Curso: Principios Clínicos.

Profesor: Mario Elkin Ramírez

Protocolo de la clase del sábado 3 y viernes 9 de octubre de 2015

Elaborado por: Paula Esperanza Osorio Doncel

Tercer principio. 1

Previo a la conceptualización de la transferencia se hará una contextualización en relación a los aspectos que desencadenaron su descubrimiento. A comienzos del siglo XXI Antes de que el psicoanálisis como ciencia comenzara, Freud se encontró con Josef Breuer, comenzaron a trabajar juntos el tema de las enfermedades nerviosas, como la Histeria,  la cual era asignada a las mujeres debido a que la relacionaban con la aparición de las crisis nerviosas con un problema propiamente del útero.

Uno de los casos de Josef Breuer fue el de Bertha Pappenheim, quien aparece en los registros médicos como Ana O, una mujer que ayudó a fundar el trabajo social, el feminismo y hablaba varios idiomas. Ella se presenta en el consultorio de Breuer con unas dificultades grandes a raíz de la muerte de su padre, a quien cuido hasta el día de su fallecimiento, empezó a tener una serie de ataques y manifestaciones muy difíciles de llevar, por momentos olvidaba hablar alemán, la cual era su lengua materna y hablaba fluidamente en Francés o Italiano. Breuer empezó a practicar el hipnotismo con ella, realizaron otros tratamientos como hidroterapias y demás, pero continuaban manifestándose dichos síntomas. Con el paso del tiempo los rumores del constante acercamiento entre ambos llegan a oídos de su esposa y decide terminar el tratamiento, lo que desencadeno en ella un ataque y un embarazo histérico.

Después de algún tiempo Breuer le contó lo sucedido a Freud. Este se da cuenta de que algo parecido también le había sucedido a él en diferentes ocasiones, notaba en algunas de sus pacientes una especie de enamoramiento, el cual se manifestaba con el deseo romántico de profesarle su amor. Reconociendo un interés erótico por la persona del médico. Freud se da cuenta de la existencia de un lazo nuevo. Apareciendo lo que para Freud era inicialmente como una resistencia en la medida en que notaba que los pacientes al enamorarse del médico solo hablaban en torno al amor que decían sentir y ya que no se ocupaban por sostener el enigma ni descifrar el inconsciente. Pero enseguida se dio cuenta que no era una resistencia era un fenómeno que aparecía en el análisis, a este lo llamo transferencia, en donde empieza a establecerse un lazo con el que escucha.

El analizante pone en el analista sentimientos, creencias, expectativas en respuesta a lo que él dice, creencias como tener la certeza de que él es portador de la sabiduría y el conocimiento. Lacan lo sistematiza no como creencia sino como suposición de un saber que dirige sobre el analista.

Además de esto se genera en el sujeto una serie de expectativas, la de ser curado, la de ser correspondido sentimentalmente, la de ser atendido prontamente, la de recibir más tiempo en la sesión de análisis, entre muchas otras. El analista al estar investido en ese principio del supuesto saber se le confiere un poder, con el cual va a generar una resonancia muy importante sobre el analizado. El analizante trata de anticiparse a lo que el otro quiere, prever una expectativa en el analista, con el propósito de captar su atención e interés.

En este punto la diferencia entre Breuer y Freud  en relación al caso de Bertha Pappenheim, se situa en el hecho de que Freud comenzó  a apropiarse científicamente de este nuevo interrogante ¿Por qué alguien transfiere sobre el analista sus sentimientos, expectativas o creencias? Descubriendo así su mecanismo. El desciframiento del sentido no es lo único que está en juego en los intercambios entre el analista y el analizante, es importante en la medida en que esto diferencia el psicoanálisis del resto de las psicoterapias de la palabra, en el análisis también se trata de recuperar algo perdido.

En este punto es importante realizar un abordaje más profundo tomando en cuenta otros elementos que nos lleven a comprender con mayor claridad aquello que concierne al objeto perdido. En relación a este concepto a continuación se evocaran elementos que permitirán darle mayor claridad, los seres humanos somos seres sociales, dependientes de los demás y por ende la dependencia de las primeras figuras nos marca en la subjetividad de forma radical. El primer objeto para el sujeto es la madre o la persona que se ocupa de ese desamparo originario. Y la permanencia de este es tan importante que estudios de Winnicott reflejaron que durante la segunda guerra mundial los niños huérfanos morían al no ser vinculados en la afectividad, pese a tener todas las condiciones físicas, locativas y alimentarias necesarias para su subsistencia.  Se dieron cuenta de que era necesaria una significación afectiva, un interés que no sea anónimo, es decir que haya un deseo real de que ese niño viva. Esto nos introduce en una primera relación social y es la que se da entre madre e hijo, la cual se evidencia en el acto de cuidado.

El niño llora una primera vez por una sensación corporal de hambre, lo que acarrea displacer y tensión, la madre escucha ese llanto y piensa que con esto quiere decir algo, reconoce que tiene un sentido. Le da un significado y lo eleva a la categoría de significante, así lo introduce en el lenguaje. La madre le habla y él bebe reacciona ante sus palabras, posteriormente empieza a imitar a ese otro que le habla.

Al amamantarlo se produce la primera experiencia de satisfacción del hambre, lo que le genera placer al estar lleno de leche, esto deja una marca psíquica. Por ende en un segundo momento cuando vuelve a tener hambre se evocan psíquicamente dos imágenes:

  • La imagen del objeto que produce placer y promueve la descarga: el seno
  • La imagen de los movimientos reflejos

Cuando él bebe vuelve a tener hambre recarga esas imágenes y en el momento en que duerme alucina el pecho y la satisfacción. No es solo una relación social sino una relación entre un sujeto que satisface la pulsión de autoconservación con un objeto llamado seno de donde obtiene leche.

Siguiendo con esto un instinto comparte con la pulsión cuatro elementos:

Inicialmente la Fuente, de donde emerge la sensación, luego se genera un Empuje, el cual hace referencia a la búsqueda del Objeto, el elemento que promueve y conlleva a la satisfacción, esta se constituye como la Meta o el Fin.

En el caso de la pulsión sexual, la Fuente es corporal de donde surge una sensación, por ejemplo los genitales, que produce un desasosiego que nos Empuja a buscar un Objeto para encontrar la Meta de la satisfacción.

A diferencia de los animales, la revolución cognitiva le permitió al hombre hablar y esto transformó el instinto en pulsión, así como transformó también nuestro cuerpo. El habla nos permitió decir que “tenemos un cuerpo”, el cual es una construcción simbólica a través de la cual se puede nombrar los órganos así no los vea, sé que estos existen. E imaginaria porque se crea una imagen del cuerpo, se integra con aspectos de tipo cualitativo que me describen a partir de la belleza, la fealdad, el atractivo físico, etc.

A nivel de la sexualidad la zona erógena no la conforman solo los genitales, todo el cuerpo en si es una zona erógena, se le da un valor lingüístico a los agujeros corporales y los volvemos eróticos, la mirada del otro, la imagen del otro, la voz del otro, la boca del otro, la piel misma lo es. Situación que no sucede con los animales ya que tiene fuentes muy precisas.

El Empuje en la pulsión sexual, en lo que respecta a los animales el macho va en busca de una hembra y se aparea. En el ser humano esto es mucho más complicado, ya que nos encontramos con diques culturales, somos seres de lenguaje y tenemos pudor. Existe todo un sistema de la moda que juega con el mirar y el ocultar, además de la moralidad la cual es una ficción construida de palabras para hacer que nos conduzcamos con ese empuje de una manera u otra, dado que  queremos la satisfacción pero no de cualquier manera, no con cualquier persona o circunstancia. Hay un grupo de palabras, un sistema de lenguaje de muchas representaciones que nos limitan respecto al empuje.

El Objeto en los leopardos no tiene discusión porque hay un empuje instintivo hacia la hembra. En el caso del ser humano el leguaje también transforma el objeto, el hombre puede elegir a una mujer o por el contrario puede elegir a otro hombre (homosexualidad), a un niño (pedofilia), una anciana (gerontofilia), una persona muerta (necrofilia), otra especie (zoofilia) o una cosa (el fetichista) y a través del objeto de su elección alcanza una meta o fin.

El Fin no necesariamente tiene que ser la maternidad, puede dirigirse sobre el placer, o a través de la sublimación en donde esa energía sexual se dirige sobre la ciencia, los deportes, la religión, el arte, etc. Existen Otros fines, como ser visto o ver el acto sexual, el exhibicionismo, el sadismo o masoquismo.

No somos solo seres hablantes, también somos seres pasionales, vamos en busca de las satisfacciones pulsionales sexuales, de auto conservación, de vida y de muerte. El primer objeto perdido es el seno. Él bebe concibe a la madre como la prolongación de este. El objeto vendrá por segunda vez pero no se constituirá como objeto perdido, porque ese lugar solo lo ocupa la experiencia de la primera vez que lo ve perdido.

Él bebe después de la primera experiencia de satisfacción cuando es amamantado, alucina con el objeto generador de la satisfacción, el seno. Hace el reflejo de la succión pero no queda satisfecho. El empuje continúa y tiene que volver a despertarse.

En la medida en que la tensión aumenta se encuentra con la aparición del objeto. Entonces se da cuenta de que cuando llora viene el pecho, al llorar llama al otro, por ende este acto sitúa al bebe en el lenguaje. La madre lo enchufo en el lenguaje, ya no es llanto a manera de ruido, es lenguaje humano, en virtud de darle un significado.

Se trata a nivel psíquico de como el hijo y la madre instauran la primera relación social, en donde se sitúa una alienación que evoca la dependencia hacia esta, pero aparece la prohibición del incesto que se ratifica cuando el padre los separa. Se le dice que ese objeto está prohibido y al estarlo este se constituye como un nuevo objeto perdido. Ocurre lo mismo cuando llevan al niño a la guardería, cuando el hijo se marcha para el ejército o cuando este se casa.

Otra situación que ratifica la perdida del objeto se da cuando el niño esta pequeño y no identifica el asco, toma el excremento, le gusta porque está caliente, porque salió de su cuerpo, lo coge, juega con él, lo unta porque lo siente suyo. Hasta que le enseñan que debe separarse de el.

Estos son entonces los objetos de la pulsión que se satisface. Y son los objetos que se pierden y tienden a recuperar en toda relación social.

En el análisis estaría en juego la recuperación del objeto perdido, transfiriéndolo sobre él analista. Freud manifestó que encontrar el objeto en verdad es re- encontrarlo, en el análisis Esta recuperación del objeto es la llave del mito freudiano de la pulsión. Es ella la que funda la transferencia que anuda a los dos participantes.

En este punto se tiene en cuenta el factor pulsional en donde el sujeto quiere en esta relación transferencial la recuperación del objeto perdido, queriendo satisfacer las pulsiones con el analista. Entonces lo que provoca la transferencia es la suposición por parte del analizante de que este tiene el objeto que a él se le perdió.

Por eso el psicoanálisis también es una terapia del amor, es un amor autentico, la diferencia está en la posición del analista. La fórmula de Lacan según la cual el sujeto recibe del Otro su propio mensaje invertido incluye tanto el desciframiento como la voluntad de actuar sobre aquel a quien uno se dirige. Es decir la dialéctica del reconocimiento significa que se está reconociendo al otro como una persona humana, concediéndole un lugar. A continuación un ejemplo que lo ilustra: Cuando el profesor dice “TÚ ERES MI ALUMNA”, quiere decir que la alumna le pertenece al profesor bajo el estatuto de alumna, está incluida.

En el análisis confiarle lo más íntimo de sí a alguien genera sentimientos, lo actos tienen consecuencias, se espera que el analista responda como la pareja fantasmática. De acuerdo con esto Freud expone que la actividad a la que más se dedica el niño es el juego, construcción lúdica creada a partir de la interacción entre este y pequeños juguetes. Los adultos todavía sostienen el juego pero de forma sexual, ya que en la fantasía se esclaviza, se ambiciona, se tienen fantasías diurnas. El fantasma es un tipo de fantasías pero propias del inconsciente. Lacan utiliza el termino Axioma (estos no se discuten se aceptan como principios), para referirse al fantasma fundamental. Ese axioma todo el tiempo lo actuamos con los demás.

En algunos casos no se tiene al otro solo como objeto sexual sino como objeto de perversión, como instrumento para tales fines, ya que es usado y dejado cuando se requiera, según como la perversión se lo dicte, puede matar al otro también, porque hay una dosis de agresividad pulsional. Según el psicoanálisis el ser humano es responsable de los momentos de ira y los de agresión que practique. El otro puede ser tratado como un modelo, pero también puede ser tratado como un enemigo. Por ejemplo los grupos armado al margen de la ley en Colombia (Guerrillas y grupos paramilitares), culpabilizan al otro para no asumir su responsabilidad.

Según el psicoanálisis existen tres clases de enemigo: El absoluto, el necesario, el contingente.

Es Absoluto, en este no cabe la posibilidad de tener ningún tipo de contacto con él, ya que él encarna todo lo negativo.

Es Necesario en la medida que de la existencia del uno depende la existencia del otro. “No quiero el otro desaparezca porque yo desapareceré” Es decir su estilo de vida está situado bajo los parámetros vivenciados en el grupo guerrillero (acción, manejo de armas, combate). Si el otro con quien pelea desaparece, la razón de su vivir desaparecerá con él.

Y es Contingente en la medida en que en esencia no directamente enemigo, ya que personalmente no hay razones para serlo, pero coyunturalmente lo es.

Por ende somos seres que tenemos pulsiones, crueldad, sexualidad y perversión.

Nota:

1. Laurent. E. Principios rectores del acto analítico. Congreso de la AMP en Comandatuba, en el 2004.

cerigrafía

Video: Tercer principio sobre la transferencia en el psicoanálisis

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