política sino que se vinculan otros elementos complejos que se reflejan en el sufrimiento de las víctimas, como la paleta de colores a la que se alude en la primera exposición, donde se involucran también las diferentes subjetividades de las personas, además de que hay un elemento común en las víctimas que es “el duelo”.
A partir de allí inicia con la reflexión desde el psicoanálisis, haciendo alusión a un contexto en Medellín de delincuencia común, violencia y narcotráfico, el compañero Oscar trae a colación un fragmento muy interesante donde se habla de una filosofía que las mafias del comercio ilícito de drogas dejaron en los barrios populares de Medellín, donde se habla de dignidad entendida como venganza, bienestar como ostentación, libertad como lealtad al capo y trascendencia como muerte temprana.
El profesor Mario Elkin Ramírez señala entonces, que a nivel urbano el contexto de violencia se instaura cuando ingresa el narcotráfico en nuestra sociedad, nuevos valores sociales vienen anudados al narcotráfico, hay un trasfondo del conflicto armado con tres ingredientes, primero el bipartidismo, después la insurgencia y por último el narcotráfico, modificando lo social, lo político y lo económico, generando a su vez efectos subjetivos en cada persona que habita este país.
La violencia no se ha sentido sólo en lo rural, en la ciudad se urbanizó el conflicto con otros actores, grupos armados que enseñaron táctica, pero no política a los jóvenes, de lo cual el narcotráfico se aprovecharía después, instaurando la filosofía de dignidad como venganza, bienestar como ostentación, libertad como lealtad al capo y trascendencia como muerte temprana, nuevos valores sociales ligados al capitalismo.
Se creó un mercado local de micro-tráfico que no sólo aumentó el consumo de drogas en los jóvenes, sino que peor aún, como el mayor daño que pudo causar el narcotráfico a Colombia, instauró la filosofía anteriormente mencionada por lo menos en dos generaciones, una mentalidad del “todo se vale”, “el camino corto”, “la vida intensa”, apoyada además en los medios de comunicación que perpetuaron la imagen del capo, generando estos imaginarios de Colombia, incluso en el exterior, el profesor señala que esto implica una dimensión de segregación, una marca que el pueblo colombiano se ganó, algo que hizo parte de nuestra historia y la tenemos que asumir, elaborar e integrar.
La compañera Angie, introduce otro aspecto a la reflexión, el papel de las mujeres en este contexto de violencia urbana, la dignidad era ser el objeto de amor de ese actor armado, ser la mujer del sicario, el bienestar y la ostentación en el cómo me veo, se marcó un estereotipo de mujer bonita y voluptuosa enmarcado en la narco-estética.
Por otra parte, este contexto generó un nuevo fenómeno en la ciudad “el desplazamiento intra-urbano”, un nomadismo impuesto en una cultura sedentaria, donde se da una sensación de desarraigo de lo propio, las personas construyen su identidad conforme al lugar en que habitan, hay una construcción simbólica, una relación que incluso puede ser imaginaria por ser de doble vía “la tierra me pertenece, yo le pertenezco a la tierra”, ahí se cruzan construcciones de identidad muy interesantes, cuando la guerra siempre va de la mano con ese desplazamiento, a nivel psíquico de las personas ocurre algo, se pierden las coordenadas, aunque las personas retornen nunca vuelve a ser lo mismo, es algo en el orden del objeto perdido, es una consecuencia del conflicto que no puede ser reparada.
Hay un asunto de duelo, de luto de un objeto perdido que jamás podrá ser recuperado, de eso nos tenemos que hacer conscientes, puede haber una reparación simbólica, económica pero nunca volverá a ser lo mismo, porque un acto de guerra le divide la vida a las personas en dos “antes y después” la vida no puede ser igual, lo perdido es irrecuperable, incluso si es devuelto.
El profesor Ramírez plantea que Freud en su texto “Duelo y Melancolía” dice que cuando un sujeto pierde (sea un ideal, un proyecto, un ser querido) hay un sentimiento de perplejidad, es decir, una súbita pérdida de sentido, siempre se están buscando explicaciones y cuando no hay sentido nos desesperamos y creamos ideas para explicar las cosas, apoyándonos por ejemplo en ideas de la religión o el destino, luego viene el horror, el dolor, que no tiene nada que ver ya con el sentimiento de angustia en la medida en que ya se cuenta con una explicación.
El duelo es un trabajo psíquico, no es que el tiempo cura, sino el trabajo que se pueda hacer a través del tiempo para tramitar ese duelo, hay personas que se quedan toda la vida en duelo, aparecen los auto-reproches que para Freud son una parte del yo que le reprocha a otra identificada con el objeto perdido, es un trabajo pasar de ese estado donde hay un repliegue libidinal del mundo después de perder esa persona, ideal u objeto, donde muchas personas pierden incluso el sentido por la vida y puede aparecer el suicidio, el trabajo consiste entonces en reanudarse al mundo, volver a investir la lívido en las cosas del mundo, volcar la lívido del yo que se recogió con el duelo en los nuevos objetos del mundo y el trabajo del llamado pos-conflicto será de duelo, de elaboración, de reanudar el mundo con los agujeros que quedaron, volver a querer un mundo agujereado, donde faltan personas, objetos, ideales.
Es un sentimiento interesante de memoria, porque no es olvidar, olvidar significa represión y represión significa retorno de lo reprimido de manera sintomática, sino que se trata de elaborar, la elaboración del duelo es anudarse a la vida desde otras bases, como en los textos expuestos, elaborar a partir de la escritura, hay que buscar los recursos existentes para enlazarse a lo social.
Primera parte de una entrevista a Marie Helene Brousse, en esta parte sobre Psicoanálisis y feminismo.
Tomado del sitio: Maestría en Teoría Psicoanalítica Lacaniana UNC