Entrevista a Héctor Gallo: Violencia, acoso y crueldad en la época del Bullying
Entrevista a Héctor Gallo: Violencia, acoso y crueldad en la época del Bullying, por Ana Vallejo para la Revista Consecuencias
Tomado del sitio: lacantubers
Entrevista a Héctor Gallo: Violencia, acoso y crueldad en la época del Bullying, por Ana Vallejo para la Revista Consecuencias
Tomado del sitio: lacantubers
CURSO: Sujeto, memoria y conflicto
DOCENTE: Mario Elkin Ramírez
ESTUDIANTE: Yesid Steven Monsalve Vásquez
Protocolo del 15 de Noviembre de 2016
Se da inicio a la clase con la lectura del protocolo de la clase correspondiente al día jueves 10 de noviembre, en el que siguiendo la temática del curso, seguimos en las lecturas y exposiciones correspondientes a los libros : “El cielo no me abandona” y “Jamás olvidare tu nombre” de la periodista Patricia Nieto.
La compañera Juliana Galeano decide dar una exposición un poco diferente a la temática que hemos venido desarrollando y, decide exponer no desde el relato de las victimas sino que le parece oportuno darle voz a esa otra cara del conflicto, que es la del victimario, para esto desarrolla un informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (justicia y paz, verdad judicial o verdad histórica) publicado en el 2012, un análisis a los procesos de justicia y paz bajo el cual los paramilitares se desmovilizaron en el periodo presidencial de Álvaro Uribe Vélez. El informe está dividido en varios capítulos en los que en cada uno de ellos es analizado los bloques que conforman las autodefensas (calima, bloque norte, bloque centauros…) la compañera expositora decide tomar el capítulo que analiza la vida, la conformación y el discurso de las Autodefensas unidas de el Magdalena medio, quien uno de sus líderes es Ramón Isaza, este como jefe y líder es quien en la ceremonia de desmovilización de febrero de 2006 está encargado de pronunciar uno de los discursos que requiere esta formalidad, luego este discurso será objeto de estudios y análisis. Este relato cuenta como hace 28 años un hombre campesino preocupado por las incursiones de la guerrilla en sus tierras, cada vez más violentas, en el que le pan de cada día era que fuera normal el hurto de productos de la canasta familiar. Este discurso es bastante paradójico , puestos que está narrado casi siempre en tercera persona, pero es siempre contado por el protagonista, ese afán por omitir el yo es una señal que trata de enseñar un carácter de humildad, pues se omite que fue el yo quien cometió dichos actos violentos, también es una forma de engrandecerse pues así se expresa que dichos actos tenían una justa justificación.
Otro dato bastante curioso de dicho discurso, es la gran similitud que hay entre el discurso de pronunciado por Ramón Isaza y el de Manuel Marulanda en el Caguán, un discurso que narra como una minoría de campesinos deciden armarse y hacerle frente a las acciones violentas de esos otros que vienen y amenazan su tranquilidad. En dicho discurso es innegable el tono de heroísmo que toma este relato, pues esas personas que están peleando no por un capricho sino por una obligación casi que moral que es la de la auto preservación.
Otra parte del texto hace referencia a que la pelea entre las autodefensas y la guerrilla no es para nada una guerra con tintes ideológicos sino más bien una guerra de exterminio en la que se tiene que acabar con el otro ya que nosotros somos los buenos (paramilitares) y los otros son los malos (guerrilla).
Los olvidos son un factor común en la mente del victimario, que si bien no son olvidos intencionados de allí radica una gran problemática para las víctimas que están deseosas de saber la verdad, pues no se les da ningún tipo de respuesta.
Al terminar dicha exposición, la compañera Manuela Hoyos pide permiso al profesor para continuar ella, ya que su texto está muy relacionado con el anterior, su libro es: “Orden contra-insurgente y dominación” de Vilma Liliana Restrepo del cual ha escogido el capítulo: Propaganda y desinformación contra-insurgente, legitimidad y verdades en discurso.
La autora plantea que la lucha contra-insurgente necesariamente requiere del poder que dan las armas, pero también se apoya en lo poderoso que puede ser la manipulación de la información, de allí que se desprendan dos acciones necesarias para lograr mantener el poder , que son la eliminación física y moral del enemigo o sospechoso y la persuasión. La eliminación física no solo se da entre quienes son los actores directos, sino también en quien pueda ser considerado como sospechoso, de allí que muchos estudiantes, activistas o comunistas fueran víctimas de un exterminio. Uno de los métodos más prácticos para la persuasión contra-insurgente es la propaganda, la cual es un mecanismo de control social, que va directamente al pensamiento de las masas, es por esto que los medios hoy día se configuran como una institución que es capaz de persuadir la masas. La importancia de los medio de comunicación es la de hacernos creer que ese hombre de estado nos esta representa, porque supuestamente tiene nuestras mismos interese s y entienden nuestras necesidades. Una clara muestra de cómo lo mediático adquiere tanto poder en el campo de la política nos lo podría el ascenso al poder de Adolf Hitler, quien entre sus mejores aliados tenia a un ideólogo, un publicista y un fotógrafo, que hicieron un muy uso no solo del cine sino también de la demagogia y la publicidad, haciendo estas uso del terror y la esperanza como una forma de generar control y para que esto sea totalmente efectivo es necesario que las personas estén enajenadas de otro flujos de información para que asi no pueda distinguir entre la realidad y la ficción.
Básicamente la propaganda contra-insurgente en su trasfondo tiene una finalidad bastante clara y, es que las personas no dejen de sentir miedo y los medios de comunicación son bastante expertos en esto, por eso es posible que durante toda una semana en los noticieros veamos una noticia que se repite y se repite, ello actúa como una total cortina de humo para poder ocultar lo que es verdaderamente importante.
Las fuentes impresas como los periódicos, saben bastante bien como llegar al público lector. Situando de una manera muy estratégica las imágenes y los títulos que son dispuestos en la primera página, de allí radica esa gran importancia de los títulos ya que son señaladores que controlan la atención, por eso muchas veces es el mismo título el que se encarga de transmitir toda la información, sin necesidad de tener que leer el contenido.
El uso de eufemismos es una clara forma que tienen los actores armados de darle legitimidad a sus actos, incluyendo en sus diálogos unas voces pasivas que permiten que la voz propia pueda ser comprometida, un ejemplo claro de ello podría ser el como en los titulares de prensa hay más dudas que certezas, son titulares que no identifican al culpable aunque todo mundo lo sepa, pero se convierte una gran estrategia la de parcializar la información para que no se tenga nociones de otros elementos . Para finalizar la exposición se termina con una reflexión bastante interesante: la repetición del mensaje una manera de convertir la mentira en verdad “con la repetición suficiente y la compresión psicológica de la personas implicadas, no sería imposible que de hecho un cuadrado es un circulo, después de todo ¿qué es un cuadrado y un circulo? Son meras palabra y las palabras pueden moldearse hasta disfrazarlas.
Finalizada la exposición de Manuela Hoyos, el compañero Luis Alberto expone el capítulo seis del libro El cielo no me abandona, que lleva por título: “Toto un amigo grande”, escrito por María Inés Pérez de Echeverry, Toto es Gilberto Echeverry un hombre bastante cercano a la presidencia y al mundo de la política, en sus últimos años de vida figuraba como comisionado de paz para la gobernación de Antioquia , para la época del 2002 el gobernador de ese entonces que era el Doctor Guillermo Gaviria Correa, a quien se le ocurre hacer una marcha por la paz, a lo que toto desde un principio parecía estar reacio a asistir , pues de verdad tenía un fuerte presentimiento que algo malo podría pasar, pero que al final ante la insistencia de su gobernador terminan asistiendo a dicha marcha, con tan mala suerte que el 20 de abril en el último tramo de esa caminata, terminan siendo secuestrados por el frente 34 de las farc, junto a un grupo que los estaban acompañados, en este momento comienza un enorme calvario para la familia, pues justo ese mismo día del secuestro, la madre de la esposa del Gilberto sufre un accidente en el que se ve bastante comprometida la cadera.
“Un dialogo que quizá se convierte monologo”, es la sensación casi que obligada de la esposa de Gilberto Echeverry, al momento que ella acude al programa de radio voces del secuestro de caracol, este programa se vuelve un puente entre los familiares y quienes permanecen en cautiverio, pero siempre queda la desazón de saber en verdad si los están escuchando, pero evidentemente en las cartas de supervivencia de su esposo había mención de que si la había escuchado, algo que es bastante impactante de este capítulo.
Una de las pruebas de supervivencia habían sido unas cartas y dos videos, en esta cuenta como ha sido su experiencia y toda la fauna que ha logrado observar.
Para el 1 de mayo de 2002, el cansancio y la desilusión llegan a su punto más alto, ello lo plasma en una carta, en la que manifiesta que si en vez de haber sido secuestrado hubiese asesinado en ese punto, la historia hoy sería diferente, si bien el sufrimiento habría sido bastante fuerte, pero estarían dando un manejo acorde con las realidades presentes y futuras. Como si quisiera que su vida acabara en esta carta expresa que de ser su proceso de liberación un proceso que tardara años el prefiere pedirle a Dios que lo deje morir. Esta carta es enviada el 1 de mayo de 2002 y como si fuera coincidencia solo 4 días después de escribirla, las farc encierran en un cambuche un total de 10 personas para ser asesinados.
El capítulo se concluye con una mirada sobre esos otros quienes son víctimas del conflicto, esos que aun a pesar de todo su poder, terminan sufriendo el flagelo de la guerra.
El compañero juan Felipe López decide exponer el último capítulo del texto el cielo no me abandona que lleva por nombre El Diario de un Secuestrado. Quien es narrado por Orlando Betancourt Restrepo.
Es un hombre nacido en Betania Antioquia, quien para el año del 1998 es desplazado por la violencia, a lo que se viene a vivir a la ciudad de Medellín, pero para el año 2002 pasando por una mala situación económica decide regresar a su pueblo de origen con el fin de vender unas tierras, pero con tan mala suerte que es secuestrado por el Eln por el frente Che Guevara, haciéndole una exigencia de 50 millones de pesos para poderlo liberar y otros 315 millones que se pagarían luego de su liberación. Entre traslado y traslado de campamento el vislumbra una opción de poder negociar su liberación. Este texto retoma los últimos días del secuestro, en el que se plasman la cotidianidad de lo que es estar secuestrado (trato como los guerrilleros, los pobladores locales) una de las partes más interesantes de este texto es el carácter trascendental que toma sus últimos días, su cotidianidad se convierte una suerte de animismo, en el que todo a su alrededor decide tomarlo como una señal divina, que pueda presagiar su liberación, entre ellas decide tomar el revoleteo de unas mariposas y unas que se posa en el como una señal, pues está en sus alas se podía distinguir el número 100, lo que no tomo precisamente como una señal de su liberación sino más bien de que en esos 100 días podría encontrar su muerte. Pudiendo negociar con uno de los máximo lideres logran acordar su liberación no en los 50 millones fijados en un principio sino que logran pactar su liberación en 35 millones, al otro día lo alistan y le dan una ropa, alistándolo para su liberación, pero aunque veía próxima su libertad no dejaba de manejar una fuerte ansiedad, que le proporcionaba imaginarse que igual lo podían matar aun ellos pagando lo pactado. Pero nada paso así, de verdad fue liberado y pudo llegar a casa, fue tanta la felicidad al recibirlo que cuenta a manera curiosa, que se sentía en otro secuestro porque cada uno de sus familiares no dejaba de acapararlo.
A manera de conclusión, se llega a algo parecido a lo que había llegado el compañero de la exposición anterior, y es que el conflicto es capaz de tocar cada una de las esferas de la sociedad.
Crónicas que matan de María Jimena Duzan es el siguiente texto en exponerse, se aborda el capítulo Carrera Contra La Muerte, en sonde es narrada la muerte de su hermana Silvia, lo que hace bastante difícil que pueda presentarse un trabajo bastante objetivo.
Para el año 1989 lo único bueno que le pasaba a Colombia era el haber ganado ese año la copa libertadores.
Silvia Duzan para la época estaba participando un proceso de paz que se estaba dando en el magdalena, acompañando a la organización de campesinos, pero para ese entonces la presencia de paramilitares era bastante fuerte, por lo que el trabajo era bastante dificultoso, pero sin importar esto aún seguía en su trabajo, pues el magdalena siempre se ha caracterizado por serlo, entonces el temor siempre había sido una fuerte constante. Por lo que muchos decían que esta es una muerte que era inevitable.
Al momento del asesinato de Silvia su hermana María Jimena se encontraba en otro país, lo mismo su hermano, pero este si acude a recoger el cuerpo de su hermana, puesto que no habían permitido que fuera recogido, ni siquiera auxiliado al momento de haberle disparado, un disparo que no la mato de inmediato, pero que ante la imposibilidad de prestarle auxilio fue inevitable su muerte, el hermano describe con asombro y rabia el como toda una comunidad no era capaz de acercársele a darle consuelo, era como si pasaran al lado de algo que ya era bastante común y corriente y no ameritaba, era tal el grado de naturalización en el que están inmersos que no eran capaz de ver el dolor del otro.
La compañera termina dando una conclusión de este texto y es que ve la objetividad como algo imposible.
El profesor Mario Elkin Ramírez interviene queriendo dar un panorama mucho más amplio de las anteriores exposiciones. Teniendo como tesis central que no solo los actos físicos generan la guerra y que la guerra es un campo prolífico para la comunicación y que es allí donde los signos juegan un papel bastante trascendental a la hora de hacer la guerra.
Una forma efectiva de explotar la angustia entre los ciudadanos es abundar en ese mito de la seguridad que se logra explotando el miedo, creando alrededor de esto toda una industria, que nos vende la falsa ilusión de estar seguros y de que somos eternos, pues esa seguridad garantizada nos hace hipócritas ante la otra Colombia que esta fuera de nuestras burbujas.
CURSO: Sujeto, memoria y conflicto
DOCENTE: Mario Elkin Ramírez
ESTUDIANTE: Verónica Mira Vélez
Protocolo del 25 de Agosto/ 2016
La clase inicia con la lectura del protocolo y al terminar se sigue con la exposición de Diana Elisa Arango sobre el libro Los escogidos (2012) de Patricia Nieto profesora de comunicación social y periodismo, periodista y cronista colombiana, el libro se desarrolla en Puerto Berrío, municipio de Colombia, localizado en la sub-región del Magdalena medio del departamento de Antioquia.
Es la historia de los muertos que el río Magdalena lleva hasta Puerto Berrío, la compañera relatando como al principio la gente cogía los cuerpos encontrados y llamaban al funerario Luis Fernando Mesa Buriticá, encargado de recogerlos, llevarlos a la funeraria y en cierta medida les otorgaba la paz, hay muchos relatos de cómo la gente en su cotidianidad en lugar de encontrar peces encontraban cuerpos, en estos años salió la ley de justicia y paz, había ya una masificación del fenómeno de los cuerpos en el río y la gente no los cogía porque era ilegal, entonces les clavaban palos y hacían que se encallaran para que supieran dónde estaban.
Diana nos cuenta que el pabellón de los olvidados es un muro en el cementerio de Puerto Berrio, perteneciente a todas las personas N.N encontradas, estas se identifican con número o código pero la población se ha apropiado de esos cuerpos y los ha nombrado, ponen las identidades de sus muertos en estos que no saben quiénes eran, los nombran, les rezan, cuando se le da la significación de escogido nadie más puede tenerlo y hacen cosas para que el ánima los deje dormir, es una cadena ¨recíproca¨ de favores, llegó un punto en que los colores de las lápidas impedían el reconocimiento porque les estaban borrando la identificación con sus adornos y mensajes.
El conflicto cambió las dinámicas de cotidianidad de las personas de Puerto Berrío, jugó con la concepción de un muerto que no es propio pero puede serlo, esos muertos sin nombre, protagonistas de esta historia, van contando detalles de la guerra infame y larga que castiga al Magdalena Medio desde hace tantos años, estas dinámicas cambian la relación entre la vida y la muerte, resignifican el río como un aliado de los victimarios que se convierte en un mecanismo útil para esconder la evidencia; los pepes ¨muertos de río¨ flotan como mensaje de guerra, instrumento de aviso.
Los victimarios son las personas vivas y muertas, a estas últimas el hecho de ser víctimas no los despoja de esa identidad arrebatada, no lo despoja de su valor, hay una resignificación de las tumbas porque la memoria se resignifica en cada lápida a través de este pabellón
Se introduce una frase de Patricia Nieto ¨como no se conoce comienzo ni desenlace el libreto está lleno de preguntas¨ ¿quién en realidad está enterrado?, alrededor del conflicto y esta memoria se están haciendo muchas preguntas más.
¨la memoria no yace muerta ni en el cementerio ni en el río, la memoria es una mujer que viaja de Medellín a puerto Berrío¨ Patricia Nieto.
En Puerto Berrio las víctimas están visibilizadas pero las víctimas también son esas del pabellón que no se sabe quiénes son, hay un proceso de construcción colectiva y de apropiación en esta comunidad que nombra y hace suyos a estos desconocidos.
Diana expone las fotos tomadas en Puerto Berrio con frases como ¨gracias por siempre N.N¨ ¨aquí todos somos iguales¨ ¨Marinela, en lo desconocido siempre tendrás un amigo¨
Al terminar la exposición el profesor comienza una reflexión sobre la exposición antes hecha diciendo que la diferencia fundamental que establecen los antropólogos entre otros homínidos y el ser humano es el rito funeral, el trato por el cadáver es muy propio del humano por la conciencia que tenemos de la propia muerte, en ¨De guerra y muerte, consideraciones de actualidad¨ Freud se atreve a decir que, los humanos somos hipócritas frente a la vida porque somos hipócritas frente a la muerte, nos comportamos como si fuéramos eternos, no pensamos en la muerte y la propia muerte es inimaginable.
La representación más próxima que tenemos de la propia muerte es la del otro, sobretodo del ser querido, nos conmueve la muerte de alguien cercano, hay un juego de intereses libidinales rotos, cuando uno ama a alguien dice Freud el yo ama a los objetos de amor.
Se cuenta el mito de narciso para ejemplificar que en el amor a sí mismo hay un factor mortífero, el yo se acerca al otro porque amamos lo que no tenemos, el amante se reconocerá siempre en falta. Somos platónicos en el sentido del amor, por la idealización del otro, el amor tiene estructura de engaño. Por eso nos duele el ser querido muerto, porque perdemos algo propio. Es una herida en el narcisismo.
El ritual funerario es necesario para hacer duelo, sin cadáver no hay duelo y este se eterniza es un tipo de crueldad psicológica, se borra en lo real y en lo simbólico al ser humano al eliminar el nombre propio, pero lo que hacen estas personas al nombrarlos es resignificarlos y darles la dignidad de humanoS, además, hay un beneficio en adoptar un cadáver de parte y parte porque mientras nos nombren vivimos de algún modo, así sea en el orden de lo simbólico y este ser nombrado responde con favores que son pedidos, como a un santo personal.
Bibliografía:
Patricia Nieto, Los escogidos, Sílaba Editores, 2012.
La clase comienza con la lectura del protocolo que hacía referencia al apartado anterior titulado” la íntima historia del horror”; acto seguido, la compañera Luna Zapata comienza a hablar sobre la lectura “la historia de lo imposible”, para contextualizar el texto, la compañera narra el contexto bajo el cual nace la ley de víctimas en Colombia mencionando que surge aproximadamente en el año 2011 debido a que los ciudadanos comenzaron a demandar al estado porque se les estaban violando ciertos derechos. Debido a ello, el estado comienza a respaldar la recuperación y reconstrucción de la memoria de las víctimas del conflicto.
La historia, de acuerdo al texto, tiene tres funciones importantes: Borrar la historia de pueblos dominados, influir en las culturas y desentrañar la lógica del oponente; por lo general, quien tiene el poder es quien cuenta la historia. Bajo esa perspectiva, la reconstrucción de la memoria de las víctimas del conflicto comienza a darse bajo el relato; una narrativa que legitima una versión del mundo de acuerdo a un contexto y a un entorno. Esto implica entrelazar los hechos, los sentimientos y la experiencia consciente e inconsciente de un individuo. Los relatos dan cuenta de una realidad, y el testimonio ofrece a su vez un alivio, permite potenciar capacidades significativas, genera coherencia social y posibilita la solución de conflictos elaborados.
Esa narrativa, pasa por tres momentos para elaborarse de manera coherente, el primero de ellos es la prefiguración, significa la experiencia, la vivencia del hecho; el segundo es la configuración, en donde se seleccionan y se organizan los hechos, y el tercero, es la refiguración, en donde finalmente se narran los hechos. Sin embargo, el dolor es algo subjetivo, debido a que abarca lo emocional y lo concreto, es por ello, que la realidad depende de cómo cada quien la viva y al ser precisamente subjetiva, la historia puede no ser contada a plenitud.
El profesor Mario Elkin Ramírez , desde una mirada psicoanalítica, comienza a hablar del enemigo tratado como un espejo, para contextualizarnos, se habla de Lacan, quien hace una relectura de las obras de Freud, en este caso se habla del texto sobre introducción al narcisismo, en donde se explica cómo se va constituyendo una especie de yo. Lacan, toma en contexto a su vez, estudios del psicólogo francés Henry Wallon quien compara observaciones de cómo se comporta la cría de los chimpancés y las crías humanas, a esto, es precisamente lo que le llama el estadio del espejo; un momento no cronológico en el cual, el bebé humano que nace desamparado debido a que no puede valerse por sí mismo depende por entero de un otro social.
Ese sujeto que nace con dotación pulsional, no tiene un objeto o una organización pulsional, lo que hace que sus pulsiones se satisfagan de manera anárquica (sin ninguna organización y sin ningún control) y cada una por su lado. Es un sujeto pulsional instalado en la desmesura, que se va convirtiendo en un sujeto que encuentra límites. En ese estadio del espejo, el individuo no tiene un cuerpo unificado, está fragmentado debido a que cada pulsión se encuentra por su lado, sin embargo, se encuentra con una imagen del otro. El humano, distingue que se trata de una imagen de sí mismo en el espejo. En ese sentido, hay un júbilo al encontrar la figura del otro que le sirve de espejo; júbilo debido a que hay una anticipación al encontrar su propia imagen, una anticipación de su propia unidad, de su propia subjetividad.
Así, surge una alienación en el buen sentido de la palabra a una imagen del otro, debido a que empieza a decir: “yo soy ese”. La idea de reconocer al otro es importante puesto que el sujeto se va configurando con base en la identificación de esa imagen que, como se expresó líneas arriba, permite la configuración de un Yo. Así el individuo se va apropiando de su propio cuerpo y se va armando una consciencia de su imagen corporal. Un cuerpo único, que no se encuentra fragmentado. Sin embargo, esa imagen del yo, no se captura para toda la vida, tanto en la adolescencia como en la edad adulta el individuo va acomodando su subjetividad para lograr una unidad de eso que cambia.
La imagen, posibilita la relación con el otro, hay toda una semiología del cuerpo que no sólo relaciona sino que también comunica. Dentro de esa fase del espejo hay un momento en donde el otro es un rival, en ese sentido y en relación con el texto expuesto en clase se llega a la pregunta ¿Qué es el enemigo sino también una imagen especular? En el enemigo se pone lo peor, todo lo despreciable que incluso hay en uno mismo, pero que uno no quiere ver.
Todo esto demuestra que la identidad va de la mano de la segregación, una segregación que se da en forma de espejo en donde en el contexto de la guerra “si matan uno, nosotros matamos uno”, es un espejo sangriento que se genera de manera inconsciente. El descuartizamiento se usa como herramienta para causar impacto, porque los seres humanos invertimos tanto tiempo en nuestra construcción de unidad que la imagen del descuartizamiento es el horror, debido a que el cuerpo se fragmenta.
Conectando la clase con el apartado que titula “la historia de lo imposible”, se hace alusión a que la historia en el psicoanálisis no significa pasado sino un cúmulo de vivencias que hemos tenido, en ese sentido ¿Que hacemos con lo pasado cuando vamos a construir un relato? la respuesta es simple: le damos una organización simbólica a ese pasado que le de sentido al relato, que muestre los ejes; siempre habrá una intencionalidad de quien cuenta la historia.
A mediados del siglo XX, la sociedad se comienza a preguntar por otro tipo de historia, ya no sólo es la historia de quien tiene el poder en donde se habla de política, economía etc, sino que se comienza a hablar de cosas cotidianas (la historia de los vencidos) se empieza a hablar de la memoria en el sentido cultural. Es así como nos damos cuenta de que no sólo existe una subjetividad individual, sino también una memoria colectiva, en donde el recuerdo juega un papel muy importante. A medida que un sujeto recuerda va reconstruyendo la historia, pero entonces ¿Qué recordamos?
Siempre tendemos a recordar lo bueno, existe un principio de placer que hace que las historias desagradables las reprimamos al inconsciente. Lo desagradable se reprime no sólo de manera individual, sino también colectiva. Sin embargo, para Freud “todo recuerdo es un recuerdo encubridor”, eso agradable que se recuerda está asociado también a algo inconsciente que reprimimos pero no borramos; lo que se relega al inconsciente retorna por ejemplo, bajo la forma de recuerdo encubridor. Es así, como en cualquier relato, siempre encontraremos que hay algo encubierto incluso de manera inconsciente, para conservar una imagen de nosotros mismos e incluso de una nación. Eso es recordar, es un relato subjetivo que se forma a partir de ciertas vivencias, en donde también se encuentra eso que es imposible de decir. Eso que el sujeto no quiere decir es también una verdad, pero la verdad también miente debido a que no todo puede decirse, el dolor por ejemplo, es algo que no se puede decir, no se mide, es algo psíquico, es imposible relatar todo el dolor de una persona, así como también es imposible relatar toda la crueldad que hay en alguien.
Es importante resaltar que en el asesino el matar se vuelve una compulsión ya es una necesidad que Lacan denomina como un goce debido a que es algo que va más allá del placer. Cuando hay una compulsión no hay palabra o imagen que represente tal vivencia, eso que no es consciente en el psicoanálisis aparece por ejemplo, bajo la forma de repetición.
Debido a que son cosas que no pasan por el recuerdo, ni por la palabra sino por el acto. Todo aquello que no se recuerda, se repite no sólo a nivel individual sino también social. Tenemos una tendencia a repetir, por eso no basta recordar, memorizar y testimoniar, debido a que allí hay una memoria mas no una elaboración. La elaboración es importante, debido a que eso puede garantizar un “no más”. Desde el psicoanálisis, la figura de la elaboración es necesaria ya que permite sanar heridas, sin olvidar, por eso es necesario elaborar tanto individual como socialmente este problema del conflicto para no volverlo a repetir.
CURSO: ADOLESCENCIA Y CRIMEN
PROFESOR: MARIO ELKIN RAMIREZ
ESTUDIANTE: ANDRÉS FELIPE CASTELLANOS ESCOBAR
FECHA DE LA CLASE: 4 DE MAYO DE 2016
Nos aproximaremos a algunos aspectos del capítulo 9, significado del principio de realidad en el comportamiento social, del libro de August Aicchorn “Juventud Desamparada”. En este capítulo el autor toma como referencia un texto de Freud como base, llamado “los dos principios del acaecer anímico” o “los dos principios del suceder psíquico”, donde se explican los principios que rigen el comportamiento psíquico y donde se explica a su vez, la rivalidad entre el principio del placer y el principio de realidad.
En su investigación sobre las pulsiones, Freud formula la pregunta de si podríamos reconocer la existencia de un propósito en el funcionamiento de nuestro aparato mental, encontrando en un principio que ese propósito se reduce al logro del placer, al declarar que toda actividad mental tiende a asegurar el placer y evitar el dolor; regulando casi de manera automática los actos mentales por una tendencia llamada el principio del placer. Una teoría que sufre una modificación al escribirse el texto: “Más allá del principio del placer”, ya que hasta ese momento se pensaba que el principio que domina el comportamiento mental no era más que el principio del placer.
Para Freud el aparato psíquico tiende al placer bajo dos formas:
1. En una búsqueda hedonista del placer: Al abrazar los placeres y buscar siempre la satisfacción sensorial e inmediata.
2. O una huida del dolor o del displacer.
Esta aclaración le va a servirá a Aichhorn para entender porque los niños que delinquen tienden a buscar el placer o tienden a huir del dolor. Hemos aprendido que el inconsciente es la fuente original de toda la vida mental y que tanto las pulsiones como los deseos provienen del inconsciente, dónde se ve reflejado el principio del placer de manera directa.
¿Qué significa esto? Freud ha encontrado que todo lo que se origina en el inconsciente se dirige al logro del placer, por lo que cabría suponer que el carácter delincuencial de los jóvenes es una conducta que posee profundas raíces inconscientes lo cual se sitúa, en lo que él llama la delincuencia latente, es decir, inconsciente. El joven delincuente estará dominado por ese principio de placer; por tal motivo, sus pulsiones van a tender a satisfacerse en una búsqueda activa del placer y por querer sustraerse de manera activa del dolor del castigo.
En su texto de los “Dos Principios del Suceder Psíquico”, Freud expone que el yo se forma en un principio pasando por tres momentos: El yo realidad del comienzo, el yo placer purificado y el yo realidad del final.
1. El yo realidad del comienzo: Se evidencia en una etapa en la que el niño piensa que el mundo es su realidad, ordenándolo acorde a su principio del placer, donde todo el mundo funciona conforme a su realidad dejando a un lado la realidad social y la realidad material que rige el mundo exterior. Pero Aichhorn reconoce en Freud que si bien el inconsciente, la vida y el funcionamiento de la pulsión rigen el principio del placer, el mundo exterior no obstante desconoce nuestra necesidad de gozo, que puede llegar a ser aceptada o no de acuerdo a sus circunstancias. El mundo exterior tiene otra lógica que no corresponde al principio del placer, es un principio de realidad que contradice el principio del placer de todos los humanos. La realidad, el mundo exterior se convierte en fuente de privación: al caerse la imagen que el niño tenía de sí mismo y al encontrar el no como una posición que limita su libertad. La realidad es también fuente de frustración, eso también genera que el mundo exterior, donde se encuentran los otros, sea a su vez fuente de castración. La privación, frustración y castración son tres consecuencias que rigen el principio de realidad, puesto que en un principio lo que se busca es la satisfacción del placer y es el mundo exterior quien termina moderando el deseo de una satisfacción pulsional inmediata, impone el aplazamiento, la represión o la renuncia del placer, generando como resultado que ese yo realidad del comienzo entre en otro momento, que sería el yo placer purificador.
2. El yo placer purificado: Se reconoce que hay una parte del mundo que no produce placer, que incluso produce dolor. Aquí el adolescente se identifica a sí mismo como yo placer purificado, su funcionamiento se reduce al imaginario de todo lo bueno para mí, todo lo malo para usted. Es igual que el racionamiento infantil, al evitar cargar con responsabilidades y al culpar al otro sobre los daños que han sido realizados o al acusar al otro como el culpable de los delitos. En este momento, se acepta que hay una parte negativa castrante, frustrante y que es fuente de privación pero que realmente debe de ser asumida por el otro y no por el adolescente. Pero no solo en el niño, sino también en los adultos, dónde se quiere ocultar las faltas y mostrarse perfecto
3. El yo realidad del final. La realidad sigue siendo entonces lugar de privación donde nos encontramos sensibles ante el mundo. El trabajo, el amor, el sexo, nos demuestra como pasamos de ser niños emperadores a encontrarnos con un mundo social y material alejado de nuestras pulsiones y que nos obliga a interiorizar comportamientos para poder ser aceptados. Realidad que incluso puede expropiarnos de nuestros bienes materiales, poniendo como ejemplo en clase el hecho de arrasar tus terrenos para construir edificaciones. Esto nos permite hablar sobre el texto de Freud sobre el malestar en la cultura donde mencionara que las tres fuentes del malestar son: Los fenómenos naturales, el cuerpo y sobre todo la relación con los otros, teniendo en cuenta que esos otros son quienes están en el mundo exterior y representan ese mundo material y social del que hemos venido hablando.
El principio de realidad que rige el mundo exterior le exige al yo transformarse, adaptarse, y moldearse acorde a sus leyes firmes que todo el tiempo están en contra del principio del placer del yo, generando finalmente que el “yo” tenga que modificarse en un nuevo yo realidad del final. Los adolescentes se encuentran en un conflicto constante con ese mundo que le impone tantas restricciones, que les aplaza la satisfacción, que les priva ese impulso de lograr el principio del placer. Por tal motivo, surge una modificación del deseo del placer, al ser pospuesto e incluso llegar a ser abandonado; este encuentra muchas dificultades al buscar su satisfacción pulsional o a causa del dolor que puede resultar de la satisfacción de esa pulsión de manera reprimida por causa de un castigo.
¿Y la educación aquí qué?
¿Del lado del educador cómo hacer para que haya una adaptación o una negociación entre su placer y las exigencias de la sociedad, sabiendo que tiene que renunciar a sus pulsiones, a su satisfacción inmediata? De igual manera, tampoco puede ser una satisfacción total, al no ser codicioso, no desear el bien ajeno, no desear la mujer del prójimo, etcétera. No se trata de dejar hacer lo que el niño desee, esté debe someterse continuamente a limitaciones de su libertad, hay que renunciar a la liberta de una satisfacción total e inmediata de sus deseos para poder vivir en sociedad, para ser socialmente aceptado y poder vivir según los parámetro impuestos dentro de una sociedad para no ser castigado.
¿Qué significa entonces que se acepte esta privación?
Porque puede actuar bien mientras alguien lo mira y después seguir igual. Decimos entonces que el yo se encuentra modificado cuando esa renuncia es efectiva, cuando es reconocida e interiorizado esa prohibición sin necesitar la mirada de los otros, sino que el mismo ha instalado un ideal del yo, que lo auto controla, al sentir que no debe de hacer algo que pueda causarle problema a los demás, cuando corresponde a un deseo propio de no hacer, es cuando hablamos de una renuncia efectiva. Es decir, cuando aceptamos que se debe comenzar de cero, que se debe estudiar, trabajar, y dejar de un lado el ideal de satisfacer de manera inmediata sus pulsiones.
El educador entonces debe escoger dos posibilidades para obtener esto, permitir que el niño experimente un dolor aumentado después de la prohibición de la satisfacción pulsional, al dejar actuar según sus pulsiones y descargándole toda la responsabilidad de sus actos; cayendo en el peligro de criarse a su vez en una burbuja donde su realidad puede moldearse según sus intereses; o autorizar una satisfacción sustitutiva. Buscando la manera de sublimar sus pulsiones ofreciendo un satisfacción sustitutiva para no satisfacer sus pulsiones de manera directa sino en algo que obligue al niño a renunciar al placer, llevándolo al castigo cuando no se adapta o a la recompensa y afectos por sus logros, dando una combinación de estímulos que se presentan de manera generalizada. Ejemplo: No permito que jueguen con tus amigos de esta manera tan agresiva pero puedes meterte a clases de karate o a clases de f’utbol, pero siempre bajo reglas, manteniendo el orden dentro del juego.
Son estos entonces dos medios opuestos para alcanzar el mismo objetivo; sin embargo, Aichhorn está más inclinado a la recompensa afectiva al retomar los ejemplos del grupo agresivo y ver su reacción ante ellos y su comportamiento a la hora de tratarlos.
Esto también explica porque algunos individuos se vuelven sociales por miedo al castigo y otros en cambio buscan no trasgredir la norma porque buscan aprobación, funcionando como esta última la educación formal.
Pero hablando en cuestión de la Reeducación de alguien que se comporta de manera pulsional, infantil, de manera inconsciente, regido por el principio del placer hablamos de otra cosa. Porque el delincuente en si es un niño ya que no es capaz de renunciar al placer inmediato en favor de un placer futuro, actúa y dice cosas que son normales para su estadio más temprano del desarrollo infantil pero que ahora lo hacen parecer asocial: ¡pero si ya está muy grande! sus círculos de intereses son pocos, conseguir dinero, el amor de sus más cercanos, ser reconocido, perseguir un ideal, etcétera..
Vemos entonces que el principio del placer que exige reacciones psíquicas a los niños indisciplinados entra en contradicción con el principio de realidad social que le impone normas, conductas, mandamiento, normas, leyes en beneficio de lo social, de estar con los otros, para poder convivir, para construir democracia, incluso para sobrevivir como especie.
Por último, habla de dos tipos marcados de delincuencia como resultado de estos dos métodos, el de dejar hacer o el de disciplinar, que son: Existiendo entre ellos el exceso como una causa común.
1. La delincuencia causada por el exceso de cariño: Ahogarlo al niño de todo lo que puede tener le genera ganas de hacer otra cosa, porque todo lo tiene. Aquí Falta la falta. Cuando a la gente le falta algo tiene un motivo para levantarse cada día y trabajar por aquello que no tiene. Es por eso que el cariño excesivo puede también crear delincuentes. Este tipo de exceso generalmente es poco admitido por los padres, pero el niño si puede buscar una adaptación del principio de realidad desde otra perspectiva, no solo siendo rebelde, sino también un aventurero, un deportista extremo, un cantante, líder comunitario, son ejemplo que hemos visto en los diferentes apartados del texto.
2. La delincuencia causada por el exceso de severidad: La más común dado que el adolescente tiene una oportunidad de reaccionar ante el castigo, el maltrato, la falta de cariño, de acompañamiento. Y compensar todo aquello que nunca ha sido suyo o nunca obtuvo.
CURSO: Sujeto, Memoria y Conflicto
PROFESOR: Mario Elkin Ramírez.
PROTOCOLO DEL 09 de Agosto de 2016
REALIZADO POR: Diana Elisa Arango Tobón.
La sesión inició con la lectura del protocolo de la clase anterior y dio paso a la exposición de Angie Giraldo, estudiante de trabajo social, quien como tema a abordar desarrolló el primer apartado del texto “La desmesura y lo prosaico: Una aproximación a lo inenarrable del horror paramilitar en Colombia” de Jacobo Cardona Echeverri, que corresponde a “La crueldad como estrategia de guerra” en éste inició su intervención anunciando que los objetivos de la guerra son dos principalmente, la toma del poder y el dominio de territorios. Estos últimos han sido el objeto puntual de la guerra colombiana, la cual se ha caracterizado por la crueldad y la sevicia, entendida como una causación de daño más allá de matar.
Esas formas excesivas de producir daño a través de la sevicia han sido más recurrentes en grupos paramilitares, a través de las masacres y el daño a la integridad física, a diferencia de otro tipo de grupos armados que cuentan con patrones de acción caracterizados por el secuestro y la extorsión.
¿Por qué se necesita exagerar el dolor? Se pregunta a través del autor, las respuestas están asociadas a la sevicia, como medio y forma de posicionar el poder, ésta busca generar un dominio frente al otro, demostrar de lo que se es capaz y acentuar los efectos de los actos generados. El conflicto armado pues, toca lo intocable, genera desorden en las relaciones de poder a través de la generación de dolor en la población, logra la pérdida de la confianza, rompe lazos de estabilidad y las leyes, desconfigura las relaciones de poder a través de asesinato de líderes y genera una reconfiguración total de la familia. Es importante anotar que la compañera señala una cualidad hasta cierto punto positiva del conflicto y es el hecho que quienes permanecen puedan desarrollar cualidades y capacidades que les permitan sobrevivir en el momento mismo de la violencia y poder resurgir en momentos posteriores a ella.
Estos receptores de formas radicales de violencia, las víctimas, son vistas como sujetos no humanos, los cuales son despojados de su categoría humana por el daño del que son objetos sus cuerpos, se convierten así en instrumentos de guerra y de terror que permiten fortalecer el aparato de la guerra. Es importante señalar que no es el número de asesinatos, sino la forma y el grado de sevicia en un nivel semántico como lo afirma el autor lo que genera la efectividad buscada.
La exposición finaliza con la invitación del autor a reemplazar la pregunta ¿por qué es posible cometer estos actos? por un interrogante asociado a los dispositivos que han permitido que la guerra se reproduzca y se camufle de formas ya conocidas en el contexto colombiano.
Luego el profesor Mario Elkin Ramírez inicia su intervención como continuación del desarrollo de la clase. Anota que lo que el autor quiere señalar en su título con los dos conceptos centrales es por un lado, lo prosaico, referido a lo cotidiano y a la banalización del mal que se integra a la cotidianidad y la desmesura que apunta al pecado, a la hybris griega, y en cierta medida a la exigencia de un control regido por su antónimo: la mesura, la cual busca medir e instaurar normas para conducir y contener. Entonces ¿Por qué hay que prohibir? prohibimos, señala el profesor, porque hay una tendencia hacer un acto, el hombre tiende naturalmente a la desmesura. A través de la imposición de la mesura, se busca mantener bajo una línea recta, sin embargo, estas prohibiciones son funcionales en la medida que permiten conservar la comunidad y mantenerse bajo la ley divina o humana pero ponendo límite a la tendencia a la desmesura.
Así pues, el hecho de desintegrar un cuerpo llega a la desmesura del límite de la unidad corporal, señala, además de indicar que es una práctica totalmente antigua, desde los años 40 en Colombia ha sido una práctica cotidiana disputada entre liberales y conservadores cuyos cortes en un punto se especializaron, si eso no es lo nuevo ¿Qué es lo nuevo? Se remonta pues, a la Primera Guerra Mundial cuando las personas peleaban cuerpo a cuerpo, en la Segunda Guerra Mundial las estrategias de guerra se modificaron y los objetivos militares cambiaron, se direccionaron hacia la población civil, el cambio radical está en la mezcla de los valores de la revolución francesa, el nacimiento del capitalismo y el discurso de la ciencia, dando lugar a la posmodernidad, la cual se gesta como el contexto donde ocurre y se vive la guerra. EL profesor lo interpreta como el discurso capitalista de Jacques Lacan.
Indica en este punto que la ciencia, la cual se pone al servicio del capital o capitalismo en medio del comercio de todo tipo de utensilios y servicios, genera y visibiliza una oposición entre el nosotros y el otro, a través de la exaltación del yo por medio de la minimización del otro. Esto posibilita una forma construir y edificar la identidad propia por medio de diferentes formas de segregación hacia el otro, lo que puede evidenciarse en el acto mismo del desmembramiento, forma además impositiva y comunicativa “nosotros no apuñalamos una vez sino 163 veces” ejemplifica.
¿Por qué es pues que el desmembramiento causa tanto horror? Responde, que es gracias a que el cuerpo en el humano no se iguala al organismo animal, pero en el discurso capitalista se iguala al ganado a la hora de comerciar. Nadie considera que es un simple organismo, puesto que cada quien enuncia su cuerpo como una posesión, su cuerpo como el bien más preciado y toda la construcción subjetiva que cada uno pasa hacer en su propio cuerpo se asemeja a un acto de creación. Lo que se genera al matar y rematar es la deshumanización del enemigo, a quien se le da un trato inferior, se le piensa como la encarnación de lo perjudicial, se le reduce a una forma animalizada, con términos como “rata”, “caza” y “guaridas”. A través de este lenguaje se busca quitarle el estatuto de humano y en cierta medida negarle sus derechos lo que justifica y promueve el “despresamiento”, ese desmembramiento se convierte pues en el horror de partir de la destrucción de la unidad corporal.
Así, se cierra la primera clase de la semana señalando los cuatro puntos centrales desarrollados en la sesión, el desmembramiento como acto, la deshumanización del otro como requisito para matarlo, la configuración de la identidad a partir de la segregación del otro y la eficiencia del capitalismo que atraviesa no solo la estructura violenta y criminal sino la forma de existir en sociedad atravesados por el poder.
CURSO: Sujeto, memoria y conflicto
PROFESOR: Mario Elkin Ramírez
ESTUDIANTE : Juan Felipe Moreno
Protocolo del 4 de agosto de 2016
La clase da comienzo con la exposición realizada por la compañera Manuela Hoyos sobre el texto: “La desmesura y lo prosaico, Una aproximación a lo inenarrable del horror paramilitar en Colombia”, escrito por el Antropólogo y Magíster en Estética Jacobo Cardona Echeverri (profesor de Antropología de la UdeA). A pesar de que se halla escrito en 2012 se presenta como un texto muy idóneo y aterrizado para la etapa de post-conflicto. El texto se elabora a partir de diferentes fuentes, es decir de una manera interdisciplinar llegando hasta retomar algunas ramas del arte como lo son la poesía y el cine.
La clase se divide en dos partes, primero la exposición del texto de forma general y posteriormente el profesor retoma varios fragmentos para abordarlos desde el psicoanálisis.
La exposición gira en dos ejes, el primero es el dolor desmesurado de la víctima, y segundo la triangulación del discurso, es decir, conocer la posición o la relación del testimonio tanto de la víctima como del perpetrador, para que el científico social pueda brindar un análisis, una respuesta más completa, neutral y detallada sobre el conflicto.
Cualquier conflicto armado se perpetúa a través de fines políticos, el desmembramiento es uno de estos, manifestado a partir de una reducción del sujeto, el cual se divide en tanto en que se reduce, deshumanizando tanto a la persona que violan todo un conjunto de pautas culturales como una cristiana sepultura. Estos desmembramientos que no son concebidos, ni comprendidos, por las víctimas a los que les genera impotencia, indignación, perplejidad, confusión a la hora de tener que pensar como una persona es capaz de realizar un acto tan “inhumano y tan bestial”, pero que para los victimarios se ha convertido como normal, como parte de su trabajo, con el que representan un mensaje político, una relación de poder que infunde, demuestra y refleja autoridad y respeto, y que además exterioriza el miedo y el terror con el acto mismo de la tortura y de la muerte, que constante se transmite y reproduce a partir de los relato de las víctimas y de los que presenciaron el acto. Hay que tener en cuenta que el perpetrador no actúa por sí solo, sino que es miembro de una estructura, la cual asume el uso de determinadas estrategias para infundir terror y por otro lado ganarse la autoridad y el respeto. Estos actos como el desmembramiento no son actos aleatorios, sino que representa un mensaje.
Asumiendo esta práctica desde dos perspectivas, tanto la de no llegar a concebir a esa persona por los actos cometidos, como también siendo estos una estrategia de guerra, es que se presenta un reto para el científico social, que es construir ese entramado de relatos, de memoria, para generar diagnósticos, estrategias, que no son necesariamente son la explicación o detalles de una muerte específica, sino entender el porqué de la violencia.
En el segundo momento de la clase es la intervención del profesor, expone que el psicoanálisis es una herramienta efectiva para comprender la realidad, se centra principalmente el juicio de Adolf Eichman, un líder de las ss encargado del manejo, y transporte de los judíos a los campos de concentración, en el juicio, la gente esperaba toparse con alguien que no fuera humano, que fuera una bestia, no cabía en la cabeza que un ser humano fuera el responsable de dar las órdenes de ejecución que causaron la muerte de más de 2 millones de judíos, pero cuando Eichman entró al juicio, la gente se encontró con algo, como era posible que esté fuera una persona con características promedios, normales, como cualquier ser humano, como era posible que ese ser humano fuera igual que todos?, el profesor aquí expone esa concepción asociada de monstruo, siendo este lo que se rechaza de sí mismo, porque el ser humano lleva por dentro esa maldad, esa violencia. Esa concepción de monstruo es una dimensión imaginaria de la víctima, de la sociedad, la cual se idea esas representaciones y las asocia al mal. En nuestro tiempo el monstruo ya es el terrorista, como antes lo era el leproso, y el loco como lo expone Foucault en la historia de la locura en la época clásica.
En el imaginario es que perpetradores son animales, monstruos, locos, inhumanos, pero no, son humanos. Lacan dice: “no hay nada más humano que el crimen”, y lo dice es para pensar de que cuando se saca ese “monstruo”, es para humanizar al criminal que es como cualquiera de nosotros, y que en el cual (como en todos) se halla esa gran cantidad de agresividad pulsional, y que ve en ese objeto que causa repudio (desmembrarlo, violación) una dosis de satisfacción.
CURSO: ADOLESCENCIA Y CRIMEN
PROFESOR: MARIO ELKIN RAMIREZ
ESTUDIANTE: DANIELA VILLEGAS GRAJALES
FECHA DE LA CLASE: 2 DE MAYO DEL 2016
Aichhorn parte de una observación acerca de que generalmente cuando se habla de que alguien tiene actos delincuenciales, se justifica que esto se da a partir de las malas compañías que influencian significativamente a dicha persona. Argumento expuesto por Aichhorn en 1918 y que hoy en día sigue siendo válido para muchos.
Teniendo en cuenta que la delincuencia es un síntoma y que ésta no tienen una única causa, sino que cuenta con una predisposición estructural y otra accidental; las malas compañías pueden ser una causa precipitante de que la delincuencia latente se convierta en manifiesta, al conectarse con una causa externa con una vivencia pasada.
La vida en comunidad es inevitable en una institución donde hay más del mil jóvenes que, aunque no quisieran, necesariamente tenían que vivir juntos por más difícil que pareciera tener que llevar la vida al lado de otras personas disociales. Aichhorn veía que eso ocurría incluso de manera espontánea y podía ser una estrategia para ayudar, tratar y aliviar la delincuencia. Proponiendo que es posible el tratamiento de la delincuencia en una colectividad como la que el organizaba en su institución.
Siguiendo por esta misma línea y considerando un elemento que Freud desarrolla en su texto Psicología de las masas y análisis del yo, además de exponer el mecanismo de conformación de las masas artificiales, plantea que en el fondo la psicología individual también se extiende hasta la psicología social y que la psicología social en parte es psicología individual. Explica que el comportamiento de un individuo es muy diferente cuando está solo a cuando está en grupo.
El profesor Mario Elkin Ramírez hace la analogía con los hinchas del fútbol, para ejemplificar el comportamiento de un individuo en medio de la euforia que se genera en los seguidores de un equipo, los cuales cantan, gritan, se apoyan, se identifican y se unen en torno al fútbol, donde se desinhiben por completo, se dan comportamientos excesivos y hacen cosas que nunca harían de manera individual ya que en grupo hay una tendencia a igualarse, a ser como los otros, a mimetizarse en el grupo, característica observada también por Friedrich Nietzsche cuando habla en el Origen de la tragedia de la diferencia entre la actitud apolínea que es la individual y la actitud dionisíaca que es la concerniente a las colectividades, son dos formas de resolver el dolor, el sufrimiento, las pasiones (pulsiones).
En lo individual cada uno tiene en diferente medida una represión de sus pulsiones mientras que a nivel colectivo lo que sucede en esa tendencia a igualarse al otro es una identificación, según Freud por lo bajo, tomando características negativas por lo que se da un desinhibición de las pulsiones. En grupo las personas se atreven a hacer lo que de forma individual no serían capaz, actúan de manera espontánea, pueden llegar a cometer crímenes pero la responsabilidad se diluye en el grupo, se funde en la colectividad por lo que es fácil esconderse en la masa, no hay que responder a nivel individual por los actos cometidos.
Retomando lo propuesto por Aichhorn sobre que es posible el tratamiento de la delincuencia en una colectividad, se pone a la tarea de organizar, ensayar, va descubriendo que esos grupos que se fueron formando se autoconstituyeron según afinidad, gustos, intereses. Surge el interrogante de ¿Por qué se juntan los adolescentes?
Los jóvenes que trataba Aichhorn se autoconstituyeron en grupos y alcanzaron un agrupamiento homogéneo, sin embargo quedaban doce muchachos que a causa de sus dificultades de conducta no eran tolerados por ningún grupo constituido espontáneamente. Estos doce jóvenes estaban presionados por las circunstancias y crearon el grupo entre ellos, entre los rechazados, los excluidos, los que no encajaban en otro grupo, hicieron de la necesidad una virtud. A este grupo lo denominaron el Grupo agresivo, eran los casos más molestos. Estos niños se atacaban entre ellos mismos, sus afectos se expresaban en manifestaciones de ira, mostrando así cierta unidad de reacciones psicológicas.
El problema con estos niños era encontrar la actitud pedagógica y psicológica más apropiada y la forma más efectiva de tratarlos que no fuera el rechazo. Aplicaron la política de bondad sin fuerza aunque gran parte del equipo de trabajo proponían tomar medidas severas para impartir la disciplina porque estaban cansados de las actitudes de esos doce niños del grupo de agresivos.
En contraste con los grupos autoconformados se vieron obligados por las circunstancias a poner juntos arbitrariamente a esos doce muchachos, en un grupo creado artificialmente. Cada miembro había generado el mayor disturbio en el grupo que había pertenecido por lo que juntaron a los más complicados y difíciles a nivel conductual.
Aichhorn se dejó llevar por la intuición y se hizo cargo con la ayuda de dos reeducadoras del grupo de agresivos, querían ponerse del lado de los niños, conocer sus relatos, su vida, sus acciones y actitudes, recoger información por medio de entrevistas personales ya que al utilizar una disciplina más ruda al tratarlos se estarían utilizando los mismos métodos que condujeron al niño a su conflicto primitivo que lo llevó a la institución, se continuaría con una cadena de agresiones contra cada niño.
Estos jóvenes mostraban retrasos en la escuela, vagabundeo, robos, conductas y reacciones de odio y agresividad por haber estado privados de afecto, lo cual determinaba las alteraciones en sus comportamientos.
La idea era tratar a estos muchachos de manera amistosa, con buena actitud y ocupación sana, haciendo uso de juegos y charlas para prevenir la agresión, ponerse del lado de ellos y escuchar las historias narradas por ellos mismos, dejarles libertad, los reeducadores debían dejar de lado el dominio y dejarlos ser, interviniendo en casos donde se daba la agresión física pero sin tomar parte del altercado ni mucho menos ponerse del lado de alguno.
Los actos agresivos se volvieron más frecuentes y más violentos a pesar de la actitud benevolente y amistosa de los reeducadores, los niños destruyeron todo el inmobiliario del edifico donde se encontraban, que parecía albergar una multitud de locos, pero aun así, esto se les permitía para desahogar la agresividad y que no hubieran intervenciones excepto cuando era necesario para evitar las heridas físicas. Los reeducadores debían ser absolutamente imparciales, ser amables y mantener su compostura, tenían que ser un refugio de paz en medio de ese caos.
La solución al problema de este grupo fue debida a la tolerancia y paciencia de los reeducadores aunque en estos niños también había sentimientos inconscientes de culpabilidad y necesidad de castigo como lo propuso Freud sobre los criminales por sentimiento inconsciente de culpa, que cometen el crimen dejando rastros para que den con él y así recibir el castigo merecido según lo cometido.
Al ignorar la violencia y al dejar al grupo ser, sin imponer ni limitarlos, ellos mismos debían encontrar el límite de su agresividad de manera espontánea.
La falta de afecto en el entorno temprano de la infancia los condujo primero al odio y más tarde a la conducta disocial. Un niño intenta compensar las privaciones y las penas impuestas haciendo algo que cause sufrimiento al otro y de este modo consigue placer.
Como los reeducadores no se opusieron a la conducta destructiva de ese grupo, su agresividad debía forzosamente encontrar un límite, así, la agresividad cambiaba de carácter, ya no pretendían matarse sino intimidarse, modificando la conducta sin tener que destruirse a sí mismo ni destruir al otro, esa forma de agresividad se volvía contra sí mismo en forma de angustia, llanto, aullido, emoción, que generan un período de inestabilidad emocional, de desorientación.
Poco a poco los muchachos se empezaron a llevar bien dejando de lado la conductas agresivas y empezando a considerarse un mejor trato entre seres humanos los cuales tiene relaciones ambivalentes de odio pero también de amor, fueron volviéndose personas muy sensitivas, daban muestras de rivalidad y de celos casi al punto de comportarse como niños de guardería
Finalmente daba alegría observar lo que experimentaban esos muchachos en tal ocasión, se había producido un cambio. Luego de navidad se trasladaron del edificio arruinado a un nuevo lugar amueblado y los niños comenzaron a cuidar el lugar en vez de destruirlo.
La estrategia de bondad, paciencia y comprensión, de tratar bien al que siempre habían tratado mal, logró que se diera una resignificación de las experiencias dolorosa que habían vivido en la infancia, rectificando los efectos de esas vivencias a partir de un nuevo lazo (transferencia), donde se dé la dimensión de cuidar, de guardar, de apropiarse, generando una rectificación de la vivencia y el cambio en la conducta.
Con lo anterior se pretende mostrar la potencia de la dirección psicoanalítica en un espacio como este que podía llegar a obtener un beneficio terapéutico donde se pudieran establecer lazos que no fueran agresivos ni de odio, sino por el contrario lazos de amistad y de colaboración.
CURSO: ADOLESCENCIA Y CRIMEN
PROFESOR: MARIO ELKIN RAMIREZ
ESTUDIANTE: DANIEL HERNÁNDEZ
FECHA DE LA CLASE: 18 DE ABRIL DEL 2016
En primera instancia se leyó el protocolo de la clase del día 13 de abril, posteriormente la compañera Juliana Jurado desarrolló la exposición del capítulo seis del libro “Juventud desamparada” de August Aichhorn, en el cuál el autor trata teóricamente el tema de la transferencia. Se definió la transferencia, desde el texto de Aichorn, como la respuesta emocional que dirige el alumno al orientador, basado en sus primeras relaciones sociales, siendo esas relaciones el punto dónde el analista se permite indagar sobre las conductas disociales de los individuos. Tales conductas se producen por los desequilibrios en los afectos que recibe el individuo en sus primeros años de vida, ya sea por exceso o por defecto. Por este motivo se hizo hincapié en la importancia del conocimiento que debe tener el analista sobre las relaciones familiares del individuo tratado, además de ganar la confianza del mismo, para que el proceso reeducativo sea exitoso y haya una transferencia efectiva del lazo social, dónde el individuo sea abierto respecto a sus vivencias. Es así cómo August Aichhorn se propone a teorizar su experiencia con aquellos niños tratados en su institución, demostrando que la teoría sobre la transferencia podría operacionalizarse más allá de la clínica, tratándola como el conjunto de cualidades, emociones, pasiones y representaciones que el paciente transfiere al psicoanalista. Al lado de la transferencia se ubica el concepto de contra-transferencia, término acotado por mujeres de la escuela psicoanalítica inglesa y que se refiere a las actitudes que el maestro transfiere a su alumno o el terapeuta al paciente (Sin embargo este término es cuestionado por la escuela lacaniana).
Retomando lo expuesto por Aichhorn, el profesor Mario Elkin Ramírez se refiere a una serie de complejos familiares (complejo de intrusión, de destete, complejo de Edipo y de castración) que la persona tratada da a conocer al terapeuta al hablar de sus experiencias en la niñez. Sin embargo, sostiene que no todo se recuerda, que la niñez trae consigo amnesias, y dice esto para concluir desde la interpretación de autores como Freud y el mismo Aichhorn, que aquello que no se recuerda puede repetirse, entonces “lo que no pasa por la palabra se vuelve acto”, tal como lo evidenció Aichhorn con algunos niños y jóvenes de su institución, quiénes incurrían en robos y fugas.
Las decepciones o la indulgencia excesiva se convierten en los pilares de la conducta disocial, debido a que genera moldes de reacción incompletos, causando inseguridades en el individuo respecto a sus semejantes, circunstancia importante para el desarrollo de la conducta delincuencial.
Entonces Aichhorn hace dos clasificaciones respecto a la conducta delincuencial: Los casos neuróticos fronterizos con síntomas disociales y los casos disociales sin síntomas de neurosis. En el primero hay un conflicto interior y la conducta disocial proviene de ese conflicto y en el segundo el individuo tiene un conflicto con su alrededor. En este contexto y con el fin de tratar la conducta disocial, el terapeuta escucha al paciente como si se fuera el padre y acepta ser visto de tal manera, pero “se corre de lugar”, en el sentido que hace entender al paciente que no es igual al padre y no vivencia con él el conflicto que tuvo con ese miembro de la familia, evitando un proceso repetitivo y fomentando una reeducación exitosa.
Se problematiza el caso de las personas narcisistas que no transfieren debido al exceso de amor propio que dificulta la asignación de roles a los demás, sin embargo se evidenciaron casos donde tal factor pudo ceder, haciéndose posible una clínica que trate problemas propios de la psicosis.
CURSO: ADOLESCENCIA Y CRIMEN
PROFESOR: MARIO ELKIN RAMIREZ
ESTUDIANTE: MÓNICA DANIELA SALAZAR
FECHA DE LA CLASE: 11 DE ABRIL DEL 2016
Se da inicio a la sesión con la lectura del protocolo de la clase anterior, seguidamente, la compañera Erika Álvarez expone la continuación del capítulo 4to del libro “Juventud Desamparada” de August Aichhorn, que trata sobre algunas causas de la delincuencia adolescente. El docente continúa la reflexión del mismo, planteando que Aichoorn da una definición sobre el comportamiento disocial, el cual es el resultado de disturbios de los moldes psíquicos o de una anormal acumulación del afecto, los moldes psíquicos son los ideales, o modos de ser, en los que se espera que una persona se situé; a nivel educativo, por ejemplo, siempre se espera que el estudiante sea de una manera especifica, se situé en un cierto molde psíquico preconcebido y cuando alguien causa revuelo en tal molde se dice que tiene un comportamiento disocial; en el psicoanálisis las representaciones siempre van unidas al afecto, que es una sensación como la angustia, ya que esta es vista como el afecto que no engaña, debido a que es muy difícil ocultarla a diferencia de otros afectos como el amor o el odio, los cuales son inconmensurables y siempre van ligados a una representación, por ejemplo, el padre es la representación de un afecto personal, en el temor a Dios, el temor es el afecto y Dios una representación del mismo; en relación a lo anterior, cuando se da una acumulación anormal del afecto se produce un comportamiento disocial, en la adolescencia es donde se da en mayor proporción un acopio de afectos y sensaciones, además, de ser en donde se despiertan las pulsiones sexuales y agresivas latentes de la infancia, los afectos unidos a las pulsiones se turban y forman este tipo de comportamiento, la manera como se emplea la energía psíquica (pulsiones) determina la dirección que tome el desarrollo del individuo hacia una posterior neurosis, psicosis o perversión.
Aichhorn toma el psicoanálisis muy en serio, porque es desde ahí de donde recoge los conceptos para poder elucidar toda la fenomenología que estaba encontrando en los casos individuales de los jóvenes del reformatorio, es por esto que, cuando él dice: “algunas causas” es porque está abierto a ver todas las posibles causas de la delincuencia juvenil desde lo psicoanalítico, combinando la teoría con la práctica.
Con el caso presentado en el capítulo 4to de su libro, comienza a ilustrar nuevas causas psíquicas de la delincuencia, esto lo ilustra con un ejemplo; se trata de un joven de 18 años al cual los doctores no le pudieron encontrar ningún síntoma de desorden nervioso y dijeron que su comportamiento agresivo se debía a un conflicto familiar, algunos datos de su caso son que la madre era viuda, el padre había sido capataz en una fábrica, había muerto muchos años antes y después de su muerte la madre había conseguido emplearse en una oficina por un sueldo que apenas le alcanzaba para mantenerse a ella misma y a sus hijos, con su hermana mayor era con quien más aparecía su mayor agresividad, ella estaba empleada en una tienda de modas y aportaba económicamente a la familia, lo que le daba una jerarquía privilegiada; la primera impresión que le da a Aichhorn es que es un chico afeminado, inseguro, callado y nada comunicativo, por lo que da a conclusión que su agresividad son explosiones momentáneas de afecto, que vienen de la acumulación continua del mismo y que se exteriorizan bajo la forma de una naturaleza brutal, considerado como “acto disocial”, por esto su madre decía que era un salvaje y que no lo aguantaba, entre otras denominaciones hacia sus explosiones de cólera.
Es un muchacho que luego de la muerte de su padre comienza a ensayar varios oficios, pero siempre encuentra una circunstancia que lo hace retirarse de ellos, es decir, no encuentra su lugar en esas estructuras, lo que conlleva a que las personas piensen que es inestable, perezoso, no le gusta trabajar, le encanta la vagancia, etc; para Aichhorn esto es un síntoma y para aclararlo debía verse la primera estructura que lo recibió, es decir la familia, donde los chicos pelean por el amor de los padres y la preferida de ambos era la hermana mayor, por lo que él no recibía amor por parte de ellos, sino que por el contrario su madre era fría, cruel y quería “salir de él” porque ya no lo soportaba, había algo en el deseo de la madre que no alojaba a ese hijo, era necesario que ella lo adoptara como tal, ya que no basta con ser el hijo biológico de alguien, es necesario ser adoptado por ese padre o madre como suyo y ser adoptado como padre por su hijo; en este caso es un chico abandonado, porque a pesar de haber nacido de una unión legítima con un padre y una madre, ninguno lo adoptó y fue rechazado, lo cual le trajo consecuencias psíquicas como lo son el no se hallarse en ningún lugar porque no tuvo nunca un lugar en su familia.
Al sentir todo este rechazo por parte de su madre, el joven, expresa que no quiere ser más una carga para ella, pero al mismo tiempo no quiere ser un obrero común como su madre quería que lo fuera con la intención de echarlo a la calle; por el contrario, él prefería ayudar en las labores de la casa, como limpiar, tender las camas y lavar los platos, pero en la sociedad victoriana de la época que era eminentemente machista, habían unos oficios determinados para hombres y mujeres, por lo que un hombre al que le gustaran los oficios caseros era tratado como un afeminado; a esto se le agrega, que fue criado en un entorno femenino, donde no tenía una figura de representación masculina, por lo que sus identificaciones son totalmente femeninas, lo que no quiere decir que sea homosexual, ya que a pesar de que era delicado le gustaban las chicas.
El objeto de su odio era su hermana mayor, y cuando le daban los arranques de cólera, eran contra ella ya que, como se dijo anteriormente, era la preferida de los padre, mientras que él era burlado por sus hermanas y su madre, y se sentía apartado del grupo familiar. Cuando Aichhorn lo cuestiona sobre la chica que le gusta, él se siente apenado y perturbado, y comenta que a los 13 años se había enamorado de una de las compañeras de su hermana mayor, la cual coincidencialmente se parecía mucho a la hermana odiada, y que actualmente estaba enamorado de otra chica pero que esta era totalmente opuesta a la hermana mayor, y muy parecida a la hermana menor, cuando le pregunta que si ya la ha besado, el responde que un muchacho no hace eso, lo que lleva a pensar que es calificado aún en su casa como un niño, teniendo en cuenta que los adolescentes son considerados como niños en cuerpos de hombres, no tienen lugar como hombre pero tampoco como niño, por lo que es una etapa muy difícil para ellos.
La madre estaba un poco incomoda, porque Aichhorn había tardado mucho tiempo en la entrevista con el muchacho, ya que según ella ya le había dicho cual era la dificultad y que era lo que sucedía, por lo que se hace la reflexión de que no basta con el relato de una de las partes, sino que también se debe escuchar al sujeto en cuestión para poder comprender más a fondo una situación. De igual manera, la madre hablaba de una forma despectiva de su hijo, como si ya para ella no significara nada, estaba completamente desalojado de su deseo y de sus afectos, por lo que lo quiere echar de la casa; para ella, la conducta disocial del joven era sus explosiones de agresividad, el no querer trabajar como un obrero común, que le gustaran los oficios caseros, que le gustara leer y que se quedara con las devueltas de los mandados.
August haciendo una reflexión psicoanalítica, comienza a pensar que el fondo del conflicto de la agresión de él a su hermana era una ligazón amorosa hacia a ella que había surgido cuando jugaban “al papá y la mamá”, debido a que este no es en sí un juego inocente, llega un momento donde terminan explorando los cuerpos y sale a flote la curiosidad sexual infantil, esto arma lazos fuertes de amor y apasionados infantiles pero que quedan como un recuerdo fuerte de llevar, que en este caso se transformó en odio, dando paso a una ambivalencia de sentimientos (el amor y el odio son dos caras distintas de una misma moneda), siendo esta la base de las agresiones; otro elemento para explicar su comportamiento, es la dureza con que era tratado por su familia, el no tener un lugar en ella.
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